"Nunca me he creído ser un niño maravilla del baloncesto"

Ocho años después de disputar en Pekín sus primeros Juegos, vuelve a una cita olímpica, ya no como novato, sino como pilar fundamental de la selección. ¿Tiene la misma ilusión de entonces?

Sí, sin ninguna duda. Estar en unos Juegos Olímpicos es algo especial, una oportunidad única. Estoy con muchas ganas, sobre todo después de la preparación tan buena que estamos realizando.

En aquellos Juegos tenía 17 años y llegaba como un talento precoz del baloncesto español. Ahora que ya ‘ha crecido’, ¿siente más presión por acudir a Río?

La verdad es que con 17 años hay muy poca presión, porque todo lo que hagas siempre es bueno. Sí que es verdad que, mentalmente, uno siempre se presiona, pero no hay que olvidar que es baloncesto, a lo que llevo jugando muchos años. En la selección, la presión se reparte entre todos (sonríe).

Tras dos platas seguidas en Pekín y Londres ante Estados Unidos, ¿ha llegado el momento del oro?

No pensamos en el objetivo final, sino que estamos centrados en avanzar poco a poco. Sabemos que tenemos un grupo muy complicado, y además unos Juegos jamás son fáciles de afrontar. Nosotros tenemos como principal objetivo ganar una medalla, y según se desarrolle el torneo, veremos cuál es el límite que podemos lograr.

¿Firma una final entre España y Estados Unidos?

Sabemos que todo el mundo habla de ello, pero debemos hacer nuestro trabajo desde el primer día.

Debutó en la Liga ACB con solo 14 años. ¿Es difícil madurar y hacerse un hueco en el baloncesto profesional acompañado de la etiqueta de Niño Maravilla?

Sinceramente, es algo que nunca me he creído. Hay expectativas depositadas en mí, es cierto, pero las que me han importado siempre son las que me he fijado yo.

¿Cómo ha conseguido abstraerse de todas las expectativas que se han volcado siempre sobre usted, su rendimiento y su progresión?

Con trabajo. Siempre he trabajado duro para ser yo mismo, ir al máximo y encontrarme lo mejor posible.

¿Le ha pesado mucho la posibilidad de decepcionar a alguien?

Nunca. Es normal que los demás imaginen cómo va a ser mi evolución, pero como he dicho, lo importante es conseguir lo que uno mismo se propone, no los demás.

Lleva ya cinco años jugando con los Minnesota Timberwolves. ¿Se encuentra en el lugar y situación que imaginaba cuando dio el salto a la NBA?

Cuando llegas a Estados Unidos siempre lo haces con la incertidumbre sobre cómo vas a encajar en el equipo o en el sistema de juego, si vas a brillar en la NBA… Ahora, sin embargo, estoy muy contento de haberme asentado en una plantilla y de haber sido titular desde mi llegada.

Su equipo comienza una nueva etapa: nuevo entrenador (Tom Thibodeau) y un nuevo base muy potente (Kris Dunn). ¿Se ve formando parte de ella?

Sí. He crecido con ellos, con los jugadores jóvenes del nuevo proyecto, y me siento parte de él. Espero poder llevarlo donde se merece.

¿Es Ricky Rubio feliz en Minnesota?

Sí, me siento muy cómodo en el grupo y muy querido por todo el mundo. Es cierto que hay muchos rumores de traspasos, pero al final sigo estando allí y es mi equipo.

2016 ha sido un año difícil en lo personal (su madre falleció en mayo, víctima de un cáncer de pulmón) e irregular en su curso en la NBA. ¿Resulta balsámico venir a la selección?

Siempre es especial venir a la selección. Me reúno con amigos, con jugadores con los que he compartido vestuario desde pequeño, y te hace recordar y revivir la ilusión que tenías entonces.

Cierran la gira de preparación en Zaragoza. ¿Cómo les ha vuelto a acoger la ciudad?

Es una ciudad muy buena para el baloncesto, la gente siempre nos acoge de forma excelente cuando venimos y personalmente estoy feliz de jugar nuevamente aquí. Zaragoza es un lugar que respira baloncesto como pocos en España.