CINE Y PATRIMONIO

Cuando Belchite fue un plató

El municipio zaragozano de Belchite se convirtió durante el otoño de 1987 en un enorme plató de cine. Allí, con cientos de figurantes, se filmaron algunas de las principales escenas de "Las aventuras del barón de Munchausen", de Terry Gilliam, estrenada hace veinte años.

Hubo una vez en que Belchite fue un gran plató de cine. Por allí pasaron cientos de profesionales para participar en el rodaje de "Las aventuras del barón de Munchausen", del ex Monty Python Terry Gilliam, quien convirtió las ruinas históricas del municipio zaragozano en la ciudad sitiada de su película, y que transformó a cientos de figurantes aragoneses en el sufrido pueblo centroeuropeo quesufre un asedio en el filme.


Se cumplen veinte años del lanzamiento de la película y mañana sale a la venta una reedición en DVD, con material adicional que rescata imágenes de aquel rodaje entre caótico y fantástico que ha quedado en la memoria de todas las personas que lo vivieron de cerca.


Uno de estos testigos de excepción es Félix Zapatero, que actualmente dirige la Zaragoza Film Commission, y que fue el jefe de castin para la parte de la película que se grabó en Belchite. "Era una tarea complicada, porque había dos equipos de rodaje, uno de día y otro de noche", explica. El rodaje duró tres semanas, aunque el equipo que se encargaba de los decorados, dirigido por Dante Ferretti, permaneció allí casi dos meses. Se construyeron falsas fachadas, puertas, una estatua ecuestre y un globo aerostático. Allí hubo grúas para el "travelling", bombas y otros efectos especiales, cientos de elementos de vestuario...


La película movilizó un despliegue propio de Hollywood. De hecho, fue el filme europeo más caro del momento. Fue este filme el que dio sus quince minutos de fama a La Banda del Canal zaragozana. Gilliam necesitaba músicos para varias escenas y el grupo fue elegido para interpretarlas. Todo ocurrió, además, en un año de éxitos.


"Celebrábamos una década de la banda -explica Michel Zarzuela- y habíamos estado en el cartel de las fiestas del Pilar de 1987, cuando Zapatero nos llamó". No solo consiguieron colar algunos primerísimos planos en el metraje final, sino que consiguieron que sonaran los viejos instrumentos entregados por el equipo de rodaje. Gracias a su arte, tuvo presencia en una escena el paloteao de Boltaña. Los músicos aragoneses fueron los figurantes más privilegiados de este "caos organizado": se les permitía cantar y beber, mientras los otros cientos de extras sufrían con sus trajes de época el frío de octubre.


Quienes peor paradas salieron fueron las mozas altas y rubias que interpretaban a las damas de la nobleza, con sus escotes imperio. Teresa Palomo, hija del que entonces era veterinario de Belchite, recuerda que "hacía mucho frío, y los días eran muy cortos". Ella solo estuvo tres jornadas en el rodaje, pero no olvida su salario. "Seis mil pesetas por día, que para entonces era bastante. Con ese dinero -recuerda- nos fuimos de vacaciones".


El frío y los trajes ligeros son dos cosas que siguen vívidas en la memoria de la periodista Margarita Barbachano, que se "infiltró" como figurante en el rodaje. "Me apunté con unas amigas. Fue duro: había que estar en pie a las 5 de la mañana", explica Margarita. Periodista al fin, buscó el momento oportuno para intercambiar unas palabras con Gilliam, al que define como un director "muy riguroso en el rodaje".


Su experiencia quedó plasmada en un reportaje que publicó el "Semanal" de HERALDO, pero no fue éste el único medio que cubrió extensamente el rodaje. Televisión Española hizo un amplio reportaje y, según recuerda Félix Zapatero, algunos periodistas llegaron a esconderse entre los figurantes con cámaras para robar imágenes.


El periodista Fernando Salas, corresponsal de HERALDO en Belchite, recuerda que por su casa "pasaron más de una veintena de periodistas de todo el mundo: polacos, italianos, alemanes...". Belchite vivió como una fiesta este rodaje, que, según asegura Salas, dejó un buen pellizco en la población. "Muchos alquilaron naves y solares para montar carpas. Quien más quien menos trabajó de alguna forma y eso vino bien al pueblo, que no vivía uno de sus mejores momentos económicos".


Los Monty Python por Zaragoza

La "troupe" también revolucionó por unos días la capital aragonesa. "Me llevaba a los actores por las noches al Plata o a la Oasis -explica Zapatero- y llamábamos la atención. Dos Monty Python, junto a un enorme hombre negro y un enano, paseando por las calles zaragozanas. La que menos destacaba era Uma Thurman", dice el productor, "que entonces solo era una muchacha".


La filmación de esta película es recordada como uno de los más grandes despliegues cinematográficos que ha vivido un pueblo aragonés, comparable al de "Salomón y la reina de Saba", de King Vidor, rodado en Valdespartera en los años 50.


Son muchos los que se han fijado en el fantasmagórico perfil del viejo Belchite para ambientar sus películas. Guillermo del Toro hizo algunas tomas para "El laberinto del fauno" y Albert Boadella paseó por allí a su esperpéntico Franco de "Buen viaje, excelencia". Mientras las ruinas resistan, la magia del cine podrá asentarse de nuevo en Belchite.