"El conocimiento y la formación son el futuro"

Manuel Pizarro, José Manuel Blecua y Guillermo Fatás confían en la capacidad y en los recursos propios de la Comunidad para mejorar e impulsar el desarrollo, pero consideran clave la enseñanza, la logística y el tejido social.

Manuel Pizarro, José Manuel Blecua y Guillermo Fatás, en la biblioteca de la Real Academia Española.
Manuel Pizarro, José Manuel Blecua y Guillermo Fatás, en la biblioteca de la Real Academia Española.
Alberto Morales

Tres premios HERALDO analizan la situación actual de Aragón e intercambian análisis y visiones sobre los problemas, los recursos y las opciones de futuro de la Comunidad. Manuel Pizarro (Teruel, 1951), José Manuel Blecua (Zaragoza, 1939) y Guillermo Fatás (Zaragoza, 1944) se encuentran en la sede de la Real Academia Española, donde Blecua, exdirector y miembro de la institución, ejerce de anfitrión.

Pizarro fue premio a los Valores Humanos y el Conocimiento en 2007, mientras que Blecua fue reconocido con el mismo galardón en 2014, año en el que Fatás obtuvo el Mompeón Motos de Periodismo.

Tras visitar una parte de las instalaciones, con especial detalle el salón de plenos y la biblioteca de la RAE, recalan en la sala dedicada al ilustre aragonés y académico Fernando Lázaro Carreter (Zaragoza, 1923, Madrid, 2004), en la que los tres inician una larga y densa conversación sobre la Comunidad Autónoma, sus capacidades y su papel en el conjunto de España y de su Estado.

La primera parte gira sobre los indicadores de Aragón, una Comunidad que siempre da la media en casi todos ellos y que está situada en una estratégica zona del noreste de España, entre varios territorios donde hay grupos políticos independentistas que mantienen un conflicto permanente, siendo Cataluña la que vive en la actualidad en una confrontación mayor que el País Vasco o, episódicamente, Navarra.

El primero en tomar la palabra es Manuel Pizarro, que no tiene dudas a la hora de considerar que "Aragón es el corazón de España. No es una casualidad que sea la media en los indicadores económicos, políticos y sociales, porque estamos donde estamos geográficamente y eso ni nos favorece ni nos perjudica". Para el jurista turolense, "eso implica que, por ejemplo, es el lugar ideal para sondear mercados, medir la aceptación del consumidor… Y hay algo muy claro: cuando hay alguien que solo puede ser español, es aragonés, como Goya, Buñuel, Costa… En ese aspecto da la quintaesencia y la media. Es un hecho".

El filólogo y académico José Manuel Blecua, asiente: "Tengo esa misma impresión, pero cuando se da el hecho de que Aragón es una de las autonomías más envejecidas y que 540 pueblos pierden población, es que hay un problema muy grave. Hay casos dramáticos, como por ejemplo el de Pozuel de Ariza, donde solo hay una chica menor de 20 años, y eso es preocupante y genera dudas de cómo afrontar el futuro".

Guillermo Fatás, historiador, doctor en Filosofía y Letras y catedrático, reflexiona sobre la demografía aragonesa: "Cerca de dos tercios de las localidades aragoneses no tienen ya mujeres en edad fértil. Eso agrava el problema demográfico, porque no hay relevos. El último fue la emigración, en la etapa de bonanza económica. Ojalá vuelva, sobre todo la europea e iberoamericana".

Demografía y territorio

Para los tres contertulios, la solución es compleja y es casi un problema endémico, pero caben interpretaciones y formas distintas de acometerlo.

"Hay que verlo de otra manera", señala Manuel Pizarro. A su juicio, "cuando se trabajan con método y objetivos, las cosas se logran. Aragón está en el centro y es parte de un área de quince o veinte millones de españoles más desarrollados. Tenemos Madrid (5-6 millones), Cataluña, (7 millones), Valencia (5 millones), País Vasco (2 millones)... En medio estamos nosotros. Y con Toulouse al lado, que pese a tener un aeropuerto como Tarbes, los aviones necesitan aparcar y llenan el de Teruel, que es el segundo aeropuerto de estas características en el sur de Europa. Por eso, hay que replantearse muchas cosas. La disponibilidad de espacio que tiene Aragón también es una oportunidad que debemos saber aprovechar".

