Huerto, ¿por dónde empezamos?



Nos dice Tomás Rodrigo desde Hortals, en Zaragoza, que el huerto hay que empezarlo con cabeza. "Si tenemos un terreno y queremos disfrutar de un huerto primero hemos de conocer el lugar. ¿Cuánto llueve, qué clima tenemos, qué vientos hay, qué tipo de suelo?Según cual sea la orientación, el clima o la topografía, el huerto cambiará". Y nos lo cuenta mientras traza un croquis de un terreno recién preparado, cuya tierra ha sido removida, abonada y recuerda a un lienzo. Está lista para ser aprovechada.


No se puede plantar a lo loco. si ponemos los tomates o las alcachofas de cualquier manera, nos daremos cuenta de que están haciendo sombra a otras verduras. ¿Por qué no aprovechar que tienen suficiente cuerpo como para servir de parapeto a las fuertes rachas de cierzo?"Las plantas más altas han de estar en la zona de entrada de viento:en el caso de Zaragoza sería al norte y al oeste. Así protegen el conjunto y su sombra no molesta", asegura.


Para preparar la tierra, hay que retirar primero las piedras y realizar un laboreo superficial de unos 20 ó 25 centímetros de profundidad. Cuando la tierra tenga tempero, es decir, cuando sea fácil trabajarla. Si no hay tempero, se riega el terreno y esperamos hasta el día siguiente. Y Tomás recuerda que la fertilidad de la tierra se incrementará cuanto más la respetemos:hay que evitar labores profundas, no es conveniente compactar la tierra, es bueno que esté aireada, húmeda y que reciba periódicamente materia orgánica (estiércol, compost, mantillo, turbra) para favorecer la actividad microbiana del suelo, fundamental para la fertilidad de la tierra.

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