"Conciliar no es solo cosa de mujeres"

Delegadas y trabajadoras de la industria, el sector servicios y el asistencial, convocadas por UGT Aragón, coinciden en que la igualdad camina a paso lento y que urge un cambio de mentalidad.

Trabajadoras y delegadas sindicales reunidas por UGT Aragón
Trabajadoras y delegadas sindicales reunidas por UGT Aragón
José Miguel Marco

Difícilmente se puede avanzar en igualdad cuando en la mayoría de las empresas el 90% de los permisos para el cuidado de hijos y de mayores se los cogen las mujeres. Lo denuncia Pura Huerta, secretaria de formación y empleo de UGT Argón. "Somos las que en primer lugar rompemos nuestra trayectoria profesional para atender a la familia, perdemos años cotizados y eso se traslada a nuestras jubilaciones". Es, precisamente, ejercer de "cuidadoras" además de "trabajadoras" lo que hace que el 75% de los contratos a tiempo parcial los ocupen mujeres, lo que limita sus salarios y posibilidades de ascenso. Sin una corresponsabilidad entre hombres y mujeres para repartirse esa doble jornada que implica trabajar dentro y fuera de casa, "las oportunidades no son las mismas", asegura María José Ochoa, que trabaja en el sector de grandes almacenes. "No hay más que ver los directores regionales que tenemos, diez, y ninguna mujer. Todos los altos cargos son hombres. A la mujer la ven en un segundo plano", afirma. A su juicio, las jornadas parciales han retrasado mucho la promoción de las mujeres: "Tienen que cuidar de los hijos, así que trabajan pocas horas y no pueden escalar. El cambio ha de venir de la escuela y concienciar a los niños para que nos vean por igual", añade. Lo mismo piensa María José Mangado, que trabaja también de dependienta en una multinacional de ropa. "Con jornada reducida, nunca te van a tener en cuenta. Los planes de igualdad muchas veces se quedan en papel mojado", critica, a la vez que pide a la Administración que vigile y controle más su cumplimiento.

Los roles sociales siguen marcando una gran diferencia entre hombres y mujeres no solo en salario sino en tipo de trabajo. Lo dice María Jesús Guillén, trabajadora municipal de servicio a mayores en su domicilio. "Es un sector mayoritariamente femenino. Seguimos asumiendo el rol de toda la vida, pero fuera de casa. No hay conciliación alguna. Si dejo de hacer esto es para cuidar de mi propia familia", opina. "Mientras sea siempre la mujer la que se tiene que pedir la jornada reducida o la excedencia para atender a los hijos o los mayores, no habremos avanzado mucho", asegura.

María José Cervero, que trabaja en una residencia, dice que sus "compañeras son casi todas mujeres; hay muy pocos hombres". Y se muestra partidaria de que igual que pueden cogerse permiso por paternidad, lo hicieran por los mayores. "También son hijos", afirma, y así se rompería con el rol cultural de que la mujer sea siempre la que se hace cargo de los cuidados. "Siempre es ella la que tiene que acabar conciliando.

"A la mujer se le exige más", coincide también Rosa Moreno, presidenta del comité de empresa de Android, auxiliar de automoción. "La verdad es que hombres y mujeres casi estamos a la par en talleres y oficinas, pero hombres con reducción de jornada por cuidado de hijos solo tenemos dos de una plantilla de 490 personas", explica. Por eso, en el nuevo convenio que han empezado a negociar van a tratar de avanzar más en medidas que favorezcan conciliar pero no solo para ellas. Mª Carmen García, responsable de la comisión de Igualdad en Android, señala que "vamos a tratar de que haya más permisos retribuidos para que los padres puedan asistir a las reuniones de colegio y tutorías en la confianza de que ellos se impliquen y participen más".

Sara Martín, presidenta del comité de empresa de Opel –la primera en los 36 años de vida de la factoría de Opel Figueruelas– destaca que "las mujeres van subiendo en representación pública, pero estamos lejos de la igualdad". El cambio es todavía lento, si bien, reconoce que el salto que se ha dado en la planta desde 2002 hasta hoy es significativo ya que el porcentaje entonces de mujeres era ínfimo y ahora son muchas más. "Al principio, pasabas por la línea y había silbidos, piropos y todo el mundo te miraba. Les costó adaptarse", indica, sobre todo en la nave de Carrocerías, donde los trabajos son de fuerza, pero al ver que "trabajamos exactamente igual que ellos" ha ido desapareciendo ese resquemor inicial.

"Estoy en la comisión de igualdad y lo que queremos es hacer como en BSH que se pueda pegar una excedencia de dos meses a la baja de maternidad, de cuatro, y que lo cojan no solo las madres sino también los padres", indica Sara Martín. Feli Serrano, que entró con solo 19 años a trabajar en oficinas en Figueruelas, admite que "al principio cuando llegó, casi todos eran hombres y se les veía algo reacios, pero que nunca ha sentido discriminación". Más bien, indica, por parte de algunas mujeres de mi generación que "me consideraban una madre desnaturalizada: tenía turnos de mañana, tarde y noche y siempre le enseñé a mi hijo a hacer de todo en casa".

Lorena Urquiz, trabajadora en la planta de Carrocerías de Opel, dice que cuando llegó a la nave, "los compañeros hacían porras de cuánto iba a durar. Son trabajos pesados y creían que una mujer no podría, pero después me aceptaron bastante bien; aún tengo que escucharme algún comentario machista de que se cae un café y te dicen a ti que vayas a por la bayeta, pero no les hago caso".

"Necesitamos que la conciliación sea real", manifiesta por su parte Silvia Abad, que habla en nombre de las muchas mujeres que trabajan en Electrónica Cerler. "Nos vendría muy bien que en las mesas negociadoras de convenio hubiera más mujeres para que ayudaran con más medidas a favorecer la igualdad de oportunidades. Por ejemplo, en nuestra fábrica solo hay dos hombres que se cojan jornada reducida". Conciliar vida laboral y personal "es un problema de todos", dice. "Mientras esté mal vista la jornada reducida entre los compañeros, poco avanzaremos", añade Erika Fontana, que también trabaja en esta empresa de placas electrónicas.

Ruth Urbano, del comité de BSH en Montañana, piensa que "siempre es la mujer la que tiene que renunciar a parte de su carrera profesional". Eva María Ibáñez, que trabaja en Grávalos para el sector de la línea blanca, asegura que "entre encargadas, aún hay mujeres, pero los directivos son todos hombres" y que resulta difícil llegar a puestos de responsabilidad: "O no tienes hijos o los tienes mayores". "Si no se logra una mayor concienciación social, será muy difícil", advierte. De ahí que ante la huelga del 8 de marzo sea tan importante que paren las mujeres como los hombres.

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