En este sentido, coinciden en resaltar la solvencia de Aragón en distintos ámbitos y sectores. "Es que referencias hay muchas", destaca Pizarro, que pone como ejemplo a Albarracín, donde "hasta que se creó la Fundación Santa María de Albarracín, había un solo hotel que abría tres meses al año. Ahora hay ocho o nueve y están completos casi todos los fines de semana. Hay una ley económica que dice que toda oferta crea su propia demanda. Empiezas a ofertar Matarraña, y se llena. Teruel capital era una ciudad funcionarial y vacía. Llevamos la autovía, un plan Urban y hubo que rehacer una ciudad y reconstruirla con escombros…, y hoy es un referente turístico y cultural".

Fatás y Blecua resaltan la importancia de lo realizado en Teruel, una ciudad "devastada" por la guerra y en situación crítica en las décadas de los cuarenta y cincuenta. "Eso significa –añade Pizarro–, que hay remedio, porque también se ha hecho en casi toda la provincia de Huesca, la más equilibrada de las tres, en varias de las comarcas de Zaragoza con proyectos e innovación... Otros se han quedado en el bucle de la melancolía, pero yo soy muy optimista con Aragón".

"No sé hacer ese tipo de valoraciones –explica Guillermo Fatás–, pero a corto plazo las localidades de Aragón se tienen que articular mejor en torno a cabeceras comarcales, pues son muy pequeñas. Faltan dos cosas: la banda ancha, que resuelve problemas esenciales para la vida de los ciudadanos, como la telemedicina. Y la segunda, las comunicaciones físicas, que están mal: hay que poder ir y venir con comodidad. Esas dos infraestructuras facilitarían asentar población, acercar médicos, asistentes sociales, maestros y docentes donde hoy nadie quiere vivir o van de interinos. Esas dos fórmulas propiciarán el asiento de jóvenes y sobre todo de familias con hijos. Lograr esos objetivos está al alcance de Aragón, concuerdo con vosotros. Y quizá falte una política de estado, pues Aragón, con siete fronteras y tan despoblada, comparte el mal con el interior de Valencia y las dos Castillas".

"Sí, así es, aunque está peor Guadalajara que Teruel", dice Pizarro, mientras que Blecua resalta que esa es "una de las provincias del interior con menos riqueza" y Fatás puntualiza que "Aragón era el cuatro y pico por ciento de la población española y ahora no llegamos al tres por ciento. Relativamente hemos retrocedido, pese al incremento de habitantes. Es decir, los demás han crecido más que nosotros".

En relación a las fronteras, Guillermo Fatás añade: "Burdeos y Toulouse también equidistan 300 kilómetros de Zaragoza, pero con una diferencia: que a Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao puedo ir en el día por tren o autopistas, pero a Toulouse y a Burdeos, no. Las isocronas son diferentes".

A raíz de esta valoración, la conversación vuelve sobre las opciones ante el futuro. "No soy pesimista, pero veo con preocupación la inacción política e institucional", añade Fatás. Por su parte, José Manuel Blecua destaca que "hay cosas muy positivas frente al futuro y problemas que se mantienen y no se resuelven. Como, por ejemplo, la reapertura del Canfranc. Pero hay señales para el optimismo. Por ejemplo, y aunque parezca anecdótico, se han abierto más de 1.500 negocios de chinos en Aragón y eso no es fruto de la casualidad. Es un indicador a tener muy en cuenta".

