Blog - Los desastres de la guerra

por Gervasio Sánchez

La capital de la derrota

70 AÑOS DEL FIN DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (12)


Reims (Francia)


La capital de la derrota incondicional alemana no fue Berlín, París o Londres sino la achampañada  Reims. La sencilla habitación que acogió la capitulación alemana está cubierta de mapas militares y se encuentra en  en el segundo piso del Museo de la rendición, antiguo cuartel general de Dwight D. Einsenhower, el comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa.


La ceremonia apenas duró ocho minutos. La delegación alemana estaba encabezada por el general Alfred Jodl, jefe del estado mayor de la Wehrmacht (el conjunto de las fuerzas armadas alemanas), en representación del almirante de Karl Dönitz, nombrado por Adolfo Hitler como su sucesor antes de suicidarse.


La sala de los mapas donde se firmó la capitulación de Alemania el 7 de mayo de 1945 en Reims. Fotografía de Gervasio Sánchez


No hacía ni una semana que la BBC había anunciado la muerte del dictador alemán con un potente titular: “El perro sanguinario ha muerto”.


El documento imponía el cese de todas las operaciones activas que estaban bajo control alemán en Europa central a las 23,01 horas del día 8 de mayo y a partir de ese momento “ningún navío, embarcación o avión podría ser hundido o destruido”.


Donitz intentó que su delegación en Reims consiguiese varios días de margen para que las tropas alemanas pudieran ser repatriadas, pero Einsenhower se negó y amenazó con seguir bombardeando las ciudades de Alemania. Jodl envió un mensaje a Donitz: “La alternativa a no firmar es el caos”.


Los “plenos poderes” los recibió Jodl el día 7 de mayo a las 1,30 de la madrugada y una hora y once minutos después, a las 1,41, estampaba su firma en el documento después de comprometerse con un Einsenhower muy serio a no contravenir ninguno de los puntos de la capitulación y a repetir la ceremonia dos días después en Berlín ante el mando supremo soviético. Al no encontrarse en la sala un militar alemán de su mismo rango, Einsenhower se hizo representar por el general Walter Bedell-Smith, jefe de su estado mayor.


Delegación alemana que firmó la capitulación en Reims encabeza por el general Alfred Jodl sentado en el centro.


“General, el pueblo y las fuerzas armadas alemanas han sido entregadas al vencedor para su provecho o su perdición. No me queda más que confiar en la magnanimidad del vencedor”, dijo Jodl después de la firma. Sus palabras fueron recibidas por un silencio absoluto en una sala donde se apretujaban una veintena de militares e intérpretes y 17 fotógrafos, camarógrafos y relaciones públicas de las fuerzas armadas aliadas. Entre ellos, destacaban Albert Meserlin, el fotógrafo personal de Einsenhower y Charles Kiley, del diario Stars and Stripes.


Las horas siguientes fueron de gran tensión. Los soviéticos no estaban muy de acuerdo con lo que había ocurrido en Reims e, incluso, el dictador Josep Stalin obligó a regresar a Moscú a los miembros de la delegación soviética para ser castigados por su desobediencia. Stalin nunca reconoció el documento firmado en Reims.


La cúpula militar alemana ordenó a sus fuerzas el cese de las hostilidades contra las tropas estadounidenses o británicas mientras los combates continuaron en el este europeo contra los soviéticos durante algunos días.


Los aliados occidentales establecieron la fecha del 8 de mayo como el día de la Vitoria y desde entonces es celebrado como el fin de la guerra en las principales capitales europeas y estadounidenses.


Portada de un diario anunciando la capitulación en Reims,


Prohibieron a la prensa anunciar la firma de la rendición en Reims. Pero la agencia estadounidense Associated Press pudo captar mensajes de Donitz a Jodl sobre la aceptación de las condiciones de rendición y publicó “la mayor noticia del año”.


Los soviéticos, por su parte, siempre han considerado el 9 de mayo como la fecha clave de la rendición, que es conmemorada también en algunos países del este europeo.


