Berto Romero "El oficio del cómico tiene que ser muy poroso a los cambios sociales"

Berto Romero estrena 'El otro lado' en Movistar Plus+, su segunda serie, en la que da vida a un periodista del misterio en horas bajas.

Berto Romero y Andreu Buenafuente, en 'El otro lado'
Berto Romero y Andreu Buenafuente, en 'El otro lado'
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Las tres temporadas de 'Mira lo que has hecho' ya dejaron bien claro que Berto Romero (Cardona, Barcelona, 49 años) tenía mano a la hora de escribir ficción. El cómico regresa ahora con 'El otro lado', una serie que desembarca hoy en Movistar Plus+ y que aúna terror y comedia. En ella da vida a Nacho, un periodista del misterio en horas bajas al que se le presenta un caso que podría cambiarle la vida. La investigación le llevará remover oscuros secretos y rencillas con Gorka, un trasunto de Iker Jiménez, con el que trabajó en el pasado y que triunfa en la tele.

¿Cómo nace 'El otro lado'?Pues primero es una reacción a 'Mira lo que has hecho', que era muy autorreferencial y muy metalingüística. Quería, además, hacer género, y acercarme a lo que me gusta a mí consumir. También es verdad que empezamos a escribirla en plena pandemia y la historia está un poco teñida de lo que vivíamos entonces: mucho terror, miedo y angustia.

¿Les costó encontrar el tono?Tardamos mucho. Fue un proceso continuo y obsesivo. Se me metió en la cabeza que había algo inexplorado si mezclábamos la comedia y el terror lo más equilibradamente posible, y que podíamos encontrar algo que no se hubiera visto.

Habla de reacción, ¿se ha sentido encerrado en la comedia? ¿Podría hacer un drama?No hay un plan preestablecido. Lo que sí soy es bastante contradictorio de carácter y trato de hacer cosas distintas para huir del aburrimiento. Nunca he rehuido de la comedia, pero para aprender y crecer me ha apetecido bucear en otros géneros. Lo bonito de que me hayan dado libertad para hacer lo que quisiera es que te puedes arriesgar y creo que eso es lo que tengo que hacer en los trabajos que lidero porque fuera no me lo van a proponer.

¿Se parecen en algo la comedia y el terror?Mira, esto se lo escuche a Jordan Peele en una entrevista reciente. Me parece que terror y comedia son como géneros medio primo-hermanos. Se trata de crear una situación, hacerte cómodo en ella, creer que la controlas y entonces subvertirla de golpe. En un caso provoca una carcajada, en el otro, un susto.

'El otro lado' rebosa cariño por los temas del misterio. ¿Era oyente de estos programas?Totalmente. Yo creo que los escuchaba casi como otra forma de ficción, como el que escucha relatos de terror, más que como un creyente. Creo que me fui quedando un poco con la música, con cómo era todo el ambiente, cómo hablaban... Y he querido también rendir un homenaje, por eso no entramos con el cuchillo a reírnos de, sino a reírnos en ese ambiente.

¿Cree en el más allá?No. Es que no creo en creer, porque creer es dar por buenos hechos sin pruebas. Tengo una cabeza mucho más científica o cartesiana. Y además me da la sensación de que probablemente no haya nada y que la creencia en esto sea un gesto desesperado de terror ante la posibilidad de que cuando nos vayamos ya no haya nada más y es una muestra de lo pesado que es el ser humano.

Buenafuente encarna al espectro del mentor del protagonista, un tipo anclado en los ochenta. ¿Tiene Buenafuente algo de ese tipo caduco?No, no. Andreu precisamente es todo lo contrario, es un tío que intenta vivir su tiempo. De hecho, le daba cierto pudor interpretarlo. Todo el rato decía: "Hombre, es que esto que digo es cancelable". Bueno, esa es la gracia también que el personaje es otro tipo de masculinidad, es la masculinidad de nuestros padres. Esto es el patriarcado feliz, así que disfruta (ríe).

¿Cómo convive con este tiempo de cancelaciones?Pues lo vivo adaptándome a ello. Es que además el oficio de cómico tiene que ser muy poroso a los cambios sociales porque los cómicos somos como el canario en la jaula en las minas de grisú: vamos delante y cuando el cómico cae es que se ha pasado. Pero es parte del oficio y para mí representa un estímulo.

La serie critica el viraje que han dado periodistas del misterio, que se han puesto a hablar de salud y política.Yo creo que la serie, más que eso, lo que presenta es una crítica al neoliberalismo salvaje y a la precarización de todo. Y en el periodismo funciona de esa manera: todo vale, el fin justifica los medios, por la audiencia hacemos lo que haga falta. Y luego también se habla de la espectacularización del periodismo, de cómo todo se puede acabar convirtiendo en un espectáculo y todo el mundo puede hablar de todo. Una de las tesis de la serie es que para funcionar en el mundo en el que vivimos tienes que ser más como Gorka que como Nacho.

¿Sabe si la ha visto ya Iker Jiménez?No se la hemos pasado porque no voy a ir de entrevistado al programa. Hubiera sido un poco extraño. Todavía no hace críticas televisivas, pero como va abarcando ámbitos distintos en el periodismo, probablemente lo haga (ríe).

El giro de la trama terrorífica se resuelva en apenas un par de minutos. ¿Por qué?Porque es que no queríamos hablar de ese tema. Es, de hecho, otra de las masculinidades de las que habla la serie, pero no queríamos entrar ahí y no queríamos rebozarnos en el drama. Se habla siempre de los límites de la comedia, yo no los tengo muy claros; los que sí que tengo muy claros son los del drama. El 'torture-porn' y la prostitución emocional no me gustan nada y no me llevo muy bien con las ficciones que se rebozan en el dolor como argumento para ser más supuestamente profundas.

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