La Universidad y la I+D+i

Pizarro, Fatás y Blecua son optimistas sobre el futuro de Aragón con matices y algunas discrepancias sobre el papel de los presupuestos, de las inversiones y de los dirigentes políticos y sociales. Pero la apuesta en común es la Universidad de Zaragoza, como uno de los factores claves para el desarrollo y sobre todo para el conocimiento, la investigación y la I+D+i.

Para Blecua, Aragón no está estancado ni carece de recursos y no tiene por qué cundir el conformismo en el conjunto de la sociedad, porque "hay elementos y referentes como la Universidad de Zaragoza, que es magnífica. De las mejores. En todos los campos".

"Efectivamente –señala Guillermo Fatás–. Ahora tenemos investigadores ocupados en Siberia: Pilar Catalán les lleva novedades sobre gramíneas. Luis Oro está con su equipo en Arabia Saudí, investigando nuevos catalizadores homogéneos para hidrocarburos. Ahora mismo, lo que más valor añadido está dando a Aragón es una patente sobre recuperación del helio desarrollada en Zaragoza y que forma parte de la maquinaria de hospitales y laboratorios de medio mundo. La mejor opción de la OMS para una vacuna universal contra la tuberculosis la está investigando Carlos Martín. Hay una quincena de proyectos ERC…".

"Y el CIRCE con Antonio Valero, ¡hay muchas cosas en Aragón!", indica Manuel Pizarro. "Muchas –replica Fatás–, incluso proyectos que parecen de fantasía como el de nanomagnetismo para aplicación en medicina de Ricardo Ibarra, por citar algunos".

Estos elogios llevan también al análisis y a la crítica de las carencias de presupuestos y de los recortes aplicados a la Universidad, que "lleva siete años sin financiación para renovación de equipos técnicos", un problema que destaca Fatás cuando se trata de "una universidad sensacional para el progreso y el conocimiento aplicado. Cuando una multinacional como la BSH dice que todas las cocinas de inducción que fabrica en su grupo van a ser con las patentes que ha desarrollado Balay con la Universidad de Zaragoza, es de elogiar".

Blecua recuerda la relevancia de la formación tecnológica superior que imparte la Universidad con la Academia General Militar, "que tiene un futuro impresionante". Y añade: "Esto que hablamos se desconoce fuera de Aragón y habría que ponerlo más en relieve porque sus frutos son vitales para el futuro del país". Y pone de ejemplo los conocimientos que imparte el ingeniero de Sistemas e Informática y profesor del Centro Universitario de la Defensa, Ricardo J. Rodríguez.

Patentes y valor añadido

Fatás añade que "ya han salido dos promociones de oficiales con relevantes conocimientos técnicos. Dentro de la AGM hay una escuela de ingeniería, propiedad de Defensa y adscrita a la Universidad, cuyo director es Antonio Elipe, catedrático de Matemáticas. Y funciona bien la colaboración universitaria con empresas como Saica, Solutex y otras. Por eso me sulfura que nuestro rector, (experto en lindano, tema vital para Aragón), tenga que ir mendigando créditos y emitiendo deuda cuando lo que adeuda la Universidad a medio y largo plazo es ínfimo en relación a las disponibilidades de gasto de las instituciones. Por eso digo que también fallamos nosotros".

Pese a la percepción que pueden tener los aragoneses, estas actuaciones y las patentes que implican aportan mucho valor añadido a la Comunidad Autónoma. Se nota especialmente, dice Fatás, "en el crecimiento de las exportaciones, en lo que ha colaborado mucha gente. Cuando la Universidad plantea hace dos años atar cabos con Pekín y el Rectorado trae a Zaragoza el Instituto Confucio, este no viene solo, sino con el embajador y con destacados empresarios a quienes se explica la logística del sur de Europa. Cuando llegan aquí, ya tienen mucha información depurada y estrecho contacto con la Universidad. No es perfecta, claro, pero en Aragón es un gran activo demasiado descuidado".

