Ana Revilla: "El deporte es una vía de escape, no podría vivir sin él"

Ha hecho todo tipo de deportes desde su etapa escolar, hasta llegar a convertirse hoy en uno de los referentes del triatlón.

La deportista Ana Revilla
Ana Revilla: "El deporte es una vía de escape, no podría vivir sin él"
Oliver Duch

A sus 37 años, Ana Revilla lo tiene todo para subir aún más alto. Para seguir admirando esa montaña, enorme, poderosa, que tanto le atrae y a la que acude una y otra vez cuando busca refugio y tranquilidad. Deportista nata, llegó a la alta competición a través de los juegos infantiles, de pequeñas competiciones entre amigos, pero también escolares y de su club de siempre, el Stadium Casablanca que este año reconocía su gran esfuerzo en una disciplina dura y exigente como es el triatlón. Porque esta mujer de sonrisa perenne y mirada profunda, es todo un ejemplo de tesón y esfuerzo, complacido por un largo palmarés que arrancó en pequeñas pruebas junto a su hermano y después con su marido, más volcado ahora a ultra traid, carreras de montaña de ultrafondo, de 100 en 100 kilómetros...

Dice que le gusta ganar, competir, porque "yo no salgo a una carrera a entrenar, pero si veo que no puedo, que tengo problemas, lo que hago es disfrutar", y asegura que en las largas distancias, sobre la bicicleta, "voy muy concentrada, pero también da tiempo a todo, a pensar, a divertirme". Entrena todos los días del año, nada a primera hora de la mañana, y corre por la tarde. Todo su tiempo libre está centrado en el deporte y ahora prepara una de las pruebas más duras del mundo en Los Alpes, este mes de agosto.

¿Tiene un cuerpo dotado para el deporte?

No creo, lo que hay es mucho entrenamiento. Puede que alguien tenga alguna habilidad más, pero se desarrolla todo con entrenamiento. He hecho mucha montaña y sigo haciendo cuando puedo; luego derivé en duatlón (atletismo y ciclismo) porque así cuando no puedes hacer una cosa haces otra. Es verdad que cada vez vas cogiendo pruebas de más dureza.

Lo cuenta muy fácil, pero...

Sin deporte no podría vivir. Aunque me diga a veces que voy a hacer un parón, sé que seguiré entrenando porque lo necesito y es algo que he hecho siempre. Para mí es una vía de escape y lo necesito todos los días.

Su vida es el deporte.

Mi vida es trabajar, pero necesito hacer deporte que es también una oportunidad de viajar porque buscamos pruebas que están fuera y aprovechamos las vacaciones, porque mi marido también compite. Se lleva bien. Estudié Relaciones Laborales y siempre he trabajado en Recursos Humanos. Ahora empiezo Ciclo Formativo Técnico Superior en Animación de Actividades Físicas y Deportivas (TAFAD), para poder entrenar a gente, porque me lo han pedido. Y se puede compaginar con mi trabajo habitual.

¿Empezó en el deporte en el colegio?

He hecho de todo desde que iba al colegio porque que me apuntaban en actividades y además en el Stadium Casablanca, haciendo tenis, baloncesto y futbito, voleibol. Poco a poco me fui metiendo en la montaña, hacía mucha bicicleta porque mi hermano competía en bici y hasta cuando éramos pequeños nos hacíamos competiciones como el Tour de Francia, la Vuelta a España. Yo siempre he vivido por la Romareda, y nos íbamos por la zona de Cuarte y subir las Planas era la etapa de montaña.

De aquel grupo sólo usted ha seguido en la competición.

Cuando era pequeña ellos compitieron en bici y luego lo dejaron y mi hermano empezó a hacer algo de triatlón, pero lo que le gusta de verdad es la bici. Después conocí a mi marido y empezamos a hacer más montaña, yo le pegué lo de la bici y acabamos haciendo los dos triatlón. En la montaña también poco a poco, empezamos a hacer tresmiles y cuatromiles en Los Alpes, pero los seismil era demasiado, es otro nivel. Nos pasamos al triatlón.

Pero es una mujer en forma para hacer un seismil.

Llega un punto que es todo una cuestión económica. Igual que el triatlón, porque en según qué pruebas tienes que racionarlas porque hay inscripciones que son carísimas.

Pudo hacer la Xterra de Hawái gracias al micromecenazgo, algo no muy habitual porque se suelen volcar más con la investigación sobre todo en medicina.

Tuve la suerte de que fue el lanzamiento de una empresa de aquí de ‘crowdfunding’ y fue la novedad, por eso creo que la gente respondió muy bien. En la prueba hice lo que pude, me di un fuerte golpe, pero fue una experiencia muy buena. Ahora quiero volver para hacer el iron man dentro de tres años. Es el sueño de todos.

Tiene una carrera llena de premios, un palmarés en una modalidad compleja, y no siendo profesional, compitiendo en sus vacaciones.

No soy profesional, a eso se dedican tres o cuatro, lo hago porque me gusta y quiero estar ahí. Soy muy competitiva y a lo mejor por eso te exiges más. Entreno mucho, descanso algún día, y madrugo bastante para nadar o correr y la bici la suelo hacer al mediodía o por la tarde.

¿Le hubiera gustado ser profesional?

No lo sé, porque es otra vida. Si pudiera probarlo… No lo sé y además me gusta lo que hago.

¿Cómo es la mente de un deportista de elite?

En las pruebas, en todas y más en las de larga distancia, la cabeza es la que te hace llegar a la meta, porque muchas veces dices "no puedo no puedo", pero sí puedes porque a tu cuerpo no le pasa nada o a veces sí y aún así lo haces llegar. La cabeza es muy importante y también te influye en tu trabajo, esta organización que tienes en el deporte se refleja en todo. Llevas la una a la otra

Cuando ya no puedes más y te duele el cuerpo, ¿cómo se supera esa milésima de segundo hasta que te dices que no vas a abandonar?

Hace poco en Lanzarote cometí el error de comer mal en la bici, porque estaba disfrutando tanto que se me olvidó, y cuando bajé a correr empecé a marearme y me dije que abandonaba, pero no, porque también te dices que cómo vas a hacerlo porque has ido hasta ahí para hacer eso, para hacer la prueba. Entonces bajas el ritmo, te olvidas de la marca, te olvidas del puesto y simplemente es llegar. Fue un error mío porque comí mal.

Hay carreras muy duras en las que hay que superar una frontera física y mental.

Si estás ahí es porque has entrenado para eso. Hay un límite de horas en las que sufres, pero si vas a una prueba es porque estás preparado también para ello. Te duelen las piernas, te duele todo, y ves que dicen que estás en el kilómetro 30 de la maratón y tu te dices que sólo te quedan 10, que estás acabando y que hay que llegar. Es darle la vuelta y hay que hacerlo

Qué le gustaría correr

El irom man Hawái, una prueba en la que hay que preparase muy bien una para poder clasificarse

Muchos dicen que a los 30 se acaba la vida de un deportista.

Para las largas distancias, para las traids, los iron man, a partir de los 40 es una buena edad y de hecho lo veteranos son los que ganan las pruebas largas.

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