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La crisis alimenta el ansia por entrar en 'Gran hermano'

Cerca de 50.000 personas quieren ser protagonistas de la 11ª entrega, entre ellos muchos trabajadores de la construcción

Madrid. "Gran hermano es un espejo de la sociedad", sigue manteniendo Mercedes Milá, maestra de ceremonias del genuino espacio de telerrealidad que inicia el 21 de julio su segunda fase de castin.

Y como reflejo de los tiempos que vivimos, si en otras ediciones acudieron a las convocatorias transexuales o mujeres víctimas de malos tratos, la undécima edición, que llegará este otoño, está marcada por la crisis. Entre las 50.000 personas que han acudido hasta el momento a las primeras pruebas se encuentran muchos trabajadores de la construcción que quieren capear el temporal introduciéndose en la mediática casa de Guadalix de la Sierra.

Además de los 300.000 euros de premio para el ganador, el programa paga un sueldo a los concursantes para compensar las actividades que podrían desarrollar fuera en ese tiempo.

"Buscamos gente que disfrute, que quieran vivir la experiencia de verdad, que no vengan para ganar dinero ni fama, sino que se contenten con la convivencia", argumenta la directora del programa, Pepa Álvaro. Sin embargo, como zanja Mercedes Milá, "que no busquen la fama es imposible", pues la búsqueda de dinero y de notoriedad es uno de los denominadores comunes delos concursantes.

En estos diez años de programa, más de 700.000 personas han intentado entrar en 'GH'. Gente variopinta que llega a las convocatorias dispuesta a desnudarse, cantar, bailar o hacer el pino con tal de entrar en la casa. Un hombre de Gijón llegó al hotel donde se celebraba la criba diciendo que tenía que entrar en el concurso porque había matado a su suegra para ello. Ante la perplejidad del equipo, explicó que había dicho en el trabajo que su suegra había muerto para escaparse y hacer la prueba.

El paro aviva también el interés, como han demostrado los trabajadores de la construcción, el sector más azotado por la crisis. "Pero también hay madres que quieren quitarse a sus hijos de encima durante tres meses y llaman para inscribirlos", dicen desde el programa. Las pruebas pasarán, entre otras muchas ciudades, por la capital aragonesa.