eurocopa 2020

Pedri hace historia en la Eurocopa

Pedri, descartado por Valencia y Real Madrid, dirige el fútbol de la selección con 18 años y se convierte en el futbolista más joven en disputar una Eurocopa.

España - Suecia
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Kiko Huesca

Pedro (nombre común) González López (apellidos comunes) puede ser cualquier cosa menos un futbolista común. Rostro imberbe. Campechano, como el Emérito. Calidad excelsa. Virtudes que le han abierto un hueco en la historia. El aspecto frágil no le ha impedido derribar un récord mantenido desde hacía 41 años. El valenciano Miguel Tendillo se sostenía como el más joven en debutar en una Eurocopa. Fue en 1980 en Italia. Allí apareció con 19 años, 4 meses y 11 días. Pedri ha pisado moqueta con casi un año menos. Primer partido de la competición y titular. Inesperado. Muchos hablaban de Thiago, otros de Fabián, pero el canario fue la apuesta de Luis Enrique. Volcado hacia la izquierda, destacó por su juego entre líneas. Dirigió el juego con 18 años. Insolentes 18 años. Hay quien le recuerda a Iniesta, otros a Xavi. Hay osados que incluso ven una mezcla. Quizá es demasiado, aunque esculpe arte en cada jugada. Ha imitado su hacer en el Barça, donde Ronald Koeman pasó de querer cederlo a convertirlo en el jugador más utilizado (52 de 54 partidos disputados por los blaugrana). Le bastaron dos entrenamientos para localizar a un tipo diferencial.

Pedri (Teguesle, Tenerife, 25 de noviembre de 2002), con esas medias caídas a lo Gordillo, juega como lo haría en la plaza de su pueblo. Así lo asevera él mismo, es su manera de evadirse de la presión. En el debut en La Cartuja contó con una compañía conocida. Jordi Alba fue el elegido por el seleccionador para el lateral zurdo y los dos culés se entendieron como siempre. El centrocampista se dejaba caer a la altura de Rodri para recibir el balón. Muchas de las ocasiones nacieron en su cabeza. Sube, baja, hace kilómetros, presiona, defiende con criterio. Tiene una apariencia frágil que engaña. Valdano lo definió como «un caballo de paseo y de batalla». Pero desde la atalaya de una Eurocopa nunca ha dejado de recordar de dónde viene y, sobre todo, que antes de triunfar en un grande fue negado por otros dos.

En el verano de 2018 apareció en la mesa de la Academia del Valencia un informe sobre un chaval canario. Un juvenil de primer año del Juventud Laguna de San Cristóbal de la Laguna. El caos que es el club blanquinegro desperdició un crack. Fue un momento entre la marcha de Alexanco y la llegada de Longoria a la secretaría técnica. En ese momento era Vicente Rodríguez la cabeza visible. Ni se valoró. Y entonces se ofreció al Real Madrid. Al menos allí lo probaron. Tras una semana le dijeron que no daba la talla. Un visionario, vamos. Acabó en el juvenil de Las Palmas hasta que llamó la atención del Barça, que lo fichó por cinco millones de euros y lo dejó cedido en la isla hasta que esta temporada ha roto en figurón.

Llegaban los cambios en La Cartuja y Pedri seguía en el tapete. Se marchaba toda la vanguardia de la selección y de la sala de máquinas desaparecía Rodri. El canario aguantaba con esa pelota pegada al pie, con ese manejo con ambas piernas, con ese regate simple tras una finta, con esa cabeza privilegiada y con ese tesón germánico. Pese a la acumulación de minutos con el Barça en la competición de la regularidad (la cara de Pedri a veces reflejaba el cansancio), no dejó de merodear el área sueca. La vida sana (no le gusta salir, prefiere la vida doméstica), con una alimentación adecuada que le cocina su hermano, es la mejor medicina para aguantar. Lo hizo hasta el final. Luis Enrique prefirió retirar a Koke antes que al casi adolescente. Lo siguió intentando con pases filtrados hacia Jordi Alba y Oyarzabal, que caían por su zona, pero al final no pudo completar su histórico debut con un triunfo.

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