Manu Lanzarote: "No me va a quemar ningún balón"

Manu Lanzarote es uno de los nuevos jugadores del Real Zaragoza. Llega desde Grecia con la ilusión de la vuelta a España, un fútbol que echaba de menos.

Manu Lanzarote, durante el entrenamiento de ayer.
Manu Lanzarote, durante el entrenamiento de ayer.
Asier Alcorta

- ¿Por qué renuncia a temporada y media de contrato en Grecia –mejor pagada– para venir seis meses a un Zaragoza en apuros?

- Echaba de menos el fútbol español. Aquello es muy diferente en todos los aspectos. Los vestuarios son distintos: los griegos por un lado, los argentinos por otro, yo con los argentinos… Mi entrenador era el traductor de toda la vida en el club que ahora se sacó el carné.


- ¿Cómo Mourinho?

- Ja, ja, ja. Bueno, sí, pero no era como Mourinho .


- ¿El fútbol es muy distinto?

- En cierto modo sí. Hay campos muy decadentes. Algunos casi derruidos, y lo dice alguien que ha jugado en muchos pueblos con equipos en Segunda B.


- ¿Es capaz de enumerar de carrerilla todos los equipos donde ha jugado?

- No es algo sencillo, ¿eh? Lo intento: Sant Gabriel, Barcelona, Lleida, Atlético de Madrid, Lleida, Oviedo, Sant Andreu, Atlético Baleares, Eibar, Sabadell, Espanyol, Alavés, Asteras Trípolis y Real Zaragoza.


- Una trayectoria difícil, con pasajes severos, mucho fútbol de catacumba. ¿Eso le ha endurecido?

- He vivido experiencias de todo tipo en la vida, sí.


- ¿Alguna vez pensó en abandonar?

- Después de Oviedo. No me quería ni el Castelldefells. Estaba muy fastidiado. Fue un momento de todo o nada, porque o jugaba al menos en Tercera División o nada. No bajaba más.


- ¿Y qué sucedió?

- Me fui al Sant Andreu, en Tercera. Esa fase de mi carrera, tres años, me cambió. Subimos y juntamos un muy buen equipo, con gente que ha sufrido mucho, pero que ha acabado en Primera, como Abraham Minero y Edu Oriol, o Luso Delgado, que es de aquí.


- El Zaragoza necesita tipos con carácter. ¿Usted, con esa carrera que describe, es uno de ellos?

- Yo he soportados momentos complicados. En Oviedo, cuando el descenso a Tercera, no podíamos salir ni a la calle. Te tiraban hasta piedras. Recuerdo que entrenábamos con altavoces, simulando los gritos del estadio, para prepararnos. Sé muy bien la situación del Zaragoza. Entiendo al aficionado, ellos pagan y sienten los colores. Pero a mí no me va a quemar el balón en este equipo.


- Debutó en Primera con 29 años. Digamos que no se ha asentado en el fútbol profesional hasta bien tarde, un caso atípico. ¿Se saborea más cuando es así?

- Ahora mismo tengo la ilusión de un chaval de 20 años. Estoy muy contento porque quería regresar al fútbol español. Por eso este cambio tan importante. He renunciado a un buen contrato porque quiero sentir esa ilusión de jugar.


- ¿A sus 32 años se siente joven?

- Sí. Físicamente, estoy muy bien. Soy un futbolista que se controla bastante con el entrenamiento. No suelo tener molestias.


- Creció en La Mina, en San Adrián de Besós, uno de los barrios más conflictivos y violentos de Barcelona. ¿Cómo fue esa infancia?

- Vivía al lado del ambulatorio, así que era sencillo ver a la gente llegar de peleas, con algún disparo o navajazo, coches a toda velocidad, ambulancias… Yo he visto de todo: delincuencia, drogas… Pero mi infancia, dentro de todo eso, fue muy tranquila. Gracias, sobre todo, a la pelota.


- ¿El fútbol le ayudó a escapar de ese hervidero?

