Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Los blues cósmicos de Janis Joplin

Dos películas a la vista sobre Janis Joplin. Una es un documental estrenado el pasado día 4 (en Zaragoza, todavía no) que, contado por la gran Chan Marshal, o sea Cat Power, recrea la biografía de la cantante a través de las numerosas cartas que esta envió a diversos amigos y familiares. La otra, 'Get It While You Can', protagonizada por Amy Adams, es un nuevo 'biopic' en el ruedo de las necrológicas rockeras, anunciada para este año, que me temo tendrá base en la explotación dramática del personaje, sus aventuras permanentes con la hipodérmica y el alcohol, no digamos con el sexo indiscriminado, a mayor gloria comercial de la gran pantalla y de los tiburones de las finanzas.


En el documental, al menos, contra lo que ocurrió con 'La rosa', remedo biográfico interpretado por Bette Midler, hay música original de la desgarrada dama del blues. El disco de la banda sonora que se ha editado coincidiendo con su estreno, incluye 17 canciones originales extraídas de los dos álbumes en solitario y de los dos con Big Brother & The Holding Company así como de diversas actuaciones, entre ellas la mítica del festival de Monterey de 1967 o una versión inédita de 'Piece Of My Heart'.


Música de muchos quilates que lamentablemente no pudo estirarse hasta cubrir unos cuantos discos más. Una dosis sobrepasada de heroína se llevó a Janis a los 27 años (sí, el dichoso club de los 27) y dejó al blues-rock huérfano, escaso de material sonoro de calidad, porque en realidad, solo fueron dos discos a nombre propio. Antes, otros dos con The Holding Company; y después, numerosas reediciones y apaños de todo tipo que llegaron a caer hasta en infames adaptaciones electrónicas como la de su histriónico 'Merceds Benz' realizada por el colectivo Medicine Head.


Aunque sea una aseveración un poco bronca y tajante: para entrar en el mundo verdadero de Janis Joplin hay que centrarse en los dos discos de estudio que grabó a su nombre y luego en algún directo póstumo que la industria rescató para hinchar las arcas y conformara a fans. Primera estación: 'I Got Dem Ol' Kozmic Blues Again Mama', el disco que grabó en 1969 para Columbia, como el anterior con The Holding Company, dice la leyenda que después de que ella misma –desinhibida y promiscua hasta lo indecible- propusiera al director de la compañía, Clive Davis, compartir cama.


Pese al ambiente malsano de broncas y mal rollo entre músicos y cantante con que se grabó, y sin la aguja de por medio, una sugestiva explosión de soul-blues-funk-rock con un grupo de vientos al modo más puro del soul. Poco más de media hora (37 minutos) de verdad musical, sin trampa ni cartón, con la voz desgarrada y muy bien ajustada -sin excesos pese a lo fácil que era despeñarse con su registro y su pena- a los cánones del género negro. 'Try', abriendo, es puro y pujante soul de metales, 'Maybe' continúa la estela pero recurriendo al dolido sentimiento de la balada y 'One Good Man' no solo ensalza su voz sino que muestra sus dotes compositivas para el blues. Ya es más que suficiente para elevar el disco a las alturas pero aún hay más para seguir degustando en este álbum clásico y magistral -poco reconocido, sin embargo, e incluso menospreciado por insignes críticos españoles-, es decir, cinco piezas más entre las que descuella el sutil 'blues cósmico´ ('Kozmic Blues') al que hace referencia el título del álbum, el penetrante y emotivo baladismo soul con orquesta de 'Little Girl Blue' (preciosa canción que subtitula el documental) o la llamarada funky que sale de 'As Good As You've Been To This World'.


Segunda estación: 'Pearl', álbum póstumo, editado en 1971, apenas tres meses después de su muerte, acaecida el 4 de octubre del 70. Precisamente murió mientras lo grababa en Los Ángeles junto a un nuevo grupo con el que se encontraba muy satisfecha. “Si alguien me deja, lo mato”, amenazó en una ocasión a sus cinco componentes, Full Tilt Boogie. Cambió el sonido por completo. Se esfumó el soul y se rebajaron los grados del blues para adquirir una tintura más pop y más al gusto de las listas. Y, pese a ello y pese a que la aguja había vuelto de nuevo a su vida, brotaron 'perlas' –no, no, el título no era una pretenciosa alusión, era el nuevo alias que la distópica Janis había adoptado entre sus más cercanos- como 'Move Over', 'Cry Baby', 'My Baby', 'Trust Me'…o la más popular, 'Me And Bobby McGee', número uno en las listas de singles americanas, como lo fue igualmente el álbum, el más maduro y elaborado de su corta carrera.


Si ninguno de estos dos viajes al centro de la discografía de la atormentada artista remueve las entrañas, mejor olvidarse de Janis Joplin y menos ver su documental o su biografía cinematográfica, salvo que sea muy potente el cebo comercial del exhibicionismo y la sensiblería folletinesca típica –más ante su ajetreada y trágica vida- con que Hollywood suele cargar los biopics o la misma biografía que en 1973 escribió su amiga Myra Friedman, interesante pero muy poco musical, con página tras página apestando a droga y alcohol. Pero esto es morbo, no música.


Cosa que, ya digo, me temo que abundará en 'Get It While You Can', en el morbo, en las andanzas sin fin de aquella jovencita feucha, sometida a acoso escolar ('bullying') y aspirante a maestra de escuela que se perdió entre las drogas, el sexo a porfía y el rock, y deje bien al descubierto la sonoridad de sus maravillosos 'blues cósmicos'. En unos meses se verá, según se anunció el año pasado. Por lo pronto, el documental contado por Cat Power parece bien alejado de la mugre.

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