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El borrador de la ley trans abre el debate en el deporte

Con la nueva legislación, las personas trans participarían en las competiciones según su sexo en el registro, una norma que choca con las actuales recomendaciones del COI.

La atleta sudafricana Caster Semenya en una imagen de archivo.
La atleta sudafricana Caster Semenya en una imagen de archivo.
DENIS BALIBOUSE

El Ministerio de Igualdad tiene previsto aprobar en los próximos días en el Consejo de Ministros los anteproyectos de leyes trans y de igualdad LGTBI, a pesar de las diferencias que existen en el seno del Gobierno. La nueva ley, entre otras cuestiones, permitiría el cambio de sexo en el registro sin necesidad de informe ni tratamiento médico a partir de los 16 años, y entre los 12 y los 16 con consentimiento de padres o tutores.

El texto incluye medidas en el ámbito sanitario, educativo, laboral y deportivo y abre la puerta también a que se pueda solicitar que no se especifique el sexo en los documentos oficiales de identidad, para atender a quienes no se identifican ni con el genero masculino ni con el femenino. En las competiciones deportivas, las personas trans participarán según su sexo en el registro y, según el borrador, no se podrán realizar pruebas de verificación de sexo, "sin perjuicio del oportuno cumplimiento de las normas que rijan las competiciones internacionales".

Sin embargo, este proyecto de ley choca frontalmente con las recomendaciones vigentes del Comité Olímpico Internacional (COI), que exige para competir una serie de condiciones a los hombres que se cambian de sexo. Desde 2015, para el COI la elegibilidad de personas trans en la categoría femenina exige que el atleta tendría que haber declarado que su identidad de género es femenina, sin poder cambiar la declaración durante un mínimo de cuatro años.

Además, los atletas también tendrían que demostrar que su nivel total de testosterona en suero ha estado por debajo de los 10 nanogramos por litro durante al menos 12 meses antes de su primera competición y durante todo el periodo de elegibilidad deseado para competir en la categoría femenina. Según el marco legislativo del COI, el cumplimiento de estas condiciones puede controlarse mediante pruebas y el incumplimiento conlleva la suspensión de la admisibilidad para competir en eventos durante 12 meses.

De este modo, si el proyecto de ley saliera adelante en España y el COI no modificara sus actuales parámetros, podría darse el caso de que una mujer trans ganara un campeonato de España y, después, no pudiera representar al país en competiciones internacionales. "Si el proyecto sale adelante, las grandes perjudicadas serán las mujeres", aseguró hace unos días Alejandro Blanco, el presidente del COE en la Televisión Canaria, unas declaraciones que ya han sido condenadas por el colectivo LGTBI+.

En cualquier caso, el marco internacional podría también verse modificado a medio plazo. De hecho, el pasado mes de marzo, el COI anunció que sus directrices sobre la elegibilidad de los atletas transgénero seguirán vigentes para Tokio 2020, mientras sigue abierto un proceso de consulta relativo a la inclusión de atletas en función de sus características sexuales e identidad de género.

Esta consulta, puesta en marcha hace poco más de un año, pretende "desarrollar un marco y unas directrices para los atletas y las federaciones internacionales, que se basarían en la investigación de datos y en la información más reciente de los sectores científico y de derechos humanos".

El caso Caster Semenya

Hasta la fecha, el caso más mediático es el de Caster Semenya. La bicampeona olímpica sudafricana se encuentra en un litigio abierto entre la Federación Internacional de Atletismo, la Agencia Mundial Antidopaje y el COI. En noviembre, sus abogados llevaron el caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos por la normativa sobre los niveles de testosterona en las pruebas femeninas en las que es especialista. “No es aceptable exigir a mujeres negras, o a cualquier mujer que se someta a cirugías invasivas o a tratamientos hormonales antiéticos, que restrinjan funciones biológicas naturales para competir", recalca en su defensa. 

El del Tribunal Europeo de Derechos Humanos es el tercer intento de Semenya de tumbar, por la vía legal, la normativa con la que la Federación Internacional de Atletismo limita el nivel de testosterona en las pruebas en que ella es especialista. La atleta sudafricana es bicampeona de los 800 metros lisos (Londres 2012 y Río de Janeiro 2016) y tres veces campeona mundial (2009, 2011 y 2017).

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