Los motivos de una crisis sin un foco fijo

La derrota ante el Laboral Kutxa cuestiona el factor culpable del momento
del CAI Zaragoza, que oscila entre el desacierto individual y la labor del banquillo hasta la fecha.

Henk Norel trata de encestar en un partido de Liga Endesa
Henk Norel trata de encestar en el partido del pasado domingo ante el Laboral Kutxa.
Aránzazu Navarro

Desde el último descenso a la LEB Oro, en mayo de 2009, el CAI Zaragoza no conocía una situación tan comprometida en la clasificación liguera, en sus resultados y en su nivel de juego. La derrota del pasado domingo (66-90) ante el Laboral Kutxa fue el último capítulo de un ciclo peligroso para los intereses del equipo, nacidos de la idiosincrasia adversa que ha rodeado el inicio de curso del CAI, del cambiante esfuerzo de la plantilla y de la eficacia de las instrucciones técnicas hacia una plantilla confeccionada "para llegar lejos en todas las competiciones".


1.- La victoria, una cuestión de voluntad. El CAI Zaragoza ha demostrado que, cuando presenta un bloque unido, solidario y concentrado, puede pelear todos los partidos. Lo hizo en el feudo del FC Barcelona en la primera jornada, donde tuvo contra las cuerdas a los azulgrana hasta el último cuarto. Un guión parecido firmó en el Príncipe Felipe ante el Real Madrid, al que endosó 80 puntos, a pesar del desplome final. Sin embargo, la pérdida de la fe en el juego colectivo, exhibida tanto sobre el parqué como en la pizarra, ha contribuido a la consecución de derrotas en duelos donde el baloncesto exigía más corazón que cabeza, como los presenciados en Badalona (71-70), ante el MoraBanc Andorra (73-80) o en Gran Canaria (91-79).


2.- La falta de benevolencia del calendario. FC Barcelona, Real Madrid y Laboral Kutxa, en la Liga Endesa, Valencia Basket, en Eurocup y por partida doble, y tres encuentros cada siete días en dos competiciones. El inicio de la temporada se perfilaba complejo antes de que esta arrancase, y el CAI Zaragoza se ha acabado resintiendo. La lesión de Sek Henry ante UCAM Murcia y las molestias acumuladas por Tomás Bellas y Joan Sastre fueron sus primeros síntomas, a los que siguió uno más grave: la progresiva degradación de la competitividad de la que hizo gala el cuadro zaragozano ante el Barça, que terminó por mostrar sus caras menos reconocibles ante el Charleroi en Bélgica y el pasado domingo frente al Laboral Kutxa.


3.- Derrotas decisivas en fechas clave. Obradoiro, Joventut, Andorra y Gran Canaria. Cuatro citas ante las que un equipo con aspiraciones a Copa del Rey y ‘play off’ debía conjurarse para alcanzar holgadamente su objetivo. El CAI Zaragoza no logró sumar ninguno de estos cuatro triunfos, y el torneo del KO se ha esfumado por completo del horizonte del plantel, con la consiguiente desazón anímica en un equipo que se había acostumbrado a estar en febrero entre los ocho mejores de la Liga Endesa.


4.- Las estadísticas, el espejo del alma colectiva. Con un 24% en tiros de tres, 12 balones perdidos por encuentro, 74 puntos anotados y 81 encajados por encuentro, las cifras "pírricas" del CAI, como las llamó Casadevall, no han ayudado a revertir su mala dinámica. La reacción del desplazamiento europeo a Venecia (77-79) y la resurrección en la efectividad desde el perímetro no tuvieron continuidad.


5.- El efecto Casadevall aún no alcanza la pista. Trabajo, defensa y diálogo con los jugadores. La llegada de Andreu Casadevall, en mitad de una semana de competición, con tres entrenamientos antes de recibir a un hueso como Baskonia, y sin la plantilla al completo han imposibilitado un debut victorioso del técnico catalán. Su método, fraguado en la solidez defensiva y el juego combinativo de su plantilla, duró 10 minutos frente a los vitorianos. "Nos falta recuperar la chispa que nos dé confianza, pero hay equipo" afirmó Casadevall, que mañana dará sus primeros pasos hacia la salida de la crisis, contra el Nancy en el Príncipe Felipe.

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