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Un foro para ensanchar la libertad de todos

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno.
Heraldo.es

Pocas cosas nos ayudan a medir mejor la calidad democrática de nuestras sociedades que el pluralismo que emerge con la libertad de prensa, reconocido como derecho fundamental en el artículo 20 de nuestra Constitución. También, por eso mismo, pocas cosas nos ayudan más a trazar el camino andado en la historia reciente que la evolución que ésta ha tenido tanto en su reconocimiento legal como en su ejercicio efectivo.

Desde que, en la Francia de 1789, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano la recogiera expresamente hasta el consenso actual sobre su condición de piedra angular de las democracias, se han sucedido avances y retrocesos que nos recuerdan la fuerza del progreso y la razón para abrirse paso, pero también que no podemos dar por irreversible ningún derecho conquistado.

Mientras escribo estas líneas, muchos periodistas a lo largo y ancho del planeta están sufriendo coacciones, persecución, amenazas, encarcelamiento o violencia física por ejercer su profesión, y temiendo que –como ocurre en demasiadas ocasiones- termine costándoles la vida.

Por ello, que Zaragoza y España acojan un evento de la dimensión del World News Media Congress 2022 es, además de un honor, una interpelación directa a la necesidad de reafirmar el compromiso colectivo con la libertad de prensa y con quienes, al ejercerla, ensanchan las libertades de todas y todos.

Los profesionales de la comunicación son el muro de contención del deterioro democrático que pueden sufrir nuestras sociedades. ¿Acaso no es esa la razón por la que, en Rusia, la invasión de Ucrania haya sido la coartada perfecta para que la autocracia de Putin hostigue a periodistas críticos y a medios independientes?

El periodismo libre cumple, desde luego, esa función de cortafuegos frente al abuso del poder político o la injerencia de intereses económicos inconfesables. Y es, también, uno de los motores de transformación y modernización de las sociedades.

Pienso, por ejemplo, en la figura de Carmen de Burgos –de cuyo fallecimiento se cumplirán noventa años el próximo 9 de octubre-. Fue la primera mujer reconocida como periodista profesional en España y, desde su tribuna en diferentes periódicos de principios del siglo XX, su palabra fue imprescindible para abrir y avivar el debate social sobre cuestiones como el sufragio femenino o el divorcio. Su voz, apagada y proscrita al comienzo de la dictadura, emerge con fuerza hoy en una España plenamente democrática, que reconoce su compromiso con un periodismo honesto a través de una mirada reflexiva hacia la realidad, la verdad y el progreso.

Hoy, cuando los ciudadanos y ciudadanas vivimos bajo la confusión permanente de las ‘fake news’ y la actualidad parece adoptar un ritmo cada vez más vertiginoso en nuestras pantallas, se hace más necesario que nunca reivindicar la función social de los medios de comunicación y la labor de los periodistas que creen en la dignidad de su oficio.

Hay quien puede tener la tentación de creer que la libertad de prensa es un asunto sectorial o corporativo, algo que merece la pena proteger, pero cuyo recorrido termina en la puerta de una redacción.

Nada más lejos de la realidad. Es la propia democracia la que debe sentirse concernida ante la limitación indiscriminada o arbitraria de un derecho fundamental tantas veces cercenado por la tiranía, las dictaduras y la guerra.

Espacios como este Congreso permiten proyectar el alcance de un ejercicio consciente y sin ataduras del periodismo. Gracias, pues, a la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA) por su iniciativa, y al grupo editorial HENNEO y Zaragoza Turismo por hacer posible esta edición. Seguiremos atentos a vuestros debates y conclusiones porque, como sociedades democráticas, nos jugamos mucho en ello.

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