"Me costó unos meses asumir que había ganado la plata en Río"

De padre griego y madre española, Artemi Gavezou (gimnasta y medallista olímpica) fue la figura invitada al Campeonato de Aragón de Promoción de gimnasia rítmica del pasado fin de semana.

Artemi Gavezou en el Siglo XXI.
Artemi Gavezou en el Siglo XXI.
Toni Galán

¿Cómo se siente rodeada de cientos de niñas gimnastas aragonesas en el pabellón Siglo XXI?

Es una sensación increíble ver a tantas niñas que hacen lo que a mí me gusta desde pequeña. Compartir un día con ellas es algo muy especial. Me veo reflejada en ellas y trato de transmitirles la máxima ilusión.

¿Se acostumbra a que la miren como a un ídolo?

Se me hace un poco raro. Yo comencé con seis años y la verdad es que nunca esperé llegar tan alto. Comprobar que hay tantas chicas que aman a este fantástico deporte me llena de orgullo y es muy bonito.

¿Qué le dice a una pequeña de seis o siete años que sueña con participar en unos Juegos Olímpicos?

En mi caso, he ido muy poco a poco. No comencé a soñar con participar en unos Juegos Olímpicos hasta hace unos pocos años. Mi único consejo es que hagan lo que les guste, que se pongan objetivos realistas y que nunca se presionen. Lo fundamental es pasarlo bien. Pero nada es imposible. Yo soy el mejor ejemplo de ello.

¿A esas edades lo principal es divertirse?

Divertirse es importante, pero no sólo cuando eres pequeña. Yo sigo divirtiéndome. Si no te diviertes cuando haces un ejercicio en la competición, es prácticamente imposible que logres transmitir algo a la gente.

¿Hay dureza y sacrificio detrás de esa diversión?

Debo reconocer que no todos los días son divertidos, pero intento sacar cada día algo bueno. La rutina de una gimnasta de élite es muy exigente. No vives lo mismo que los jóvenes de tu edad. Pero cuando estás en un podio, todo cobra sentido.

¿Cómo es un día en su vida?

Entrenamos de 11.00 a 14.15. Después marchamos a comer y retomamos el trabajo a las 17.30 y no paramos hasta las 21.30. Por la mañana y por la noche, antes y después de entrenar, me dedico a estudiar.

¿Frustra descollar en un deporte con poca repercusión?

Afortunadamente, según pasa el tiempo y a medida de que conseguimos éxitos internacionales, la atención de los medios de comunicación hacia la gimnasia es mayor. Pero cuesta mucho y a veces es un poco frustrante porque hay mucho trabajo detrás de cada medalla o campeonato.

Además del trabajo, usted fue valiente. Con 18 años dejó Grecia para volver a comenzar en España, el país de su madre.

Fue una decisión muy difícil, pero la tenía muy clara. Sabía que ese era mi futuro. Venir a España era la mejor forma para progresar en mi deporte. Con Grecia ya había competido en categoría individual en Mundiales y Europeos, pero necesitaba algo nuevo y España me lo ofrecía.

¿Cómo fue el recibimiento?

Desde el primer día que llegué a España, me he sentido excelentemente tratada. Desde las entrenadoras a las compañeras me han ayudado a que fuera todo más fácil. Y gracias a la ayuda del Club Gimnástico Aragón conseguí la licencia para competir. Esas cosas no se olvidan.

Si antes reconocía que soñaba con disputar unos Juegos, ¿qué supuso colgarse la plata en Río?

Me costó un tiempo asumir que tengo una medalla de plata olímpica, que era una realidad. Estuve en las nubes durante unos meses después de los Juegos.

También ha participado junto a sus compañeras en dos anuncios de Navidad de Freixenet.

Hemos aparecido en el anuncio de Freixenet durante dos años seguidos. La experiencia nos encantó, pese a que es muy diferente a lo que hacemos habitualmente. Nos lo pasamos muy bien actuando ante las cámaras y, si nos lo vuelven a proponer, repetiríamos.

Cumple 23 años en junio. ¿Hasta cuándo prolongará su carrera?

No sé hasta qué edad llegaré, pero es cierto que la vida deportiva de una gimnasta es mucho más corta. Pero, de una u otra forma, mi deseo es seguir siempre vinculada a este deporte que amo con tanta devoción.

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