Aliados del maíz aragonés en armonía con el entorno del Picarral

Aliados del maíz aragonés en armonía con el entorno del Picarral

Es modélica en la adaptación al entorno urbano y en la convivencia.

La factoría zaragozana a mediados de la década de los sesenta.
La factoría zaragozana a mediados de la década de los sesenta.

Todavía hay quien hoy se refiere a la fábrica como Campo Ebro Industrial, el nombre originario de esta planta zaragozana que se fundó en 1964 para transformar el maíz y destinarlo a usos industriales.


Hoy, convertida en Tereos, grupo cooperativo francés, tercer productor de azúcar a nivel mundial, la factoría del Picarral (antiguo polo de desarrollo de la ciudad) sigue manteniendo sus valores fundamentales: transforma solo maíz no transgénico y sigue siendo un modelo en cuestiones tales como la calidad, la gestión energética y medioambiental, la convivencia con el entorno urbano, la seguridad alimentaria y la prevención de riesgos laborales, entre otras.


Así lo han recogido las diferentes certificaciones con las que cuenta en su haber. Fue la primera empresa agroalimentaria certificada por Aenor con la ISO 9.001, siguiendo la Certificación Medioambiental ISO 14.001, Seguridad Alimentaria ISO 22.000 y la certificación por parte de la Agencia Española del Medicamento para la producción de dextrosa como ingrediente activo farmacéutico. Tiene prevista la certificación en el Sistema Gestión Energética ISO 50.001.


Durante más de 50 años se han mantenido cerca del campo aragonés pero continúan mirando adelante como demuestra el proyecto Fun&Safe Corn, que desarrolla en colaboración con la Fundación Aula Dei y la Universidad de Zaragoza, con el objeto de seleccionar buenas prácticas de cultivo del maíz que garanticen la seguridad alimentaria y mejoren sus propiedades tecnológicas y funcionales.


La I+D siempre ha sido una apuesta permanente. La planta zaragozana trabaja ahora en un proyecto de valorización de sus coproductos en el sector de la alimentación humana.Y el maíz... ¿adónde va?

El almidón, glucosa y coproductos del maíz pueden encontrarse en las más diversas aplicaciones. Desde la cerveza a las galletas, el chocolate o las mermeladas, pues es un componente muy frecuente en la alimentación humana. También es posible encontrar derivados del maíz en la alimentación animal o en algunos medicamentos tan comunes como los que utilizamos para aliviar un dolor de cabeza. Hay maíz hasta en el pladur o en un aislante y tiene aplicaciones en el sector del papel y del cartón ondulado, así como en el de la química verde.


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