Una primavera low-cost

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Se puede conseguir un terreno florido con poco dinero si se opta por aprovechar semillas, esquejes o la propia capacidad de multiplicación de las plantas. Es una tarea agradable y muy sencilla


Pasear por el vivero estas fechas es una gozada, al igual que entrar en una floristería y curiosear sus estantes. Se puede (y se debe) comprar varias especies de temporada para asegurar el colorido en primavera y verano, pero los propietarios de terrazas muy espaciosas o de jardines tendrán que gastarse mucho dinero si quieren conseguir un buen efecto.


Una forma de ahorrar es realizar nosotros algunas de las labores de propagación que tienen lugar en el invernadero del vivero. No es tan difícil como parece y, de hecho, sirve para comprender mejor las plantas, aprender sus cuidados desde cero y descubrir sus posibilidades. Además, una planta que haya crecido directamente en nuestro espacio estará adaptada desde el principio a la vida que le espera, por lo que será más productiva que otras adquiridas en el viviero y que fueron propagadas a cientos de kilómetros.


Consejos para los semilleros


Son muchas las plantas que crecen fácilmente desde la semilla: alegrías, antirrinos, petunias... Se pueden aprovechar de recipientes las macetas pequeñitas que nos hayan sobrado de otras visitas al vivero o bien comprar directamente un semillero (son baratos y durarán para otros años). Según cuál sea la planta, necesitará que la semilla esté más o menos enterrada (en el sobre de semillas lo especifica). Por lo general, el sustrato ha de mantenerse húmedo y es necesario cubrir con un plástico, que habrá que levantar varios minutos en las horas centrales del día para ventilar. Pasados entre 15 y 20 días ya tendremos las plántulas: las primeras hojas son los cotiledones y habrá que esperar a que saquen las hojas 'verdaderas' antes de transplantarlas a la macetitas. A partir de ahí, la planta está servida.


Lo más fácil: el esqueje


Son muchas las especies que crecen de manera vegetativa y que se pueden propagar a partir de una rama o incluso de una simple hoja. El geranio, por ejemplo, es capaz de echar raíces de cualquier parte vegetal, al igual que el coleo. En las leñosas, realizar el esqueje lleva un poquito más trabajo, pero es igual de sencillo. Solo hay que tomar una rama, pelar un poco la parte inferior con un cuchillo (quitar parte de la corteza y dejar lo verde, que es por donde circula la savia), humedecer con agua y rebozar en hormona de enraizamiento (son polvos que venden en cualquier vivero). Se plantan en una maceta pequeña, se conserva el sustrato siempre húmedo pero no encharcado, y en unas semanas la planta ya tendrá raíces.


Aprovechar la división


En ocasiones, hay que transplantar un ejemplar al que se le ha quedado pequeña la maceta. En especies que se reproducen por la raíz (tamarices, crasas, mentas, vincas...) la división resulta muy sencilla. Se toma una parte del ejemplar, se siembra en otra maceta y ya hemos creado un clon. De esta forma, se puede ahorrar un buen dinero. Es buena idea preguntar a algún otro amigo jardinero si quiere intercambiar especies, para tener la mayor variedad posible en nuestro jardín y disfrutar más esta primavera.

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