Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

The Temptations y 'Papa Was A Rolling Stone': en recuerdo de dos de sus fallecidos intérpretes

Crucemos los dedos y pensemos que no hay sortilegios ni maldiciones, pero ya es casualidad que uno piense, hace unas semanas, en un disco como el espléndido 'All Directions', de The Temptations, para ubicar en el pequeño espacio recordatorio que tengo en la página de discos de los sábados en el Heraldo, espacio que algún lector, por cierto, me ha agradecido porque remueve tanto el pasado más remoto como el más inmediato para recordar discos de fuste, y, como digo, es casualidad que piense en este disco y en cuestión de diez días mueran dos de los cinco componentes del quinteto, en concreto, primero, Damon Harris, y después, Richard Street, que grabaron el disco. Crucemos dedos ante futuros rescates.


Harris y Street junto a Otis Williams, Melvin Franklin y Dennis Edwards formaron el cambiante quinteto que dio luz a aquel soberbio disco donde brillaba con una luz sobrenatural 'Papa Was A Rolling Stone'. Es curioso, pero ha habido que investigar la formación. En el mismo LP de vinilo que uno se compró en su momento en España, allá por el 72, aparecen los créditos de los músicos pero no de los cantantes. Supongo que sería otra chapuza más de las discográficas de aquella época, entonces la RCA, que, siguiendo la insana costumbre implantada tiempos atrás en el país, editó el disco con su título traducido al español ('En todas direcciones') y colocando al lado en caracteres muchísimo mayores el nombre de la estrella, la citada 'Papa Was A Rolling Stone', mientras que en la contraportada traducía también los títulos de las canciones y los agradecimientos e insertaba el largo listado de músicos que habían grabado semejante joya, pero no los cantantes. Sospecho que habría un encarte interior con foto y nombres, pero la RCA, lo debió birló para ahorrar. Barrabasadas como esta (y peores) que eran más que frecuentes en la época.


En todo caso, volvamos a The Temptations y al disco. El quinteto vocal de la Tamla, formado en Detroit en 1960, fue uno de los grupos punteros del soul coral. El contraste entre la voz de tenor de Eddie Kendricks y la de barítono-bajo de David Ruffin incrustada en el manto de armonías que el trío restante servía eran de aurora boreal, una maravilla. Si a ello se unía el plantel de músicos de estudio y de compositores que había detrás, amén de sus coreografías en escena, no extraña el impacto que tuvo el grupo y la cantidad de éxitos que colocaron en las listas durante los sesenta: 'The Way You Do The Things You Do' (recuperada recientemente por Springsteen en directo), 'My Girl' (sí la de la peli famosa), 'Since I Lost My Baby', 'Ain't Too Proud To Beg', 'My Baby', 'Get Ready' y 'I Know (I'm Loosing You'), ambas santificadas por las colosales versiones de Rare Earth, 'Ball Of Confusion', 'Just My Imagination'… hasta 37 Ten Tops, que dirían los cronistas americanos. Eso sí, un grupo cambiante como un equipo de fútbol: por sus filas, hasta su último disco publicado en 2010, con motivo de su 50 aniversario, han pasado más de una veintena de cantantes.


Para cuando llegó 'All Directions' al mercado, en 1972, The Tempations habían cubierto ya una más de una década de camino, habían perdido a sus dos voces más representativas –Kendricks y Ruffin-, se habían hinchado de manufacturar singles, como digo, y pasado por dos etapas estilísticas bien definidas: una pop, más atada al viejo R&B, y otra de corte psicodélico, con brillantes discos, especialmente 'Cloud Nine' (1969) y 'Psychedelic Shack' (1970).


Con 'All Directions' y de la mano del inventivo productor Norman Whitfield, y cuando se creía que el grupo ya estaba muerto, se abrió un nuevo periodo en el que el soul psicodélico se fundió con los arreglos orquestales, la experimentación y el conceptualismo, unido a un tratamiento más político y reivindicativo de las letras, obviamente apuntando al respeto y la igualdad racial. De allí salió el bestial 'Papa Was A Rolling Stone', una larga pieza de casi doce minutos, insólita y sorprendente en su producción para el momento y para la posterioridad: aquella puntuación del bajo y el bombo, el wah wah guitarrero, las palmadas sintetizadas, los punzantes metales, el brochazo fulminante de las cuerdas, la estructura y el mismo desarrollo de la pieza, el contraste vocal… envolviendo una historia de desestructuración familiar en la que  una madre comunicaba a su hijo que su padre, 'un bala perdida', había abandonado el hogar. Algo musicalmente nuevo en el momento, uno de esos golpes de mano en el terreno de la composición, la producción  y la ejecución, tan difíciles de encontrar ya. Y, por cierto, un 'pelotazo', en las discotecas de la época, cuando en ellas, además de bailar, beber y ligar, se escuchaba buena música, canciones imperecederas.


Pero el disco no solo era eso, que ya era mucho, sino que incluía otros siete cortes de factura diversa entre el baladismo (versión incluida del famoso 'First Time Ever I Show Your Face'), el funk y la 'blaxplotation music' que lo elevaban aún más. Lamentablemente, en cuestión de días, han fallecido recientemente dos intérpretes de aquella obra maestra, con continuidad posterior en otros dos grandes álbumes el opulento 'Masterpice' (1973) y las varias tormentas de funk y soul orquestal que encerraba '1990' (1973), con los que se acabó el periodo de oro del quinteto. Vaya esta humilde entrada para ellos.


http://www.youtube.com/watch?v=R6c0P5sWCWg

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