En la medianoche del 8 de mayo, en el suburbio berlinés de Karlhost, el protagonismo fue totalmente soviético. En su cuartel general, el mariscal Georgi Zhukov dirigió la ceremonia y mantuvo la frialdad ante Wilhem Keitel, el comandante supremo de la Wehrmacht. Tanto Jodl, que había firmado en Reims como Keitel, serían condenados a muerte en el juicio de Núremberg que se celebraría tras finalizar la guerra.


La ceremonia duró unos 45 minutos. Cuando los alemanes abandonaron la sala, el mariscal Zhukov hizo un brindis con vodka y un breve discurso en el que elogió a Stalin, Churchill y el mando estadounidense,  al que siguió un banquete con bailes tradicionales rusos que duró hasta altas horas de la madrugada.


Delegación alemana encabezada por el general Wilhem Keitel, el comandante supremo de la Wehrmacht, que firmó la rendición en un barrio de Berlín.


Dönitz, que actuaba como jefe del estado alemán, intentó formar un nuevo gabinete sin ministros nazis para impedir que el gobierno de Alemania dependiese directamente de los aliados aunque fue disuelto dos semanas después por su inoperancia y el arresto de sus miembros por fuerzas británicas. Ese 23 de mayo de 1945 fue el mismo día que Heinrich Himmler se suicidó con una cápsula de cianuro tras ser capturado.


Los aliados se aseguraron que las condiciones de rendición fuesen asumidas también por los jefes de las fuerzas armadas alemanas a diferencia de lo que había ocurrido al fin de la Primera Guerra Mundial cuando la rendición sólo fue firmada por un gobierno civil. Un mes después de firmarse la capitulación, las potencias ganadoras rubricaron un nuevo documento en el que se imponía a Alemania un gobierno militar aliado hasta 1950.


La sangría del nazismo había costado unos cincuenta millones de muertos entre militares y civiles, la mitad soviéticos. Otro país muy afectado por una impresionante mortandad fue Polonia con seis millones de civiles fallecidos, Murieron dos millones de yugoslavos, más de medio millón de italianos o 400.000 griegos o húngaros.


También murieron tres millones y medio de militares alemanes y dos millones de civiles. En los siguientes años, más de trece millones de alemanes fueron expulsados de sus lugares de origen y, al menos, otros dos millones fueron asesinados en actos de venganza.


Hoy se cumple 70 años de la capitulación en Reims. Cada año aparece la misma polémica en Alemania. ¿Qué se conmemora: liberación del nazismo o derrota militar? Tuvieron que pasar algunas décadas para que un alto cargo alemán hiciese un discurso histórico en el parlamento. Fue con ocasión del 40 aniversario en 1985 y lo hizo el presidente federal, Richard vonWeizsäcker: “El 8 de mayo fue un día de liberación del sistema dictatorial del nacionalsocialismo que atentaba contra la humanidad y el fin de un camino errado de la historia alemana”.


Muchos alemanes consideran que la gran vergüenza de su país fue seguir a Hitler en su fanatismo y racismo hasta prácticamente el final de su dictadura. Algunos políticos han insistido que la conmemoración del 8 de mayo tiene que ir acompañado de un “nunca más” que impida la repetición de la historia.


También se quiere aprovechar el aniversario para recordar el papel jugado por el ejército soviético en la liberación de Europa del nazismo. Una reciente encuesta realizada en diferentes países europeos confirma que sólo el 13% de los ciudadanos europeos creen que el ejército soviético jugó un papel trascendental  contra Hitler. El 43% cree que Europa fue liberada por Estados Unidos y ese porcentaje se eleva hasta más del 50% entre los alemanes y el 61% entre los franceses. El 50% de los británicos consideran que sus fuerzas armadas jugaron el papel clave en la Segunda Guerra Mundial.


El presidente alemán Joachim Gauck tiene previsto recordar en este 70 aniversario el sufrimiento de los soldados soviéticos.  En declaraciones recientes ha recordado que alrededor de cinco y millones de soldados soviéticos fueron hechos prisioneros por la Wehrmacht y menos de la mitad sobrevivieron a las brutales condiciones del cautiverio. “Estos hombres se encuentran en la memoria colectiva en una especie de nebulosa que no les hace justicia”, ha dicho el mandatario.


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