'Running', zumba, 'spinning', 'step', GAP, 'bodycombat'... En los últimos años, con el auge de la cultura de la estética y el culto al cuerpo han emergido multitud de gimnasios y centros de bienestar corporal que han elevado esta cuestión a la categoría de capital para la mayor parte de la sociedad. Pero no solo somos lo que se ve. Para mejorar el rendimiento y funcionamiento de nuestro cerebro, ¿dónde y cómo podemos ejercitar nuestra mente?

No es solo una cuestión de edad. Aunque el paso del tiempo es uno de los factores determinantes del deterioro cognitivo y la pérdida de memoria, este puede ralentizarse realizando diariamente sencillos ejercicios que sirven para poner en forma la resistencia y fortaleza de la mente.

Juegos para estimular el lenguaje o la memoria, ilusiones ópticas para mejorar la coordinación visual, retos para fortalecer la inteligencia y la agilidad mental, ejercicios para potenciar la concentración y la atención o acertijos para impulsar el razonamiento lógico son algunos de los divertidos desafíos a los que podemos enfrentarnos para mantener nuestro cerebro joven y activo.

Rompe la rutina. Las tareas cotidianas hacen que el cerebro funcione en modo automático. Para poner en marcha este engranaje, cambia el orden de tus actividades diarias o explora nuevas rutas para ir al trabajo.  Cepíllate los dientes con la mano contraria. Seas diestro o zurdo, pon a prueba las capacidades de tu otra mano. Cierra los ojos en la ducha. Al prescindir de la vista, en la ducha pondrás en alerta al resto de tus sentidos y podrás notar más texturas y olores que enviarán un mayor número de mensajes a tu cerebro. Desarrolla el olfato. Para la mente es positivo establecer vínculos entre olores y actividades. Prueba a oler tu perfume favorito antes de levantarte de la cama o mientras te vistes.  Haz manualidades. Las actividades artísticas impulsan el lado creativo del cerebro.