Después de conseguir la permanencia en la Liga Femenina 2, la categoría de plata del básquet nacional, un hito firmado el pasado mes de abril, el Baloncesto Femenino Aragón (BFA) se ha reafirmado como "un proyecto y un equipo de largo recorrido". Esta es la definición que de él realiza Javier Aladrén, entrenador y cofundador, junto con Héctor Gutiérrez, del primer conjunto enteramente aragonés con presencia en esta división. No obstante, en toda estructura deportiva, y con mayor motivo en el ámbito local, la financiación es crucial, tanto o más que los éxitos sobre el parqué. Esta es, precisamente, el principal cabo que tanto Aladrén como Gutiérrez se afanan en atar, especialmente en lo que se refiere al principal patrocinador, Azulejos Moncayo. "Vamos por el buen camino, pero hasta que no tengamos una confirmación definitiva, nos será imposible proyectar la plantilla del año que viene", asegura el técnico del BFA.

El primer año del BFA no ha sido nada sencillo. Las zaragozanas finalizaron en 12ª posición de la Liga Femenina 2, y solo el ‘basketaverage’ favorable de que gozaba frente a su rival por evitar el descenso, el Universidad de Oviedo, las salvó de perder la categoría en el penúltimo encuentro liguero. Al final, la plantilla, integrada dentro del CD Basket Antiguo Boscos, solo fue capaz de sumar cinco triunfos, por un total de 21 derrotas. Una novatada severa, aunque felizmente superada.

"Ofrecer un producto completamente aragonés". Este es el principal atractivo que desde el club presentan a los potenciales patrocinadores. Este fue su objetivo fundacional, promover que jugadoras de la tierra diesen "el salto a la élite" a través de un equipo, el BFA, que ejerciera de trampolín. "Hemos demostrado que somos capaces de plantar cara a equipos profesionales, de mayor presupuesto y recorrido. Nuestras chicas no han dejado jamás de creer, y se ha conseguido asegurar la categoría, el reto que nos propusimos al inscribirnos en la Liga Femenina 2", señala Aladrén.

Los comienzos, como no puede ser de otro modo, han sido extremadamente difíciles, pero el buen hacer de las jugadoras ha probado "la solidez" del proyecto y el "largo recorrido" de la plantilla, ya que la media de edad de todas ellas es de 23 años. "Tienen sobrada capacidad competitiva, conocen sus metas y pueden pelear por ellas con garantías", estima su entrenador.

Espíritu de equipo

"La integración de todas con el proyecto del BFA es máxima. Tenemos un espíritu de club especial, porque queremos sacarlo adelante. Sabíamos de las condiciones económicas desde el primer momento, pero poder militar en la Liga Femenina 2 es un orgullo, aspirar a ser profesionales, y así lo afrontamos", relata Eva Lacort, capitana del equipo. Como ejemplo de la entrega de las integrantes de la plantilla, procedentes de El Olivar y Almozara, Lacort rememora el último desplazamiento de la pasada campaña. "Terminamos yendo en caravana, cada una con nuestro coche", relata la escolta aragonesa.

Sus palabras, llenas de "satisfacción" por la experiencia vivida, denotan una gran confianza en el futuro que el BFA puede construir. "La mayoría tenemos una disponibilidad total para continuar en el equipo, y hemos crecido mucho desde que empezamos, sobre todo porque nuestro principal activo es ser de Aragón, y eso le da un toque romántico", afirma Lacort. De la misma manera, Aladrén confía en seguir cumpliendo nuevos desafíos con la misma filosofía fundacional. "Nos gustaría mantener el bloque de jugadoras de la pasada campaña, incorporando a algunas de los filiales y de otros rincones de la Comunidad", defiende el técnico, quien espera poder contar con el empuje económico suficiente para mantener viva la llama del básquet femenino cien por cien aragonés.