- Sí. No teníamos muchos recursos y la llamada del Barça me cambió. Pude quedarme viviendo allí, pero quise salir. Al Barcelona le conté una mentira piadosa. Les dije que mis padres se marchaban a vivir a Tarragona para que me metieran en un piso con compañeros del Barça. Y así fue.


- ¿Vuelve a La Mina?

- Claro. A ver a la familia siempre que puedo. Allí sigue mi casa.


- Su tío Manolo jugó un papel fundamental en ese cambio…

- Es una figura clave en mi vida. Por él soy futbolista. Me llevaba a entrenar, me recogía… Murió hace poco más de un mes, antes de Navidad.


- ¿Qué tiene de la calle su fútbol?

- La picardía. En la calle juegas contra chicos pequeños y también mayores. Había que ser listo porque esto se trata de tener el balón. Mi juego es así, intento detectar las debilidades del rival y explotar mi habilidad.


- ¿Extremo derecho? ¿Con gol?

- Es mi posición, pero puedo jugar más retrasado, por dentro. Donde me digan Yo vengo a ayudar. ¿El gol? Lo importante es la victoria. Pero, en todo caso, el gol no solo es cosa de que la meta el delantero. Hay que tener posesión, crear ocasiones y llegar bien delante.


- Fundó hace tres años una academia de fútbol, con una particularidad: está dirigida a mujeres. ¿De dónde le viene ese interés?

- Cuando jugaba en el Sabadell, por las tardes, como no tenía nada que hacer, me ponía a entrenar a su equipo femenino de la cantera. Para mí, fue muy edificante. Encontré mucha receptividad, me aportaba mucho. Al final, decidí organizar un proyecto cerca, en Tarrasa: la Escuela de Fútbol Femenino Manu Lanzarote. Al principio, fue complicado. A los ocho meses me quedé solo, pero la saqué adelante. Ahora estoy encantado, tenemos 90 chicas, con varios equipos formativos… El objetivo es tener 20 equipo y 120 niñas.


- ¿Es hombre de inquietudes sociales?

- El fútbol femenino es un mundo por conocer. Es evidente que en el deporte, y más en el fútbol con el tema de la mujer, es necesaria algo más de igualdad. Pero tienen muchas cualidades. Solo hay que ver cómo se trabaja en Estados Unidos, Alemania, Suecia o Francia con ellas. España está atrasada en este aspecto, no siempre la sociedad te permite esa igualdad. Este proyecto no solo es cuestión de que yo ponga diez o veinte mil euros. Me gusta vivir el día a día, meterle horas. La estructura está formada, pero yo desde casa me encargo de gestionar algunos pagos, el material…


- ¿Qué concepto tenía del Zaragoza antes de que le llamara?

- Un histórico. Lo comparo un poco con el Espanyol.


- ¿Cuál es el significado de Lluís Carreras en su trayectoria?

- Es el trampolín que me condujo a Primera desde el Sabadell. Le estoy muy agradecido por esos dos años.


- ¿Le ha observado cambiado?

- Llevo solo dos entrenamientos… Lluís no es de hablar mucho. Pero yo le veo igual. Su idea de fútbol es muy clara. Es honesto con el jugador, muy directo con cada situación, da mucho la cara. Gustará más o menos, pero tiene una línea de trabajo bien clara.


- ¿Es una carga o una ventaja llegar a un club avalado personalmente por su entrenador?

- Pero es que yo no he fichado por el Zaragoza porque Carreras sea el entrenador. A mí me llama Juliá. Quería salir de Grecia, tenía otras opciones, pero Zaragoza era la mejor.


- ¿Se ve en el Zaragoza más allá de junio?

- Tengo cinco meses de contrato y afronto cada partido como una final. Si me toca marcharme en junio, quiero dejar mi nombre lo más alto posible. Voy a morir por cada balón. Quiero seguir todo los posible en el Zaragoza. Pero también puede pasar que ascendamos y yo no continúe. El club está en una situación delicada, pero es la realidad que le toca, y somos los jugadores quienes tenemos que devolverlo a su lugar. Todos tenemos que asimilar que ahora el Zaragoza está el duodécimo en Segunda y de todos es el trabajo para recuperarlo.

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