CLOWN

Carcajadas a ritmo de chachachá

Hoy concluye la tercera edición del Encuentro Internacional de Clown Entrepayasos, que se ha celebrado en el barrio del Arrabal y que ha combinado las actuaciones de calle con talleres de formación.

La actuación de Fumarnartist transformó la plaza San Gregorio en un animado concierto
Carcajadas a ritmo de chachachá
OLIVER DUCH

El espectáculo itinerante de MartadeMarte y Saruska estaba previsto que comenzara a las 17.30, en la plaza de San Gregorio, en el barrio del Arrabal de Zaragoza. A esas horas, la zona estaba llena de niños acompañados de sus padres que esperaban la actuación de los payasos, abuelos sentados a la sombra de los pinos y varios grupos de jóvenes que, por la mañana, ya habían acudido a otros actos organizados con motivo del III Encuentro Internacional de Clown Entrepayasos, que se está celebrando este fin de semana en Zaragoza.


"Seguro que llevan una nariz roja y una chaqueta de colores. Todos los payasos se visten así", recordaba Ibai a sus amigos, Samara y Miguel Ángel. Pero ellos, en lugar de prestar atención a este comentario, miraban fijamente las escaleras, alucinados al ver como dos extrañas señoritas, vestidas con vistosos trajes, cantaban y bailaban un chachachá ante un único espectador, Daniel. El pequeño, que estaba merendando tranquilamente, dejó su bocadillo a un lado y, mientras su madre se reía a carcajadas al ver la actuación de las jóvenes, él esbozaba una tímida sonrisa.


"¿Quieres que la repitamos? Esta vez seguro que nos sale mejor", le decían Marta y Saruska, las "señoras raras". Y así hasta siete veces, tiempo más que suficiente para conseguir que toda la plaza se pusiera a bailar y cantar al ritmo de chachachá, mientras las dos payasas intentaban, sin éxito, que un huevo frito de plástico cayera en el interior de una sopera mientras ellas seguían con su actuación.


Daniel, Ibai y sus amigos no echaron de menos las narices rojas y los zapatos de colores. Las dos jóvenes clown habían conseguido su objetivo: que el fracaso (bailar mientras intentaban meter un huevo en una sopera) se convirtiera en un éxito (despertar la carcajada y el aplauso entre el público asistente, Daniel incluido).


"Los payasos trabajamos con el fracaso y es a través de él cuando conseguimos la risa. Normalmente, al empezar un número todo el mundo cree que nos va a salir bien y entonces se nos caen las bolas, la trompeta no toca o somos incapaces de saltar un obstáculo. Son pequeños fracasos que vienen acompañados de la sonrisa del espectador, primero tímidamente y luego con grandes carcajadas. Y es justo en este momento cuando hemos conseguido llegar al éxito", afirma Cristian Cáceres, ayudante de Óscar Zimmerman, uno de los payasos más reconocidos de Chile.


Este era el mensaje que Cristian intentaba hacer llegar a las más de quince personas que se habían apuntado ayer al taller 'Rutinas del clown', organizado con motivo de este encuentro de payasos. Una cita que también ha contado con la presencia de otros maestros como el argentino Marcelo Katz y el zaragozano Raúl Castillo.


En total, más de 50 personas llegadas de Santiago de Compostela, Cáceres, Barcelona o Zaragoza, han participado estos días en las clases teóricas y también en algunos de los espectáculos que se pueden ver hasta esta tarde en el barrio del Arrabal.


"El objetivo de este encuentro es enseñar los principios básicos del mundo de los payasos. Sentar las bases de la formación, porque provocar la risa es algo muy complicado que requiere mucho trabajo, esfuerzo, formación y disciplina", indica Toño Zarralanga, responsable de Entrepayasaos.


Y mientras, en el centro cultural de la Estación del Norte jóvenes de 20 años y señoras de más de cincuenta aprendían a ser payasos, en la plaza de San Gregorio, Ibai y sus amigos seguían bailando y riendo al ritmo del chachachá. Marta y Saruska habían dejado de ser dos "señoras raras" que cantaban para convertirse en dos divertidas payasas. "No me importa que no tengan la nariz roja, porque me lo he pasado pipa", señaló Miguel.