El talento brinda el pase

El CAI Zaragoza hizo sus deberes, y logró un antológico pase a octavos de final de la Eurocup. Una clasificación que debe mucho al brillante encuentro que ayer sembraron dos de los jugadores más potentes de la escuadra zaragozana: Stevan Jelovac y Slava Kravtsov. El ala-pívot serbio, con 21 puntos, y el interior ucraniano, con 15 en su haber, apuntalaron el triunfo aragonés contra el Szolnoki Olaj, y en muy buena medida compensaron la inconstancia del ritmo defensivo de su equipo, que volvió a hacer acto de presencia sobre el parqué.

Jelovac dio una nueva lección de serenidad y efectividad. El serbio clavó cinco triples de sus siete intentos, y se erigió en desatascador del marcador del CAI Zaragoza en los instantes en que el Szolnoki conseguía llevar su ventaja hasta los dobles dígitos. El guión fue similar en muchas de sus acciones individuales: recepción del balón en posición de triple amenaza, finta y tiro. Puro manual. Además, leyó de manera correcta la circulación de balón en campo rival, lo que le permitió culminar una de las mejores jugadas de los aragoneses ayer sobre el Sports Hall de Szolnok: Henry busca a Kravtsov en el poste alto y el ucraniano, sin apenas mirar, le brinda un delicioso pase en línea de fondo al ala-pívot balcánico.

Por otro lado, Kravtsov se vistió una vez más bajo ambos aros con el mono de trabajo y fue un vendaval para los húngaros. El pívot anotó todas sus acciones desde la pintura, y capturó ocho rebotes –tres en ataque– importantísimos en el devenir del partido. De hecho, el ucraniano fue, junto al propio Jelovac (11 capturas), clave en las transiciones ofensivas del CAI.

Sobre este punto, los jugadores de Andreu Casadevall rentabilizaron el cambio de situación al máximo, especialmente en la segunda parte del duelo, cuando la mayor parte de los puntos procedió de contragolpes nacidos tras buenas acciones defensivas. Así llegó, sin ir más lejos, la máxima diferencia alcanzada por el CAI (de 12 puntos, en los últimos compases). El matiz diferencial fue la pausa, aquella que reclamó el técnico catalán en un tiempo muerto –"¡Quienes tienen prisa son ellos!"– y la que permitió poner tierra de por medio para evitar una desagradable sorpresa en forma de remontada local.Con dos velocidades, a octavos

El CAI Zaragoza demuestra, tanto en ACB como en Eurocup, que tiene dos velocidades en defensa, dos ritmos contrapuestos bajo los que se resiente no solo el marcador, sino su propia producción ofensiva. Ayer en Hungría se pudo comprobar que la constancia que viene demandando Andreu Casadevall desde hace varias semanas todavía no ha llegado a oídos de sus jugadores.

El primer cuarto fue muy mejorable bajo el propio aro. Los zaragozanos permitieron al cuadro magiar hacerse dueño de la pintura y presionaron de forma apática los tiros del rival. Dos factores que posibilitaron que el último clasificado de su grupo les endosara 26 puntos en los diez minutos iniciales. El contrapunto llegaría instantes después, con el segundo acto, cuando su producción ofensiva se redujo a 11 tantos (a los cinco minutos, el Szolnoki únicamente había anotado una canasta). La brillantez mostrada por los vendavales anotadores de Jelovac y Kravtsov se vio ensombrecida por los rebotes ofensivos concedidos al adversario, que llegó a capturar hasta 14 en todo el partido. Tampoco estuvo inteligente el CAI en la gestión de las faltas personales: Norel, Benzing y Linhart firmaron un total de siete, todas ellas más innecesarias que coherentes con la táctica.

El CAI Zaragoza está entre los 16 mejores equipos del torneo continental, y ha demostrado que su solidez y su talento le pueden llevar tan lejos como se proponga. La regularidad en la intensidad defensiva y la pausa en ataque son los deberes de Casadevall para el siguiente asalto.