Manuel Pizarro apunta. "Sí, tenéis razón, pero en Aragón hay un problema y no es una casualidad que la jota no se baile agarrada". El jurista pone matices a su comentario: "Hay un serie de individualidades que pugnan solas en su sectores contra todos y que logran destacar y mejorar (Saica, Ibercaja, la Universidad…), pero no se unen, salvo en determinadas ocasiones puntuales. Somos una serie de individualidades, no la suma de ellas. Y eso tenemos que corregirlo".

A juicio de Pizarro, "el denominador común en Aragón es la resistencia. Al final haces lo tuyo y te quedas solo, no solo porque lo hagas mejor que los demás, sino porque el resto se despeña. Quizás lo que nos falta es cómo poner en valor la suma de individualidades, y no ser solo individuales, como eran Cajal, Servet, Goya, el Papa Luna… Nos falta esa idea de poner en común a las empresas con la Universidad, las entidades y las instituciones".

Por su parte, Guillermo Fatás considera que "una de las ventajas de la Universidad es que es una comunidad que se ve como tal. Y eso implica que entre unos y otros se apoyan, como hacen investigadores de altísimo nivel en biomedicina, neoterapias e imagen digital. Pienso en Jesús Santamaría, Esther Pueyo, Diego Gutiérrez, en el proyecto COST de Francisco Beltrán sobre lenguas antiguas que lideramos con diecisiete centros de nueve países, por poner ejemplos".

"Si eso que sucede en la Universidad lo lográramos en el conjunto de Aragón multiplicaríamos lo que hacemos, pero cada uno se dedica a lo suyo", contesta Manuel Pizarro.

La sociedad civil

Para Fatás, "ese es el motivo por el que debe ser la sociedad civil, la que tire de gobernantes y legisladores, para poder hacer esa suma de todos".

Blecua y Pizarro asienten y coinciden en que "debe articularse la sociedad civil".

Aunque Blecua ve un proceso complejo, porque "el concepto de sociedad civil nació en el XIX, pero las circunstancias en este momento son muy distintas y la velocidad del cambio es muy rápida. La globalización, la centralidad del trabajo que desaparece, el desarrollo de las pymes, la despoblación, la demografía… El conjunto de problemas plantea la interrogante de cómo va a ser la sociedad futura y por lo tanto cómo se articula".

Guillermo Fatás señala un dato preocupante que comparten sus interlocutores: "La sociedad civil es manipulable, No es inmanente ni estanca. Con activismo se puede moldear, y no siempre en positivo, como ya hizo ETA-Batasuna y ahora hacen grupos separatistas catalanes, controlando asociaciones, centros educativos y editoriales escolares para ideologizar a fondo la historia y la realidad. En Aragón no tenemos tanto problema, pero en el ámbito escolar no hemos sabido actuar. Hay un currículo aragonés sin textos adecuados. Es un ámbito abandonado. No se trata de manipular, se trata de conocer la historia y la cultura de Aragón como parte de España y Europa. Es la forma de conformar la sociedad civil. La escuela lleva años poco atendida en ese plano. Es preciso recuperar a fondo el Magisterio y hacer de la Facultad de Educación un centro de calidad".

En este punto, José Manuel Blecua asevera: "Ese es el problema. Sin la escuela es complicado desarrollar las bases para una formación completa en todos los campos". "Es una cuestión de ganas de aprender y de enseñar", apuntilla Manuel Pizarro. Fatás diferencia entre "lo que supone una amplia formación abierta, no ensimismada, y lo que hacen los separatistas, que alimentan un tejido social favorable a sus tesis. Ha sucedido en Cataluña y País Vasco. Y ahora, en Navarra".

"Y con un método muy definido", resalta Pizarro. "Claro –añade Fatás–, están moldeando la sociedad civil, que es mudable".

En este aspecto, Manuel Pizarro, precisa: "Repito lo que decía Costa de despensa y educación, pero está claro que ‘sin escuela no hay despensa’. No comes si no tienes las capacidades para llenar la despensa".

