Juan Carlos Caamaño López "El metal de las medallas es el menos pesado"

El jefe de la expedición del equipo nacional júnior de balonmano, reciente campeón del mundo en Argelia, es Juan Carlos Caamaño López, también presidente de la Federación Aragonesa de Balonmano.

De oca a oca, del Europeo júnior al Mundial, España lo gana todo. Muy pronto le van a tener que poner ruedas a la mochila para soportar el peso de las medallas...

El metal de las medallas es el menos pesado de los metales (sonríe). Todo lo que se consigue con esfuerzo luego suele pesar poco cuando lo llevas puesto al cuello. Es un orgullo enorme para todos el oro que acabamos de conquistar en Argel.

Uno se pone a mirar las plantillas de las selecciones y el triunfo cabe considerarlo milagroso...

Yo no lo consideraría milagroso. Pasa como con la selección absoluta: los jugadores de España son menos altos y menos fuertes que los demás; pero sin embargo, ganamos con justicia. Es decir, sabemos jugar nuestras armas: somos más rápidos, movemos mejor la bola y sabemos explotar todos nuestros recursos.

El desenlace de la final ante Dinamarca (39-38) sintetiza la inteligencia y pillería hispanas.

Estoy de acuerdo. Dinamarca tenía bola para ganar, paró nuestro portero y Dani Dujshebáev hizo gol desde nuestra área.

Increíble...

Se atrevieron a jugarnos con portero-jugador y lo pagaron caro. Ledo paró su lanzamiento y Dani hizo un gol estratosférico.

El portero Xoan Ledo, el Dujshebáev pequeño... El futuro está asegurado...

Ledo ya ha fichado por el Bidasoa; Dani, por el Kielce polaco y lo ceden al Celje. Hay más chavales muy buenos: Chema Márquez (Guadalajara), Aleix Gómez (Barça), Antonio Bazán (Anaitasuna)... Pese a la crisis económica y a la fuga de talentos, igual jugadores que entrenadores, el balonmano español sigue marcando la vanguardia mundial. Llevo en la Federación Española desde 2013 con Paco Blázquez, y dos años antes con la Federación Aragonesa.

¿Cuándo nació su pasión por el balonmano?

Eso fue anterior. Soy profesor del colegio Moncayo de Zaragoza. En ese centro ya llevo 30 años trabajando. También estuve tres años en San Viator y uno en el Centro de Reforma de San Jorge.

El jefe de expedición de la mejor selección júnior del planeta también puso orden en el reformatorio... Vaya historia...

El orden suele ser bueno en todos los escenarios, en todos se puede sumar y ayudar a conseguir una sociedad mejor.

Es preciosa la palabra educar...

Practicar deporte también viene bien. Mi hijo comenzó a jugar en Moncayo al balonmano cuando solo tenía seis años. Es de la misma generación que Ros, Cristian Postigo o Jorge Gómez.

¡Qué chavales más majos!

Les encantaba jugar, y muchos de ellos llegaron muy arriba. Yo conocí a Carlos García y me involucré en el Garbel Zaragoza, en el proyecto anterior al Balonmano Aragón que llegó a la Liga Asobal.

Qué dura fue la desaparición del BM Aragón, el único club aragonés que ha logrado disputar una final europea en el siglo XXI.

Durísima. Hay jugadores formados o promocionados en Zaragoza en el equipo nacional absoluto, como Maqueda o Álex Dujshebáev. Otros alcanzaron grandes éxitos en las categorías inferiores, como Del Valle o Ariño. Los mejores equipos de la Asobal están llenos de jugadores que crecieron en Zaragoza. Se hizo una gran labor. Duele la ausencia de un equipo en Zaragoza que recogiera todo este trabajo.

Usted también es presidente de la Federación Aragonesa. ¿Qué va a hacer en este objetivo?

Sigue habiendo grandes clubes de cantera en Zaragoza, escuelas que trabajan sensacional. Con los dos equipos de Primera Nacional (Maristas y Dominicos) unidos se podrían hacer muchas cosas. El ascenso de las chicas de Dominicos también es muy importante. Solo falta un club en Zaragoza en Asobal junto al Huesca.