Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

REPASO A FONDO DE LAS BIGRAFÍAS MUSICALES en el cine

Polémicos ‘biopics’, horrorosa palabreja  (Toma 1)

El estreno de la película biográfica Elvis a todo bombo y pantalla suscita controversia y anima a dar un paseo por las numerosas filmaciones de este tipo que se han realizado, especialmente en los USA, desde las muy aceptables a bodrios insufribles

Fotograma de la película Elvis con el actor Austin Butler ejerciendo falsamente de Rey del Rock
Fotograma de la película Elvis con el actor Austin Butler ejerciendo falsamente de Rey del Rock
EFE

¡Ah!, pero que el actor que encarna a Elvis en ese ‘biopic’ estrenado recientemente, no solo lo suplanta sino que además canta las canciones del mismo Rey. ¡Horror! ¡Qué locura! Si hay dos voces intocables e imposibles de trasvase alguno, esas son las de Sinatra y la de Elvis. Delito tocarles una sola costura. Atreverse con ellos es una osadía que puede acabar cuando menos en el patetismo, si no en el suicidio público. Coloratura, armónicos, timbre, registro… son cualidades únicas en ambos, cimas imposibles de alcanzar ni igualar.

Confieso que hace unos días, oyendo un programa de cine en la SER, se me despertó la curiosidad por ir a ver el tal ‘biopic’, y eso que no suelo ir al cine: no soporto los ruidos sonoros a todo volumen y sorround, la gente que habla, las palomitas, el tener que acudir a una hora determinada…, cuando una gran pantalla de TV y unos buenos auriculares me dan autonomía completa para ser yo quien dirija la proyección. Sí, ya sé que los fieles más fieles nunca cambiarán el cine a gran tamaño por el televisor, pero hoy la tecnología doméstica está muy desarrollada con los proyectores, el 4K-8K y las pulgadas a tutiplén de los televisores… Bueno, cuestión de gustos y de acomodo a las circunstancias.

Pasaron en el mentado programa radiofónico unas declaraciones del mismo director, Bath Luhrmann, en las que este aludía a Amadeus, su película favorita (y mía) y que había hecho algo similar, tratando de combinar música con una historia de enfrentamiento entre un bueno y un villano, como Milos Forman lo hizo enfrentando a Salieri y Mozart por celos. Caramba, eso me interesa (Amadeus la habré visto una docena de veces desde que se estrenó en el Mola, si mal no recuerdo), si bien con muchas reticencias ante la ‘suplantación’ de Elvis y los excesos visuales y sonoros del director Bath Luhrmann… Y más, después de ver el correspondiente tráiler y leer en Facebook los comentarios de Francho Angás, un cualificadísimo experto en el mundo del rocanrol más primigenio, y avisar de que se oía hasta ¡rap y heavy metal!, me dije: ”adiós Elvis” (la película, claro). Ni de coña. Ni he ido, ni iré, ni creo que llegue a comprarme la película cuando salga en edición digital. Ya veremos.

En realidad, soporto los ‘biopics’ con escasa convicción y paciencia, casi les tengo ojeriza. Me parecen irrealidades edulcoradas e hiperbólicas, exageradas, que me rompen los esquemas cuando un actor, por muy bueno que sea, suplanta a una figura musical. Y en el colmo de los colmos, si este se atreve a cantar, o sea, a suplantar voces insuplantables como las citadas de Sinatra y Elvis.

Y aquí asoma uno de los grandes inconvenientes de la mayoría de ‘biopics’ sobre figuras muy conocidas: su falta de credibilidad. Son por lo general figuras, las biografiadas,  tan cercanas, tan vistas y revistas en discos, documentales o clips, que resulta difícil darles pábulo, olvidar la estampa del genuino y auténtico grupo o artista, amén del énfasis y la incidencia morbosa y permanente en las drogadicciones que casi todos muestran, en detrimento de la creación musical. En fin, tan familiares resultan los rostros y las gesticulaciones de estas figuras que al traspasarlas a la gran pantalla mediante suplantadores las imágenes rechinan, producen rechazo. No digamos, si además, también suplantan la música original o la raspan por completo, por cuestiones de derechos. Valiente atrevimiento.

Por cierto…, ¿’biopic’? ¿Qué palabreja es esta? ¿Otro ‘anglicanismo’ más, que diría la innombrable ministra y vicepresidenta anterior de Pedro Sánchez? ¿No hay en nuestra rica lengua española un término para denominar estas películas biográficas? Seguro que sí: biofilm, biopeli, cinemúsica, biografía musical…, qué sé yo. Los americanos enseguida encuentran nombre para todo. En este caso, ‘biopic’, me temo que es la contracción de ‘biographical picture’…, pero preguntemos al señor Google, a ver… ¡¡Bingo!!

La misma Fundeu explica el origen del término, que coincide exactamente con lo que yo imaginaba, añadiendo que en vez de la literal ‘película biográfica’ “puede optarse por formas como biopeli”. ¡Toma ya! Pues aquí están no pocos críticos y comunicadores tirando como corderitos del majadero término y poniéndose a rueda (nunca mejor dicho) de no pocos periodistas deportivos de radio y TV, que estos sí que son unos verdaderos ases pegándole patadas a la gramática española: dar pedales, con pierna izquierda, por banda derecha…

Y, servidor, para que se entienda más directamente de qué va la vaina, se mete en el rebaño utilizando también el horroroso ‘anglicanismo’ de ‘biopic’ hasta en el titular… ¡Qué bestia! Y además lo voy a tener que repetir en las tres tomas en que he troceado este texto sobre las biopelis para no abrumar: este preámbulo y dos entradas más que irán dedicadas a las cintas (como diría mi inolvidable amigo y crítico de Heraldo, Joaquín Aranda) que cuentan la historia de figuras musicales en el cine. Excusas, es verdad que, ejerciendo de corderito, hay hierba y se me entiende mejor y más rápido. Ya no queda remedio, pero el boquete lingüístico está hecho.   

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