Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Cantantes femeninas de ensueño

Doce intérpretes relevantes no solo por sus delicadas voces sino también por sus figuras y por la calidad de sus canciones. Todo, por culpa de Debbie Harry, la sex-symbol por antonomasia de los ochenta.

Nico, musa de la factoría warholiana y cantante de paso en la Velvet Underground
Nico, musa de la factoría warholiana y cantante de paso en la Velvet Underground
Colección Matías Uribe

La insinuación, hace pocos días, del incansable y admirado Chema Fernández de que igual tenía amarrada la presencia en Zaragoza de Blondie, y, por tanto, la de su estrella Debbie Harry, me llevó la mente hacia algunas de las cantantes femeninas más relumbrantes de la historia del pop por su figura, su voz cándida y la calidad de sus canciones. Bullía en mi memoria una larga lista, pero al final he seleccionado esta docena para no apabullar. Que perdonen Wendy James, Sandie Shaw, Enya, Julie Driscoll, Marie Laforet, Dolores O’Riordan, Connie Francis, Grace Slick, Mina, Nena, Sheryl Crow, Nina Perssons, Billie Davis, Ornella Vanoni, Sylvie Vartan, Carla Bruni, Mariska Veres, Marisol, Jeanette… y tantas otras que se me van de la memoria. La parroquia añada, quite, cambie y polemice con esta lista, que como toda lista es siempre subjetiva y arbitraria.

1.- Nico. La musa de la factoría warholiana. La dejaron intervenir en solo tres canciones del álbum de debut de la Velvet, una de ellas esta subyugante Sunday Morning, de 1967. Luego, la bella alemana de Colonia, que, además de cantante y compositora, fue actriz y modelo, emprendió una carrera en solitario nada convencional ni conformista, las malditas drogas la fueron mermando y, vaya por Dios, vino a morir a Ibiza de accidente, en 1988, en un momento de plena decadencia física y drogadicción.

2.- Marianne Faithfull. De familia nobiliaria, y nobiliaria, también, belleza y voz. Fue al lado de su novio de mediados los sesenta, Mick Jagger, cuando se dio a conocer con la eterna As Tears Goes By (1965), aunque antes ya había grabado. Aquí está en el espectacular show organizado por los Rolling en 1968, Rock’n’roll circus. Maravillosa. El brutote de Keith Richards la definió como “un ángel con tetas”. Luego siguió su carrera por ella misma hasta que las drogas la llevaron a un verdadero pudridero yonqui en la calle, del que pudo salir y recuperar su carrera con aquel estupendo Broken English (1979). Afortunadamente aún sigue activa.

3.- Françoise Hardy. El gran patrón femenino del yeyeísmo galo y hasta del internacional. Y eso que no cantaba canciones ligeras, sino más bien muy introspectivas. Pero deliciosas. Con Vogue cubrió su etapa adolescente y juvenil, para madurar por ella misma a finales de los 60 con discos y canciones de una delicadeza extrema. Por ejemplo, este Voilá, de su excepcional álbum Ma jeneusse fut le camp (1967). Resplandeciente y famosa y, sin embargo, lo que la puteó el guapo Jacques Dutronc. Pero, pena mayor: desde hace unos meses espera la eutanasia, que ella mismo solicitó. Crueles dramas de la vida.

4.- Brigitte Bardot. No reconocida, pero la verdadera precursora del yeyeísmo galo y todo un símbolo de feminismo no reivindicativo sino práctico, llevando su rebeldía social y de liberación femenina a límites hasta entonces insólitos. Lo suyo fue el cine, sí, pero también cantó y mucho, dejando una nutrida discografía en álbumes y discos sencillos. La traigo con una de sus más bellas interpretaciones, Le soleil o Mr. Sun, que recogió un especial televisivo galo de 1968, especialmente dedicado solo a ella. Sol radiante, cegador.

5.- Debbie Harry. Nueva ola americana plena a finales de los setenta. La ex camarera del Max Kansas City y exconejita del Play Boy era la voz cantante, nunca mejor dicho, de Blondie y toda una bomba sex-symbol del pop de la época. Aunque su tercer disco, Parallel Lines (1978) fue el definitivo, el que catapultó al grupo al éxito mundial, en el no menos desaprovechable segundo, Plastic Letter, se incluía esta joya, Denis, versión de Randy & The Rainbows, de 1963. Con diversas pausas, incluida carrera en solitario de Debbie, el grupo sigue todavía activo. Ahora está llevando a cabo la gira mundial Against The Odds Tour, el cebo que me hizo pensar que el admirado Chema Fernández tenía al grupo en cartera y ha sido origen de esta entrada.

6.- Mary Travers. El vértice femenino del trío folk Peter, Paul & Mary. Una belleza arrobadora con su deslumbrante rostro y rubieza, en el mismo grado de calidad vocal y finura. Peter y Paul componían y adaptaban, además de cantar, pero ella ponía la imagen y la voz a unas canciones de protesta y activismo en aquellos primeros sesenta de rebeldía, recogiendo la herencia de Woody Guthrie y Pete Seegers. Dylan fue su faro moderno, y aquí la traigo en una preciosa versión de Blowing In The Wind. Mary murió en 2009 de leucemia.