Para Fatás, "resolver ambas cuestiones es complicado. En Aragón hay unos 70.000 parados, casi la mitad con problemas serios". Una cantidad que para Blecua es "un paro estructural".

La atención social

La conversación entre los tres se centra en la atención social, en los servicios y en las consecuencias del desempleo.

Fatás señala: "Me avergüenzo cuando oigo a algunos políticos y partidos que quieren cerrar el comedor del Carmen, el Banco de Alimentos u otras entidades porque eso es caridad y no es justicia. Sean lo que fueren, son un ejemplo de respuesta de la sociedad civil ante las graves carencias de un sector de la población".

Tanto Manuel Pizarro como José Manuel Blecua y Guillermo Fatás comparten la necesidad de atajar los casos en riesgo de exclusión social en todas sus vertientes. Los tres destacan que "los desahucios a familias en riesgo de verdad, no en casos de ocupación ilegal o activismo, han caído considerablemente. También se han establecidos medidas y protocolos para que no se corte la luz cuando los impagos son por carencia de ingresos familiares, por citar ejemplos que se han ido resolviendo por la cooperación y por la presión y organización de la sociedad civil".

Pizarro añade que "en estas cuestiones, afortunadamente, ha habido colaboración de todas las partes afectadas y no ha fallado la sensibilidad. Pese a todo, y en algunos ámbitos tengo la impresión de que no sabemos tocar la tecla de la solidaridad civil".

Dentro de este contexto, Fatás muestra su preocupación por "los parados que están en torno a los cincuenta años y más y no tienen expectativas de inserción en el mercado laboral, aunque se les solucione temporalmente el pago de las hipotecas o del alquiler y el de la luz, el horizonte de los próximos treinta años para esa persona es muy duro".

Blecua añade que es "un problema difícil de solucionar, incluso con la formación, porque formar especialistas y ampliar las cualificaciones no es fácil lograrlo en esas circunstancias. Cabe recordar que las tasas de abandono en secundaria y en FP en los años de la abundancia llegaron a superar el 30% para incorporarse al mercado laboral. Ese es el origen del problema estructural".

Fatás aporta una clave de futuro: "Hay un cierto cambio de tendencia ahora, con bajada de matriculaciones en los grados universitarios y aumento en los ciclos de FP". Un dato relevante para los contertulios, que apuestan por reformar en España el sistema para que puedan ampliarse las vías paralelas entre la FP y los estudios superiores universitarios, con el concurso de entidades y empresas.

Manuel Pizarro muestra su acuerdo, pero considera que "también hay que buscar vías para sacar provecho incluso de lo que parece una desventaja a priori. Enlazando con lo que hablábamos al principio: a mí me preocupa mucho, como a todos, la despoblación. Pero dentro del problema, si lo sabemos manejar hay posibilidades de generar recursos y, en consecuencia, de asentar la población. Ahora, por ejemplo, hay demanda de tierras y bosques por empresas de varios sectores, lo que reclamará empleos cualificados y generará inversiones". Eso enlaza, dice Fatás, con "aprovechar los elementos propios, a veces vistos como problemas (sol, viento, agua, montaña, estepa) sobre los que pivotar recursos, formación, especialización e inversiones en investigación y vías de conocimiento en la Universidad de Zaragoza".

El peso de Aragón en España

Los tres contertulios resaltan el potencial de las investigaciones en marcha en Aragón en los campos industrial, agroalimentación, genética o producción ganadera. Y toca hablar del peso de Aragón en el conjunto de España.

"Tiene el peso que le toca y que le corresponde", asevera Pizarro, y "aporta un elemento de equilibrio imprescindible. Si se supiera jugar bien esa baza, tal vez nos iría mejor de lo que nos va. No tenemos el peso demográfico o político de Madrid, Cataluña, Valencia o Andalucía, pero damos equilibrio al conjunto del país y a una zona con muchas tensiones. No es una casualidad que en las últimas décadas existe un alto porcentaje de aragoneses dirigiendo importantes corporaciones y entidades. Es una aportación que hay que poner en valor".

