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Un golpe de suerte para Joel

El zaragozano Joel Bosqued fue uno de los protagonistas de la exitosa 'tv movie' 'El Castigo'. Ahora, prosigue el rodaje de la teleserie 'Un golpe de suerte'

Joel, caracterizado como Mito, su rol en 'Un golpe de suerte'.
Un golpe de suerte para Joel
telecinco

Zaragoza. Se está especializando en papeles de joven conflictivo, pero nada más lejos de la realidad. El aragonés Joel Bosqued ya hace años que se trasladó a Madrid para formarse y perseguir su sueño de ser actor, pero reconoce que, en su adolescencia en Zaragoza, no era precisamente un bala perdida. "Hombre, cuando tenía 16 años, iba a veces a la Zona, al Rollo o al Casco. Pero no excesivamente".

Habla de esa época, cuando estudiaba E.S.O. en el colegio Compañía de María de Zaragoza, como con lejanía, cuando lo cierto es que solo tiene 20 años. Y ya se está convirtiendo en un rostro popular en la pequeña pantalla. Ha participado en capítulos de éxitos catódicos como 'Sin tetas no hay paraíso', 'Acusados' o 'Física o química', experiencias que recuerda con cariño. "Estaba esperando lo que ha llegado ahora. Y no me quejo. Yo todo lo que pueda hacer lo aprovecho, y lo doy todo". Es su filosofía, consciente de que "en este mundo, tan pronto eres alguien como al día siguiente no eres nada".

Su espaldarazo definitivo vino de la mano de Daniel Calparsoro con la película para Antena 3 'El Castigo', que en diciembre pasado logró más de cinco millones de espectadores. Pero hubo otra persona que también tuvo mucho que ver con su participación en el 'film': su jefe en la tienda de móviles donde trabajaba, que le permitió tomarse tres meses libres para rodar. "Le debo mucho, me dejaba presentarme a todos los cástines. En cualquier empleo no te aguantan eso", dice, agradecido.

Y es que las cosas no siempre han sido fáciles. Empezó en el mundillo pronto, con unos nueve años, por una amiga de su madre. "Lo típico que dicen: '¡Qué niño más mono!", recuerda Joel con humor. Enseguida se puso a participar en desfiles de centros comerciales en Zaragoza. Y le fue picando el gusanillo: un viaje a Madrid, otro a Barcelona, alguna cosa de publicidad? Se fue a la capital con solo 17 años y se instaló en casa de un amigo. Y, antes de comenzar a rodar, pasó por varios trabajos, entre ellos, en una tienda de motos. "En casa me decían que estaba loco", reconoce. Su primer papel protagonista lo logró para una serie de TVE que no llegó a emitirse. Así que su debut televisivo llegó con 'Ke no', en Cuatro. "Fueron unos cinco meses. La cadena se acababa de estrenar y era difícil que funcionara. Entonces, lo tomé casi como un 'hobbie", se sincera.

Tres años más tarde, su trabajo subió enteros con la ficción de Antena 3 que recreaba el caso real de cinco jóvenes confinados en una especie de Guantánamo con el fin de reeducarlos. "Fue una experiencia espectacular y Calparsoro es un director excelente, un tío que lo vive mucho", revela. Eso sí, el rodaje tuvo tela: "Fue en Navacerrada, el sol te quemaba y resultó duro".

Hoy, se asoma cada tarde a la parrilla de Telecinco, junto al resto del elenco de 'Un golpe de suerte'. Esta semana, el rodaje se ha trasladado de Mallorca a Madrid, y Joel aún está algo apenado. "Han sido cuatro meses allí y, quieras o no, coges afecto a la gente del equipo", reconoce.

Joel cruza los dedos porque la producción se mantenga en pantalla. "Son malas fechas, pero esta última semana hemos subido de 'share' y, si aguantamos hasta septiembre, con la salida de los institutos, mejorará la audiencia", confía. Al público le recomienda que no se pierda la serie que, en su opinión, "es muy entretenida, no la típica en la que todos se lían con todos". Y, en el caso de que se cancele, aprovechará para estudiar y se guardará todo lo bueno. "Trabajar con actores como Carmen Morales o Toni Cantó te enseña más que 30 cursos a la vez", considera.

Y en ese aprendizaje sigue, esta semana, filmando las nuevas tramas de 'Un golpe de suerte', tras su fugaz paso por Zaragoza este fin de semana para ver a la familia. Mientras buscaba suerte como actor, trabajó en una tienda de móviles. Y su jefe le permitía ir a los cástines