Esperando a Norel

El arranque de la tercera temporada del holandés en el CAI está siendo decepcionante. Ayer apenas dispuso de nueve minutos, en los que volvió a exhibir una preocupante falta de confianza. El pívot, cuyo contrato concluye esta campaña, coleccionó errores impropios de su talento

Henk Norel falla incomprensiblemente una canasta en el tercer cuarto.
Esperando a Norel
José Miguel Marco

Cuando el 26 de julio de 2012 el CAI Zaragoza y Henk Norel unieron sus caminos mediante un contrato por tres temporadas, las expectativas se dispararon para ambas partes. El club incorporaba a un pívot de 24 años llamado a ser uno de los dominadores de las zonas de la ACB. El único asterisco en este fantástico trato era su propensión a las lesiones, un riesgo asumible ante el caudal de talento del jugador. Para el holandés, el Príncipe Felipe se antojaba un poderoso escaparate para exhibirse y explotar definitivamente en la elite nacional y europea. 


El guión se cumplió a rajatabla desde el inicio. Norel asumió los galones que le entregó José Luis Abós y se incrustó en la aristocracia de la liga. En su regreso a Badalona –la casa donde se formó– conquistó el primer –y por ahora último– MVP de su trayectoria, gracias a 34 puntos de valoración. Un estado de felicidad que fue dinamitado abruptamente un maldito 5 de mayo de 2013. Aquella rotura parcial del ligamento cruzado de la rodilla derecha frenó a un deportista que se hallaba "en el mejor momento de su carrera", según reconoció Willy Villar, director deportivo de la entidad. 


La pasada campaña estuvo mediatizada irremediablemente por la recuperación monitorizada con mimo y paciencia por los servicios médicos del club. Disputó sus primeros minutos competitivos frente al Lietuvos Rytas, el 22 de enero, tras ocho meses y medio de desesperante ostracismo. Retomar el hilo en la cima, donde lo había dejado, fue una tarea titánica que volvió a interrumpirse por un esguince en el tobillo izquierdo en la antesala de un ‘play off’ en el que tampoco participó y fue reemplazado por Chinemelu Elonu.


Con estos antecedentes, Norel comparece en el presente ejercicio, un año crucial en lo personal. El 30 de junio de 2015 finaliza su vinculación con el CAI y debe ganarse la renovación o captar el interés de otras escuadras. ¿Una presión añadida sobre sus espaldas o una motivación extra? En la NBA se bautiza como Contract Year a la situación de los jugadores que se hallan en su último año de contrato. Durante esa temporada sus estadísticas suelen dispararse de una forma directamente proporcional a su egoísmo para adornar sus números. Un fenómeno habitual que está incluido en la mismísima Wikipedia. 


Con lo injusto y precipitado que resulta analizar un tramo tan corto como las tres primeras jornadas de la ACB, resulta imposible no admitir el decepcionante arranque del gigante de Amsterdam. Su actuación frente al Valencia supuso una decepción que se une a la de una semana atrás en Tenerife. En ambos encuentros ha sumado dos puntos con unos nefastos porcentajes de tiro impropios de su calidad (20% y 16% respectivamente). Más allá de la argumentación estadística –en ocasiones mentirosa–, preocupan las sensaciones que transmite. La confianza y la seguridad de antaño parecen haberle abandonado. Un hecho al que acompaña la escasez de minutos en pista (ayer nueve y en Tenerife once) que le concede JoaquínRuiz Lorente.


El lenguaje corporal delata la frustración de un jugador que no sabe cómo volver sobre sus triunfales pasos. Las canastas sencillas que erró y que le confinaron en el banquillo durante los últimos 13 minutos delatan ese estado. Y en defensa sufre en demasía. 


Los aplausos que le dedicó la afición al ser sustituido tras un doble fallo bajo el aro valenciano advierten de que el tren todavía le aguarda. Que el CAI sigue esperando a Norel.