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Zalba: "Dicen que me faltó un título, pero el mayor título es el respeto y el cariño"

La juventud de Zalba coincidió en el tiempo con el divino tesoro de los Zaraguayos. Hoy se cumple medio siglo de la llegada al club del carismático presidente.

Real Zaragoza
José Ángel Zalba, junto al escudo al que entregó su vida.
Toni Galán

Contaba 29 años de edad cuando el 19 de abril de 1971 José Ángel Zalba (Biota, 1942) asumió el cargo de presidente del Real Zaragoza. Promotor de Los Zaraguayos y de la Ciudad Deportiva, también condujo la transición del equipo aragonés hacia la nueva normalidad de las Sociedades Anónimas Deportivas en su segunda presidencia de la entidad. Subcampeón de Liga y Copa, zaragocista, aragonés y español a muerte, hoy se cumplen 50 años de su primera llegada al sillón presidencial de La Romareda.

Cincuenta años no son nada, señor Zalba…

Tampoco soy tan mayor... Tenga usted en cuenta que llegué al cargo muy joven (sonríe).

¿Cómo llegó?

Acabábamos de bajar a Segunda, se había ido Usón y me animaron a ser presidente. Probablemente fui elegido porque solo me presenté yo (sonríe, de nuevo).

¿En serio…?

No sé por qué fui elegido. Sí sé lo que los Zaraguayos representaron en el fútbol español. Fuimos subcampeones de Liga y le metimos media docena al campeón, el Real Madrid. También fuimos subcampeones de Copa, con el Atlético de Madrid. Dicen que me faltó un título, pero el mayor título es el respeto y el cariño.

De eso no le falta…

Me siento un afortunado. En eso, desde luego, los Zaraguayos fueron campeones.

¿Cómo se construye un equipo campeón?

Ascendimos a Primera a la primera, algo esencial. Acertamos con el técnico. Carriega obtuvo un gran rendimiento de los jugadores. Antes de ser subcampeones, fuimos terceros. Ganarle al Zaragoza era difícil. En La Romareda, prácticamente imposible.

Dicen que el compromiso de los jugadores era altísimo.

Por supuesto. El compromiso fue total. Por ejemplo, el Real Madrid de Santiago Bernabeú quiso a José Luis Violeta. Hablé con Violeta y me dijo que, si el Real Zaragoza necesitaba a Violeta, Violeta siempre jugaría en el Real Zaragoza. Con hombres así, se puede ir al fin del mundo.

Usted tenía muy buena relación con Bernabeú…

Yo era un chaval y él ya tenía una cierta edad. Le caí bien. A mí me gusta aprender del que sabe, y de Bernabeú y del Real Madrid merecía la pena aprender todo.

Según Rafael Rojas, el más riguroso historiador del Real Zaragoza, Zalba fue el primer presidente mediático del fútbol español.

Rafael Rojas está muy bien documentado. Me quiere mucho… Procuré trazar buenas relaciones. También había una relación muy fluida con el presidente del Barcelona, Agustín Montal. Gracias a eso firmamos a García Castany.

¿Cómo se puede edificar un conjunto de primera fila con cuatro perras?

Es aconsejable ser austero, sobre todo cuando no manejas tu dinero… No estaba gestionando mi dinero, sino el de miles de socios. Con mi dinero podía y puedo hacer lo que me dé la gana; con el de los socios, desde luego que no.

Violeta y Manolo González cerrando atrás, Javier Planas al timón, García Castany y Nino Arrúa volando en los costados, y arriba Ocampos y después Lobo Diarte… ¿Qué valdría ese equipazo ahora en 2021?

Yo sé lo que me costó… Lo que valdría, mucho, muchísimo dinero. Solo con el dato de que Lobo Diarte fue el traspaso más caro en la historia del fútbol español hasta 1976, le digo todo.

Hubo encuentros que pertenecen a la historia del fútbol español. Por ejemplo, el Real Zaragoza 6-Real Madrid 1, jugado el 30 de abril de 1975, día anterior al último Primero de Mayo con Franco vivo.

Partido televisado. Me llevaba bien con Adolfo Suárez, que, en mis años de presidencia, era director general de Televisión Española. Qué le diría, meterle seis al campeón, a un Madrid con un equipo de leyenda en el campo...

