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A España le cuesta despertar

Afronta la segunda mitad de los Juegos de Tokio con solo tres medallas, a la espera de la lluvia de alegrías que suele llegar siempre en los últimos días.

Judo - Men's 90kg - Quarterfinal
Judo - Men's 90kg - Quarterfinal
SERGIO PEREZ

No es la primera vez que España afronta la segunda semana de los Juegos con un botín escaso. Más bien es ya una costumbre acuñada desde Barcelona 92, cuando el deporte nacional dio su salto definitivo. Es la española una delegación perezosa, a la que le cuesta comenzar a brillar, pero que hace ya tres décadas que no falla, superando siempre el bache inicial para terminar cada cita olímpica con un buen sabor de boca.

En Tokio, la sensación popular es que se han escapado ya demasiadas opciones, cuando en realidad solo el triatlón y el judoca Niko Shera han fallado de verdad, pues aparecían sobre la mesa como alternativas casi seguras al podio. Lo demás han sido actuaciones que no cuajaron o decepciones inesperadas, como el cuarto puesto de Mireia Belmonte en el 200 estilos -nadie creía que podría verla aquí a un nivel tan alto tras meses de lesiones- o los KO de los boxeadores Jalidov y Reyes a las puertas del bronce, otras de las sorpresas agradables de esta primera semana.

Es cierto que hay que recordar varias ausencias dolorosas que rebajaron ya de inicio las expectativas. La de Rafael Nadal pesó por todo. Por su valía en la pista y por su capacidad de liderazgo en la villa. Una estrella cuyo aura marcaba el camino para el resto en Río 2016 y les hacía más poderosos. Tampoco está Carolina Marín en Tokio, lesionada la andaluza a pocas semanas del inicio de la cita. La suya era otra medalla segura que no subirá al casillero de España, que ya con los Juegos en marcha sufrió un mazazo doloroso, el del positivo de Jon Rahm. El vasco ni siquiera llegó a pisar Japón, pero su baja dejó al golf olímpico sin su gran figura y al equipo nacional sin otra de sus opciones sólidas de podio. Golpes que unidos a un inicio sin brillo han dejado una sensación de fracaso que no es tal.

Basta con mirar al pasado para darse cuenta de que España tiene su principal caladero en los deportes que se disputan hacia el final de los Juegos. Solo en Barcelona y en Río llevaba la delegación española más medallas a estas alturas. En ambas acabó el octavo día con cinco metales -cinco oros en 1992 y tres oros y dos bronces en 2016-, no muy lejos de los tres que iluminan a día de hoy el medallero nacional con las platas de Adriana Cerezo (taekwondo) y Maialen Chourraut (aguas bravas) y el bronce de David Valero en bicicleta de montaña.

Por eso, mira con optimismo Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico, que tiene experiencia en esto y sabe que no hay que ponerse nervioso. «Siempre, en la historia de los Juegos, en la segunda semana se han obtenido mejores resultados. No tengo ninguna duda de que llegarán más medallas y diplomas y sigo confiando en nuestros deportistas, entrenadores, clubes y en el trabajo de las federaciones españolas. En cualquier caso, sea cual sea el resultado final, no podemos olvidar todos los éxitos que ha obtenido ya el deporte español en este difícil ciclo hasta Tokio», explica el dirigente a este medio.

Como dice Blanco, quedan aún modalidades que no han repartido sus metales y en las que España lo está haciendo muy bien, como los deportes de equipo -todos están a punto de cerrar su pase a cuartos de final- o la vela, que tras quedarse sin subir al podio en los últimos Juegos llega a Tokio 2020 con muchas ganas de hacerlo bien.

También desde el Consejo Superior de Deportes se confía en el despertar de España. «Todos estamos deseando ver a los miembros de nuestro equipo en las posiciones de medalla, pero es que decir eso es fácil. Hacerlo, no. La cantidad de diplomas y finales ya iguala e incluso mejora la de otras convocatorias olímpicas, y eso es un triunfo espectacular tras el año tan complicado que llevamos. Haber llegado a Tokio es ya un éxito, pero vamos también a desear tener un poquito más de suerte en los días que quedan por delante», apunta José Manuel Franco, presidente del CSD.

Este sábado comienzan las 'medal race' que coronan a los campeones sobre el mar y para España se espera una lluvia de alegrías. Hasta cinco tripulaciones encaran los últimos días de competición muy cerca del podio, como Joan Cardona, segundo en clase Finn o los dos representantes del 49er, segundas ellas y terceros ellos con tres cuartas partes de las regatas consumidas. Habrá que esperar hasta el día 2 de agosto, pero se esperan entonces dos jornadas consecutivas de medallas en la bahía de Enoshima.

También para esta semana está previsto el inicio del piragüismo de velocidad, con el abanderado Saúl Craviotto como estrella del equipo nacional. Él comandará un K4 500 que no solo aspira al podio sino a un oro que sería histórico. Además, la piragua, que ya en Río fue el deporte que más medallas le dio a España, cuenta con varias embarcaciones más entre las mejores del mundo.

Además de esas alegrías que se esperan desde el agua, quedan también las esperadas actuaciones de Sandra Sánchez y Damián Quintero en kárate o la de Lydia Valentín en halterofilia, sin olvidarse del estadio olímpico, donde el atletismo está ya en marcha con varios españoles aspirantes al podio a la espera de entrar en acción: Orlando Ortega, Mo Katir, Ana Peleteiro y los integrantes del equipo de marcha.

Razones más que suficientes todas ellas para seguir creyendo que España puede volver a casa con el botín esperado (entre 15 y 20 medallas), que igualaría las últimas citas olímpicas y mantendría el nivel exhibido a pesar de las ausencias notables y la dificultad de un ciclo marcado por la pandemia.

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