LITERATURA

Coll: «Siempre tendrá que haber información y periodistas»

El periodista y escritor acaba de publicar su libro de memorias 'Mis seis diarios'.

Antoni Coll.
Coll: «Siempre tendrá que haber información y periodistas»
'DIARI DE TARRAGONA'

Antoni Coll Gilabert (Ivars d'Urgell, 1943) es uno de esos periodistas de la vieja escuela, «con un pie en el papel y otro en el futuro, a ver cómo acaba esta aventura», como él mismo dice. Con más de cuatro décadas de oficio, entre 1969 y 1977 vivió los últimos años de 'El Noticiero' en Zaragoza. Una época que aparece reflejada en el libro de memorias que acaba de publicar, 'Mis seis diarios'. Repasa sus experiencias en los periódicos en los que ha trabajado: 'Diario de Lérida', 'El Diario de Barcelona', 'El Correo Catalán', 'La Vanguardia' y 'Diari de Tarragona', que dirigió durante 20 años y del que actualmente es consejero delegado.

Narra su vida periodística en diálogo con diversas personalidades que conoció y trató, ¿con qué personajes vamos a encontrarnos?

Empiezo con José María Gil Robles, sobre el que hice mi tesis como estudiante. Mis etapas en Lérida y Zaragoza las repaso con Fraga Iribarne. Y así van apareciendo Josep Tarradellas, Llorenç Gomis (director de 'El Correo Catalán'), Carlos Sentís -periodista que hoy tiene 99 años- y Jordi Pujol.

Seguro que Fraga le habrá dado para más de una anécdota...

Cuando era subdirector en 'El Noticiero' -lo dirigía entonces Ramón Celma-, nos cayó una sanción porque me salté la censura previa con un informe sobre la desalinización del agua del mar. No tenía ninguna complicación política, pero nos quisieron multar. Al final, la retiraron porque a los pocos días el ministro de Trabajo del régimen iba a venir a darle una condecoración a Ramón Celma y él dijo que lo uno o lo otro.

¿Qué noticias le marcaron en su estancia en Zaragoza?

Dos tragedias. Un autobús que se precipitó en el Ebro en el pozo de San Lázaro y un incendio en unas tapicerías. En el fuego quedaron atrapados una veintena de trabajadores y la puerta metálica, por el calor, quedó prácticamente sellada. Yo mismo tuve que sostener a personas que caían desmayadas al enterarse de que sus familiares habían fallecido. También hay recuerdos alegres, por supuesto.

¿Va a morir el papel?

Lo ha vaticinado el presidente de 'The New York Times' y es una voz autorizada. Estoy convencido que el papel durará todavía, pero lo que siempre tendrá que haber será información y periodistas. Y también una cabecera en la que la gente confíe para estar al tanto de lo que ocurre. No todo el mundo puede estar mirando por el ojo de la cerradura y analizar lo que sucede a su alrededor. Los periodistas tendrán que seguir siendo los intermediarios entre la realidad y una sociedad que, eso sí, cada vez tiene más medios para estar informada.

¿No está muy desprestigiada la profesión para hablar de confianza?

Hay tantos periodistas de todo tipo que cada lector, oyente o espectador tendrá que seleccionar. Hay profesionales que se han dejado llevar por el sensacionalismo, y eso se nota sobre todo en la televisión y su búsqueda del morbo. Pero siguen existiendo periodistas que persiguen la verdad y la realidad.

¿Hubiera peleado por conseguir la confesión de la mujer de Santiago del Valle?

Yo creo que no y menos en la situación en que estaba el caso.