El capitán Jack Sparrow y sus bucaneros desembarcan con fuerza en la cartelera, acaparando las salas hasta el punto de que no se estrena ninguna otra película que pueda competir con ella en la taquilla. Algo lógico si se tiene en cuenta que es una superproducción, aunque a la vez resulta llamativo, ya que estamos acostumbrados a un aluvión de novedades cada fin de semana. ‘Piratas del Caribe. En mareas misteriosas’ es la cuarta entrega de la taquillera saga. Mantiene el espíritu del original, cimentado en torno al famoso personaje interpretado por Johnny Depp, si bien al mismo tiempo supone un punto de inflexión porque Sparrow cambia de compañeros de viaje. Ya no aparecen Orlando Bloom y Keira Knightley y en su lugar se incorpora Penélope Cruz (a la que, por cierto, le resaltan mucho sus curvas). Además, Rob Marshall sustituye a Gore Verbinski en la dirección.

El filme, exhibido (cómo no) en 3D, combina aventuras y humor, envueltos en un gran diseño de producción (se nota que están detrás del proyecto Disney y Jerry Bruckheimer, que mantienen su alianza cinematográfica), en una historia en la que el amanerado y peculiar Sparrow busca la fuente de la juventud. En su camino se encontrará con peligrosas sirenas, zombis y, lo que es peor, el temible pirata Barbanegra. El largometraje repite fórmula y ofrece el mismo espectáculo de sus antecesoras, y ese es su principal defecto según los expertos que la han visto en el Festival de Cannes. Algunos dicen que es aburrida (pesan sus dos horas y media de duración) y otros subrayan su valor como entretenimiento ligero. Juzguen ustedes.

Depp y Cruz están acompañados por Geoffrey Rush, el único secundario importante que repite, Ian McShane y Keith Richards como el padre de Sparrow. Hay más españoles en el reparto aparte de Penélope y es justo nombrarlos: Óscar Jaenada, Juan Carlos Vellido y Astrid Bergès-Frisbey.

‘Sangre fácil’ al estilo chino

En 1985, los hermanos Coen debutaron con ‘Sangre fácil’, convertida en obra de culto. Ahora, Zhang Yimou, conocido por su talento visual (ahí están ‘Hero’ o ‘La casa de las gas voladoras’) adapta esa historia al estilo oriental en ‘Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos’. Con un humor negro y excéntrico, muestra los líos que se producen a raíz de que una joven planee matar a su marido y este, consciente de la traición, soborne a un policía para hacer lo propio.