Lo de Chipre es la típica operación mafiosa propia de un mundo donde los que mandan no dan la cara y los que ejecutan actúan impunemente.

Es un caso de manual de la doctrina del shock de Naomi Klein.

El Papa, con sus blandas apelaciones a los pobres, se hace cómplice del estado del mundo. Tenía ahí delante a los mandatarios. Podía haberles echado un buen rapapolvo. Ha cedido al boato en el primer minuto.

Encima, en el día de San José.

San José ahora estaría en el paro.

Trabajando de negro para Ikea.

Lo de Chipre es mafia pop. Todo guay, argumentado embarullado. Cuántico. no se sabe quién manda, quién se ha forrado con ese golpe de estado. Golpe de continente. Conculca el estado de derecho en la Zona Euro. Pero dentro de un orden (pop), el de troika, que es como la yenka, un meme hueco.

Las finanzas también operan con drones. Mandan torpedos a distancia desde sus poltronas.

Y nadie ha sido.

De todas maneras aquí (ya saben) sufrimos un corralito de facto. Por ejemplo (pero hay miles) Hacienda no devuelve. Necesitaba el dinero para recauchutar las cuentas. Ahora lo necesitará para otras cosas.

Se les va a juntar.

Y eso.