El deporte y la igualdad corren de la mano por las calles de Zaragoza
Más de 10.000 aficionados acudieron a la Carrera Popular Ibercaja por la Integración, que transformó el centro zaragozano en una fiesta de la solidaridad.
Desde que se dio la salida, a las 9.30, el centro de Zaragoza fue una fiesta, y así lo reflejaban las caras de todos los congregados en el punto de encuentro de la carrera. Familias enteras con carritos de bebé, niños pequeños sobre patines y bicicletas, parejas de la mano... No importaba la edad ni la condición física, porque el buen tiempo de ayer sobre la capital y el clima festivo de la prueba invitaban a hacer deporte.
Los de la salida fueron minutos de gran emoción, con los corredores de élite al frente, seguidos de miles de corredores, muchos de ellos personas con discapacidad a quienes acompañaban los voluntarios y miembros de agrupaciones. Es el caso de Luisa, Elisa y Fernando, de la Asociación Aragonesa Prodesarrollo Psicomotor (Araprode), que ayudaron a Rocío, una chica en silla de ruedas, a cruzar la línea de meta. "Llevamos cuatro años viniendo a esta carrera y nos parece una gran iniciativa porque, de no ser por la integración, no tendría sentido competir, ya que la solidaridad es lo que la distingue", comentaban al acabar la prueba.
Era una carrera, y eso también se notó en muchos gestos de los inscritos, como dos niños que iniciaron un esprín en los últimos cien metros para abrazarse después de finalizar, prácticamente al mismo tiempo. La mayoría, no obstante, decidió llegar de la mano, andando, riendo y disfrutando de un día diferente y del ambiente de igualdad que se respiró ayer en Zaragoza.
Alrededor de las 11.00 terminaron de completar el trazado los últimos participantes. Hasta entonces, la calle de San Ignacio de Loyola se convirtió en una marea humana de atletas aficionados que charlaban de forma animada, se saludaban o, simplemente, se felicitaban por haber finalizado con éxito los 5.000 metros de circuito.
Desde la organización de la carrera, se quiso hacer hincapié en la "normalidad" con que transcurrió la jornada y la "satisfacción" por el ambiente que imperó en la calle durante la mañana. Además, se puso de relevancia que la colaboración con la Fundación de Disminuidos Físicos de Aragón (DFA) y el Banco de Alimentos fue, un año más, "excelente". Se volvió a donar un euro por participante que cruzase la meta a este último organismo.
María José Poves (Simply Scorpio 71) tuvo una mención para el carácter participativo de la prueba y manifestó "su alegría" por haber podido disfrutar de una mañana de atletismo junto a los miles de zaragozanos reunidos: "Es un día excelente, donde mucha gente que normalmente no participaría en una carrera lo hace con sus hijos y sus padres. Agradecemos mucho el cariño que nos dan, es una sensación muy bonita", confesó Poves, que acabó la carrera junto a Cristina Espejo, otra de las caras conocidas del deporte aragonés.
También Isabel Macías (Scorpio) se hizo portavoz del buen sentir que invadió a los profesionales del atletismo en la cita de ayer. "Hemos tenido mucha suerte con el tiempo y con la cantidad de gente que ha venido a correr. Sin embargo, la gente es protagonista en días como hoy (por ayer) y queremos decirles que sigan corriendo, que todos pueden sumarse a este deporte, sin importar su limitación física", aseveró Macías, que, como Poves, se marchó a entrenar después de la carrera.
Uno de los momentos más emotivos de la jornada llegó cuando Pamela Smith cruzó la meta por delante de todas las féminas, subida a su bicicleta adaptada. Un aplauso general de los cientos de espectadores acompañó a la corredora a lo largo de los últimos metros, mientras una sonrisa de satisfacción se dibujaba en su rostro. Esta fue una más de las numerosas estampas que lega la Carrera por la Integración del 2015, una prueba más de que el deporte es el mejor medio para hacer iguales a las personas.