Pirri, Del Bosque, Camacho, Breitner, Amancio, Santillana…

Los Zaraguayos me dieron mucha felicidad, mucha... (se emociona).

A todos, señor Zalba, a todos…

Eso no nos lo arrebatará nadie, no se nos olvidará jamás. Recuerdo que García Castany me llamó hace unos años. Vino a La Romareda con el Barça de veteranos al partido de Aspanoa y me telefoneó con el móvil de un periodista que estaba en el estadio.

Con mi móvil, señor Zalba, con mi móvil...

Es cierto (sonríe). Allí evocamos ese tiempo tan maravilloso.

El final fue peor…

Perdimos la final de Copa con el Atlético de Madrid al año siguiente (1-0, 26 de junio de 1976). Llegamos a la final sin jugadores fundamentales (Violeta y Planas).

Dicen que lo más interesante de esa final estuvo en el palco.

Franco había muerto en noviembre del 75. La final ya la presidió Juan Carlos I...

En el palco, el más joven era usted, un treintañero sonriente de Zaragoza.

Había una efervescencia política increíble. Fue un tiempo apasionante, irrepetible.

La Transición.

Suárez le hizo caso al Rey y se produjo una gran renovación y rejuvenecimiento en la política.

Decía antes que tenía una buena relación con Adolfo Suárez.

Extraordinaria relación. Era una persona con un carisma fuera de lo común, con una energía contagiosa, una persona con la que era imposible no llegar a un acuerdo. España le debe mucho a Adolfo Suárez. Sería bueno que ahora hubiera políticos con esa capacidad para llegar a consensos.

¿Es cierto que Suárez le invitó a meterse en política?

Sí, es cierto. Me invitó a acompañarle en su proyecto político.

¿Por qué no aceptó?

Porque me apasionaba el fútbol. Me acababan de nombrar presidente del Comité Organizador del Mundial de España 82 y la responsabilidad era enorme. Aquí debo reconocer que todo el tiempo que requería esa responsabilidad le restó a su vez tiempo para dedicarle al Real Zaragoza. Y ese año descendimos a Segunda… Como no podía dedicarme totalmente al Real Zaragoza, consideré que era mejor que entraran otras personas a gestionar el club.

Loable ejercicio de contrición...

Al menos, quedó un tiempo muy bonito en la historia del Real Zaragoza, el de Los Zaraguayos, además de generar patrimonio para el club, como la construcción de la Ciudad Deportiva tras llegar a un acuerdo para los terrenos cerca de Cuarte con el Banco Industrial de Cataluña. Por cierto, Jordi Pujol también estuvo por ahí…

¿También hizo migas con Jordi Pujol…?

También. Pero fue un acuerdo muy claro. No hubo nada oscuro.

¿Es cierto que estuvo amenazado por la banda terrorista ETA?

Sí. Desde el momento en que llegué a la presidencia de Comité Organizador del Mundial 82.

¿Qué hizo después del Mundial?

Estuve vinculado al mundo del toro. También tuve una ganadería en Biel. Seguí en la Federación Española de Fútbol. También trabajé en América, hasta que regresé a la presidencia del Real Zaragoza en el año 1988.

¿Hablamos de José María García?

José María García es mi amigo desde los años setenta. Además, me parece un profesional sensacional. Su impacto en los medios de comunicación en España fue muy fuerte. Sin ninguna duda, fue un fenómeno social en España.

¿Qué tal fue su segunda etapa como presidente?

Estuve hasta 1992, hasta la compra del club por Alfonso Soláns y la llegada de las Sociedades Anónimas Deportivas.

Además, apostó por Víctor Fernández y cerró fichajes como el de Xavi Aguado.

Fueron aciertos, como el tiempo demostró después.

También gestionó el Logroñés.

Con mi gran amigo Martín Berrocal, padrino de bautismo de mi hijo Manuel.

¿Cómo desearía cerrar este itinerario de medio siglo?

Diciendo que estamos en Segunda, pero las personas que llevan ahora el club llegaron en una situación muy difícil. Seguro que quieren lo mejor y que conseguirán devolver al Zaragoza a Primera. Al zaragocismo y al fútbol les agradezco su cariño y respeto. Y, por supuesto, el respaldo que siempre he tenido de mis hijos y de mi mujer.

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