S.D. HUESCA

Objetivo: 51 puntos

El Huesca ha cerrado la primera vuelta con 29 puntos, a cuatro del ascenso y ocho sobre el descenso. Con sacar un tercio de los puntos que restan, estaría prácticamente salvado

El entrenador del Huesca, Antonio Calderón, durante un entrenamiento del equipo azulgrana en El Alcoraz.
Objetivo: 51 puntos
JAVIER BROTO

La Sociedad Deportiva Huesca ha finalizado la primera vuelta con 29 puntos, un registro muy meritorio para un conjunto recién ascendido que se enfrentaba al reto de la consolidación en la categoría con uno de los presupuestos más bajos y una plantilla modesta. Si se toma como referencia que el año pasado el primer equipo por encima del descenso (Córdoba) obtuvo 50 puntos, no sería muy desajustado pronosticar que la salvación del equipo oscense pasaría por obtener al menos 22 puntos (llegaría a los 51) en el segundo tramo de la competición.


Con 21 encuentros todavía por jugar y 63 puntos en disputa, el conjunto que dirige Antonio Calderón precisa aproximadamente la tercera parte de ellos para consumar el objetivo de la permanencia.


El hecho de que la categoría esté tan igualada ha propiciado situaciones curiosas: por ejemplo, si el Huesca hubiera sido capaz de ganar al Xerez la pasada semana, se habría colocado a dos puntos del líder en la jornada 20. Casi da vértigo pensarlo.


Una cosa es el ánimo de competir en todos los partidos para intentar ganarlos y otra, como dice el presidente Armando Borraz, que se pierda la perspectiva de que “conseguir la salvación cuanto antes es nuestra única preocupación”.


En esa misma línea, el presidente aseguraba al término del encuentro en Gerona que, si la derrota tenía algo de positivo, es que podía ayudar a recordar a todo el entorno cuáles son las aspiraciones reales que tiene el equipo azulgrana.


Cada semana, en el esqueleto titular que pone en liza Calderón, hay ocho futbolistas que la campaña pasada jugaban en Segunda B. El dato se comprueba sencillamente rescatando sus nombres de un once tipo: Eduardo, Robert, Corona, Rigo, Dorado, Camacho, Sastre y Roberto.


Lo interesante para el Huesca es que estos jugadores, en sentido estricto, ya no se puede decir que sean de Segunda División B, sino que la propia competición y su ejercicio profesional los ha hecho de Segunda División A. De alguna forma, es un patrimonio que han fabricado el club azulgrana y los propios protagonistas con su rendimiento.


El Huesca no puede acomodarse y pensar que como ha hecho 29 puntos hasta el ecuador de la Liga acabará la competición con 58 o 60. Esa falacia matemática y exceso de confianza se antojan de las cuestiones más traicioneras que hay en el fútbol. Lo saben de sobras los rectores de la entidad y el cuerpo técnico, por lo que el aspecto psicológico en este sentido está sobradamente controlado.

Enorme competitividad

Además, equipos que en el primer cuarto de la Liga no ofrecieron unas prestaciones a la altura de lo que de ellos cabía esperar, han mejorado su capacidad competitiva con evidente reflejo en la clasificación. Ahí están los ejemplos del Murcia, el Celta o la Real Sociedad.

Especialmente impactante es la reacción del conjunto murciano, que desde que echó a Clemente ha encadenado cinco victorias consecutivas.


La referencia del Huesca debe de ser la línea del descenso, que pese a la derrota de ayer mantiene a la misma distancia, gracias a que el Córdoba también perdió. Ocho puntos son un colchón más que aceptable, pero que no permite un mes malo. Y como advierte Calderón, este podría llegar en cualquier momento “porque no podemos olvidar que somos el Huesca”. Que el ascenso esté a cuatro puntos no debe ser un dato para guiar el camino. Camino que tiene un gran mérito, habida cuenta de las dificultades en materia logística (escenarios de entrenamientos) que viene sufriendo el club azulgrana desde el inicio de campaña.