Manu Herrera: "Me encuentro seguro, pero no puedo relajarme"

Figura del Zaragoza frente a Osasuna, la apuesta de Carreras por el cambio en la portería también es una señal del nuevo modelo: el portero debe parar... y también jugar.

Manu Herrera, en uno de los campos de entrenamiento de la Ciudad Deportiva.
Manu Herrera, en uno de los campos de entrenamiento de la Ciudad Deportiva.
Asier Alcorta

-¿Qué conclusiones extrae del punto de Pamplona?

-Al acabar el partido, estaba fastidiado, porque vi al equipo con capacidad para ganar. Nos pusimos 0-1 y nos sentíamos fuertes. Pasadas las horas, con más frialdad, el punto ya me parece positivo. Osasuna se crece mucho en su estadio, es un conjunto agresivo y nos incomodó bastante, dificultando mucho el juego que nos gusta. Creo que hay que ser positivos. Tuvimos carácter, y nos permite seguir sumando.


-¿Lo mejor es que el equipo no se traicionó pese a la adversidad del partido y del rival?

-Sí. Tenemos una idea de juego, y cuando se tiene, hay que defenderla como sea. Serle fiel. Y lo fuimos. Nuestro juego busca construir las jugadas desde atrás, madurarlas, no pegar muchos pelotazos... Lo tuvimos complicado, porque recibimos faltas constantemente, nos presionaron bastante y no nos sentimos tan cómodos como en encuentros anteriores. Pero la lectura es positiva. Demostramos carácter y personalidad, y ahora hay que reforzar todo eso contra el Lugo.


-Para un portero, ¿un partido contra Osasuna y su estilo más directo, en El Sadar, con tantas pelotas colgadas exige más en la cuestión mental?

-Sí. Osasuna aprieta mucha, cuelgan muchos balones, explotan la estrategia, las segundas jugadas... En el 99% de esas acciones, estuvimos acertados. Hubo una que no y nos costó el gol. Pero demostramos también en el partido que sabemos dar la cara.


-Ese saque de esquina nace de una pérdida en zona de riesgo. ¿Cree que hay que cuidar eso también, que era evitable?

-Sí, era un córner evitable. Lo sabemos todos. Pero los errores están para aprender y que no vuelvan a suceder. Creo que la lección se ha aprendido.


-Se le observó muy molesto en el gol de Osasuna...

-Me cabrea encajar goles, como a todos los porteros. Sabíamos que ellos viven mucho de ese tipo de jugadas y habíamos hablado de salir muy intensos. Pero nos marcaron en el primer minuto.


-¿Tiene la sensación de que le salvó un punto al equipo?

-No. Ya digo que la principal sensación fue el fastidio. Es verdad que pudimos perder, pero, aunque trato de ser autocrítico, tampoco es bueno machacarse.


-¿Hay secretos en un mano a mano como el que le ganó a Pucko?

-Lo mejor es no pensar. Son décimas de segundo y si se hace te equivocas. Es importante aguantar, anticiparse. Creo que el delantero esperó a ver alguna señal, si me tiraba o no, y tardó. Hay que aguantar para ponerlo difícil.


-Lluís Carreras ha implantado un nuevo modelo de juego. ¿Cree que también ha afectado a las funciones del portero?

-La misión de un portero es parar. Pero es verdad que ahora es diferente. Tratamos de construir desde atrás, con una idea de juego más clara, en la que hay que madurarlo más. Usamos el pase atrás, para que el portero cambie de lado. Hay veces que hay que girar al rival para que aparezcan los espacios si no se puede por un costado.


-Sus condiciones son las de un portero rápido, ideal para defensas algo más adelantadas y equipos más posesivos como el actual Zaragoza, y con un juego de pies seguro. ¿Considera que se adapta mejor a la idea de Carreras y que esto explica el cambio en la portería?

-No lo sé. Cada entrenador tiene una propuesta. Hay 25 jugadores y el domingo entran once. Son los entrenadores quienes, desde sus convicciones, toman decisiones. Nosotros tratamos de entrenar para estar dentro de esos planes.


-Suma cuatro titularidades seguidas y buenos partidos. ¿Satisfecho con el rendimiento?

-Sí, las sensaciones son buenas: me encuentro bien, con confianza y con seguridad. Pero sé que no puedo relajarme.


-El cambio en la portería entra dentro de lo extraordinario. Es una medida drástica. Carreras apostó por usted en Almería, pero hasta entonces ocupaba la suplencia de Bono. ¿Cómo vivió ese rol?

-Cuando uno no juega, intenta sumar en todos los entrenamientos. Yo veo así el fútbol. El portero o juega o no. Y cuando no le toca solo le queda el trabajo. Tiene que hacerlo por uno mismo. Cuando juegas, sabes que vas a seguir haciéndolo. Pero si toca un cambio, debes estar preparado. Por eso hay que trabajar siempre, siempre se ayuda a sumar.


-¿Intuía la apuesta de Carreras por usted o le sorprendió?

-Cuando hay cambios de entrenador, todos partimos de cero. Es una verdad como un templo. Siempre se tiene esa esperanza de entrar en sus planes. En un principio, no pasó. Pero no cambié, ni lo hice con el anterior técnico ni con el actual. Soy muy fiel a mi personalidad. El trabajo es la base de todo. No tengo otra filosofía de vida. Ahora intento agarrar la oportunidad con fuerza.


-Un gol encajado en tres partidos, frente a rivales considerables. ¿Esos números defensivos son el mejor síntoma?

-Hay que insistir en esa línea. Una base defensiva fuerte es clave en esta categoría, y permite explotar luego el ataque.

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