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Los médicos de la televisión también necesitan su propio MIR

Gregory House, Derek Shepherd ("Anatomía de Grey") y Nick Riviera ("Los Simpson") encabezan el ranquin de los 25 médicos mejor valorados de la televisión.


Gritar "mil miligramos de vicodina" mientras se intuba a un paciente y el enfermo se encuentra entre la vida y la muerte no es una situación nada fácil y menos si los estudios centrales de tu carrera son Arte Dramático e Interpretación. Y es que, en la actualidad, ser médico en la televisión no es solo tener la mala sangre del doctor Gregory House o la cara bonita de los residentes de "Anatomía de Grey", sino que requiere una buena preparación en asuntos médicos para dar la talla ante los espectadores.


Cuando Lee Strasberg dirigió al grupo de teatro de Sidney Kingsley en 1933 en "Men in White", no podía imaginar que su idea de que los actores del reparto acudieran a estudiar a médicos en la sala de operaciones iría más allá más de 70 años más tarde. Enfermeras en plató, asesores médicos, chuletas con complicados términos médicos, libros sobre experiencias de los médicos... Meterse en la piel de los responsables de la salud y, a veces, de la vida, no es un papel fácil para los actores que cada día fingen en la pequeña pantalla ser médicos de gran experiencia.


Así, Kal Penn, que interpreta a uno de los nuevos fichajes de "House", el doctor Kutner, estudió manuales de Anatomía y Farmacología y se empapó de operaciones quirúrgicas y otros procedimientos médicos a través de Internet. Yvette Freeman, una de las enfermeras de "Urgencias" siguió de cerca a las enfermeras del Hospital de Los Ángeles hasta que le enseñaron a manejar algunas de las máquinas del quirófano, realizar vendajes o ponerse los guantes de plástico rápidamente, porque "en la vida real tienes tiempo, pero en televisión tienes que hacerlo en segundos", explica la actriz.


Pero una cosa son los conocimientos técnicos y otra los personajes. Para saber qué se siente siendo un médico, Jennifer Morrison, la hermosa doctora Cameron en "House", confiesa que se empapó de libros escritos por médicos de verdad. "Fue la clave que necesitaba encontrar para ella (el personaje): la necesidad de ser perfecto y no ser perfecto", señala Morrison, que cree que la parte más difícil de su trabajo es aprender el vocabulario médico necesario, "pues debes entender lo que dices y, además, pronunciarlo correctamente, para que la audiencia sepa de qué estás hablando y se crea tu papel".