7.- Jane Birkin. Voz diminuta pero personalísima y no digamos sugestiva. Tan sugestiva que menudo lío montó con Je t’aime… mois non plus compartido con el perverso e iconoclasta Serge Gainsbourg. Hija de un militar británico de alta graduación, nacida en Londres, pero asentada en Francia, no tardó en despojarse de prejuicios morales y convencionales de la época. A los 20 años, con Antonioni, ya escandalizó apareciendo desnuda en la película Deseo de una mañana de verano. Su vida está llena de discos y películas. Delgada hasta lo famélico, resaltaba, sin embargo, su figura, su cara de inocencia y, claro, su voz única.

8.- Michelle Phillips. Embozada en el cuarteto mixto The Mamas & The Papas, el rostro y voz angelical de Michell —“la soprano más pura de la música pop”, según Time— era uno de los sellos más atractivos de aquel cuarteto famosísimo en los años hippies de los sesenta. La historia secreta de cuernos interna dentro del cuarteo —estaba casada con uno de los miembros, John Phillips, pero el otro, Denny Doherty, locamente enamorado de ella, la llevó al “pecado de adulterio”— lo que unido a disensiones creativas y a un tiempo que se evanesció, hizo que el cuarteto se rompiera en 1968, tras tres años de vida. Ella, entonces, reemprendió su carreara artística en el cine, la música y la televisión. Es la única sobreviviente del cuarteto. Aquí, en esta joya, Dedicado a quien amo, aparece casi, o sin casi, como protagonista de la canción y luciendo su voz maravillosa y su cara de niña angelical. Una delicia.

9.- Dusty Springfield. Su voz embelesaba más quizá que su figura y sus inmensos cardados. Pero su repertorio se llenó de grandes canciones y exitosos discos, recreando en no pocas ocasiones desde Inglaterra el espíritu Spector, hasta llegar a publicar en 1968 Dusty In Memphis bajo el paraguas total del soul, lo que hizo que se ganara calificaciones como “la mejor cantante blanca del género negro”. Hasta Aretha Franklin le versionó este gozoso Son Of A Preacher Man. Aunque le costó, declaró abiertamente su lesbianismo en un tiempo difícil para confesiones tan personales. Murió en 1999, de cáncer de mama a punto de cumplir los sesenta años.

10.- Grace Potter. Completísima artista de esta época: compositora, pianista y guitarrista, además de líder de su grupo The Nocturnals y bella hasta la saciedad, esta norteamericana es una de las figuras más populares de la música estadounidense de este milenio, aunque, curiosamente o lamentablemente, su eco no se ha expandido notoriamente por tierras europeas, y menos aún por las españolas. No extraña que los Rolling Stones le echaran el ojo y la invitaran a cantar su Gimme Shelter en una actuación de 2015 en Minneapolis. Su devoción por ellos, y en general por las grandes leyendas del rock, la llevó a entonar esta versión del emocional Dead Flowers desde su casa, durante la confinación pandémica de 2020. Su estupenda voz rasgada, con reverberaciones de Tina Turner y Janis Joplin, es uno de los sellos distintivos del ensueño.

11.- Liza Fraser. Si los ángeles bajaran del cielo a la tierra a cantar, ella sería uno de esos ángeles, el primero, quizá ¡Qué voz más seráfica! Los fans de Héroes del Silencio la conocen bien por las intros de sus conciertos, con Lisa cantando Song To The Siren, del mayúsculo Tim Buckley, con aquel colectivo cambiante de músicos británicos que fue This Mortal Coil, aunque su base fija de operaciones fueron los escoceses Cocteau Twins. ¡Qué hipnótico hechizo! Aquí la dejo con uno de los mayores éxitos del grupo, Heaven Or Las Vegas (1990).

12.- Patsy Kensit. Un caprichito personal para rematar esta selección de doce cantantes de ensueño. La exmujer, que vaya carrera matrimonial, de Dan Donovan (Big Audio Dynamite), Jim Kerr (Simple Minds) y Liam Gallagher (Oasis), me fascinó en pantallón —en Zaragoza se estrenó con mucho boato en el cine Fleta— al lado de Bowie en Absolute Beginners (1986). Y cinco años más tarde, volvió a hacerlo en la extraordinaria película de Pilar Miró, Beltenebros, thriller político en el que encarnaba el papel de una prostituta de lujo en el Madrid de la posguerra. Aunque lo suyo fue el cine, faceta que inició de niña al lado de Liz Taylor, Ava Gardner o Mia Farrow, en medio de ambas películas, grabó dos LP’s con el grupo Eight Wonder, de vuelo corto: Brilliant Dreams (1987) y Fearless (1988). De este último salió esta ochentera I’m Not Scared. ¡Qué primor de criatura!

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