Grandes ideas para jardines diminutos

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Imaginación  Una estantería, el alféizar de la ventana o la barandilla del balcón son suficientes para tener plantas y disfrutar de ellas, solo hay que echarle un poco de creatividad, encontrar los recipientes adecuados e, incluso, innovar. En el fondo, todos tenemos un paisajista dentro


Muchos de los que aseguran no tener mano alguna para las plantas recuerdan sin embargo lo bien que se le daban a su abuela en el pueblo. "Tenía la mujer varias tomateras, y de maceta utilizaba una lata vieja de pintura", suele ser el comentario habitual. Llama la atención lo de la lata de pintura, porque lo cierto es que resulta un recipiente cómodo, práctico y duradero. Y con todos los tutoriales que hay ahora en Internet resulta bastante sencillo costumizar esa misma lata y hacerse una maceta divertida y con un toque vintage para colocar en cualquier rincón.


Plantas para la cocina


No hay que complicarse mucho para disfrutar de las plantas. Por ejemplo, los aficionados a la cocina siempre agradecen tener a mano perejil, orégano, albahaca, un poco de tomillo... El jardín culinario no tiene que ocupar mucho espacio, solo se necesitan cuatro o cinco recipientes y sembrar los plantones. Mucho cuidado, eso sí, dónde se colocan las plantas, porque la encimera o un estante en mitad de la cocina supondrán muerte segura o crecimientos extraños. Las plantas culinarias requieren casi siempre estar al aire libre y gozar de buena luz, por lo que el alféizar será lo más correcto. Como crecen en recipientes pequeños, no es buena idea plantar todas en una jardinera, porque el perejil (por ejemplo) requiere más agua que el tomillo. Las macetitas individuales son mejores.


Una miniselva tropical


Existe todo un movimiento de jardinería casera que consiste en utilizar los recipientes de cristal para crear micromundos vegetales. El nivel es alto, y resulta muy complicado, pero también hay versiones sencillas que consisten en tomar un bote de cristal con tapa (de los clásicos que venden por unos 7 euros para poner harina o galletas) y crear ahí nuestra versión de la Amazonia. La tierra sería un sustrato de siembra de semillas (ligero), que se moja aparte. Al fondo del cristal se colocan pellets de arcilla (que retienen la humedad) y sobre ellos se pondrá el sustrato de siembra ya humedecido. Y ya se van colocando las plantas: si está cerrado el recipiente puede acumularse demasiado calor, por lo que se recomienda uno abierto en el que se colocan plantas crasas, pequeñas palmeritas...


Los prácticos palés


En la filosofía del 'hazlo tú mismo' el palé se ha convertido en el mejor aliado: los suelen tirar a la basura, por lo que no cuestan dinero. Las maderas son resistentes y perfectas para hacer mesas, vallas, tumbonas... También se pueden aprovechar para construir con ellos jardines verticales y reverdecer así los balcones más pequeños. Primero hay que quitar las maderas de delante y detrás. En la parte frontal colocar una tela de saco y después las maderas. En la trasera un plástico rígido para que la humedad no afecte a la pared (y de nuevo colocamos las maderas). El palé se llena por arriba y en los agujeros de la tela de saco se ponen las macetas o se plantan los ejemplares directamente en esa tierra.

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