Gary Neal: "Cuando me retire, seré profesor de Historia en un instituto"

¿Cómo se siente en Zaragoza?

Muy bien. Me he tenido que adaptar a una nueva situación. Pero vivo en un bonito apartamento y los zaragozanos son buena gente. Por ejemplo, cuando voy a un restaurante los camareros me ayudan ya que no hablo español. Ese cariño es importante para adaptarme.

¿Extraña a sus seres queridos?

Antes de venir a Zaragoza fui padre de una niña llamada Nova Taylor Neal, que ahora tiene un mes. Echo mucho de menos a mi familia, pero tenía que aprovechar la oportunidad que me dio el Tecnyconta. Por suerte, existen el Skype, el Facetime y el Whatsapp para estar en contacto con ellos.

¿Lo visitarán en las próximas Navidades?

Probablemente vendrán mi mujer y mis tres hijos a Zaragoza. Mi hijo mayor, de seis años, está en el colegio y tendrá vacaciones esas fechas.

¿Cómo fue su infancia? ¿Estuvo muy vinculada al baloncesto?

Mi padre era militar en el Ejército de Estados Unidos y cambiamos varias veces de residencia. Vivimos en Fráncfort y Hahn (Alemania) y de allí nos enviaron de vuelta a casa, a la base de Aberdeen (Maryland), 40 kilómetros al norte de Baltimore, mi ciudad. Mis otros dos hermanos, uno 17 años mayor y el otro siete, estaban siempre jugando a baloncesto. Mi madre también jugó en el instituto. Crecí rodeado de la canasta y la pelota. Yo he seguido esa tradición familiar.

¿Es Baltimore una ciudad muy diferente a la que se muestra en la serie ‘The Wire’?

Baltimore tiene dos caras, dependiendo de dónde vivas, como sucede en muchas ciudades de Estados Unidos. La zona del puerto y el centro son turísticas, con un acuario y muchos restaurantes. Pero estoy muy orgulloso de ser de allí. Es mi casa.

A los 23 años concluyó la universidad y fichó por un equipo turco. ¿Fue duro el cambio?

Para otros jugadores es un ‘shock’ la primera vez que abandonan su país. Pero yo ya estaba acostumbrado desde mi infancia. Fue mi primer trabajo como profesional y las cosas salieron muy bien.

Tardó tres años en llegar a la NBA, a los San Antonio Spurs.

Lo que ha alimentado mi carrera son las ganas de mejorar y el trabajo duro. Y sigue siendo así ahora que tengo 33 años. Tardé tres campañas en dar el salto a los Spurs, a la NBA. Una vez me dieron la oportunidad, luché con todas mis fuerzas y no la desaproveché. Estoy muy agradecido a San Antonio por cumplir mi sueño.

¿Qué aprendió del mítico técnico Gregg Popovich?

‘Coach Pop’ es increíble. Si no lo conoces y te guías por lo que ves en la tele, puedes llegar a conclusiones equivocadas sobre él. Mis tres años con él fueron maravillosos. Es un tipo divertido, sarcástico, que sabe conectar con los jugadores. Cuando intentas motivar a un grupo humano, es fundamental que les llegues de muchas formas, que sepas por ejemplo el nombre de sus esposas o de sus hijos. Esas cosas son muy importantes en un equipo.

Poner las individualidades al servicio del colectivo es fundamental en la NBA y en cualquier proyecto profesional.

Por supuesto. Los egos son un peligro. Esa es la clave de los Spurs, que se ha instalado una cultura del esfuerzo y de la generosidad. Estrellas como David Robinson, Tim Duncan, Tony Parker, Manu Ginóbili o ahora Kawhi Leonard no son egoístas, juegan para los compañeros.

En 2013 perdió en el último partido las finales de la NBA. ¿Es su mayor decepción?

Soy una persona positiva y agradecida. Demostrarme que era capaz de jugar al más alto nivel, en una final de la NBA, fue maravilloso. Hay jugadores mejores que yo o con mayor salario que jamás tendrán esa experiencia. Me siento afortunado a pesar de que no ganamos.

¿Qué será de usted cuando se retire de las canchas?

De niño tenía dos grandes sueños El primero era jugar en la NBA, y lo logré. El segundo era ser profesor de Historia en un instituto. Eso haré.