No hay dudas entre los tertulianos a la hora de elogiar la capacidad de interlocución de Aragón, incluso ante conflictos como el catalán y pese a los litigios mutuos, y su papel vertebrador en el conjunto de España. Donde sí hay cierta discrepancia es sobre si Aragón sale perjudicado o no en el sistema de financiación autonómica y en el total de las inversiones del Estado.

Pizarro es partidario de que "cada uno sepa cómo buscar fondos y financiación para determinados proyectos y no esperar siempre a que sean otros los que decidan, aparte de las inversiones que le corresponden al Estado y al sector público, como infraestructuras". Las referencias que cita son Teruel, Albarracín, Maestrazgo, Somontano, el Pirineo o el área metropolitana de Zaragoza. "Los aragoneses –reitera– tenemos argumentos para influir en la decisión de inversiones que supongan una vertebración territorial. Dinero hay, pero se tiene que buscar. Eso mismo pasa con la Universidad de Zaragoza, que debe buscar patrocinios y mecenazgos".

Fatás defiende, de nuevo, la gestión de la Universidad: "Eso ya está funcionando. Y no solo en el ámbito universitario. Es verdad, que hay un factor de malgasto, pero hay que partir de la base de la equidad en el reparto de los recursos públicos y de que Aragón y la Universidad no estén tratados peor que la media de España". "Estoy de acuerdo –dice Pizarro–, pero hay que racionalizar el gasto, en todos los ámbitos".

Un aspecto que admiten los tres contertulios, pese a reconocer que es complicado ajustar los departamentos y las áreas universitarias a la demanda.

Los valores de la Comunidad

"Aragón es una autonomía dinámica y con los ingredientes necesarios para mejorar y crecer. Hay talento y una sociedad pujante", recalca Blecua con el asentimiento de Fatás y de Pizarro. Hay unanimidad en enfatizar el salto cualitativo de Aragón desde que en 1995 se pusieron en marcha los proyectos estratégicos y logísticos: nieve, turismo, agroindustria, las plataformas (Plaza, Plhus y Platea), el transporte, el tráfico de mercancías, los aeropuertos de Zaragoza y de Teruel, la riqueza histórico-artística de toda la Comunidad, las rutas culturales…

La estabilidad y la fiabilidad de Aragón son factores, a su juicio, que atraen inversiones y amplían las opciones de futuro. En este sentido, la Comunidad se ha convertido en un referente frente a autonomías vecinas donde hay tensiones y pulsiones soberanistas, principalmente Cataluña. Una situación que favorece las opciones aragonesas para la llegada de proyectos y de empresas.

El desafío separatista, a la espera de ver cómo se resuelve, es visto con preocupación. "Pese a que no se termina de entender el hecho diferencial catalán, saltarse la Constitución y el Estado de derecho es abrir una crisis sin precedentes que no se sabe cómo acabará", manifiesta Blecua.

Pizarro reitera que "la inestabilidad perjudica a Cataluña, porque los inversores internacionales y nacionales ya miran hacia el valle del Ebro en su conjunto. La no conflictividad de Aragón se convierte en un valor apreciado desde el exterior". Fatás critica "el desprecio separatista a la ley, porque, sin Estado de derecho, no hay democracia ni libertades. Es un principio general".

La conversación gira hacia la cualificación de los dirigentes públicos. Fatás es tajante: "Los gobernantes y los legisladores necesitan saber mucho más de lo que saben. Me refiero a Aragón en particular, aunque se pueda generalizar. Salvo excepciones, el examen de los líderes visibles resulta decepcionante. Las maquinarias de los partidos han aniquilado a sus mejores cuadros".

Blecua considera "necesario un mayor rigor en el debate político" y Pizarro recuerda que "la política es también pedagogía, porque hay que saber explicar las decisiones que se toman".

En este punto concluyen el encuentro, con un apunte: "Los políticos responden al nivel del conjunto de la sociedad". Para bien y para mal.

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