Blog - Al Alba

por Mariano Gistaín

Confeti del cumple

La Reina empeña las joyas. Ya está el toisón en el Museu de Lleida. El cojín de Martín el Humano, la pelliza de Fernando el Católico, la señal del Compromiso de Caspe. Todo por la hija. El Rey no suelta un duro, pues cuando Franco juró que no volvería a pasar hambre: se atiborra de bocatas de calamares del Tubo. Se los llevan en el mismo puente aéreo Zaragoza-Tombuctú: los Hércules van llenos de calamares rebozados. Todo cruje. El Príncipe se deja y se corta la barba dos veces al día y la Princesa ya se ve en el telediario. Nadie abdica.


La patria se desgonza y el PIB compite con el paro. Montoro llega a su sitial y exclama:


-¡Ya debemos un billón! ¡Amnistía!


Luego se sienta sobre la lista del informático suizo y la escanea a ver si sale algún conocido.


Los sobrejunteros del yerno siguen buscando la fianza. El plazo acaba a media noche, cuando los hombrones del poder se disfrazan con el abrigo de conductor de diligencias de Bárcenas y salen por Madrid a intercambiar avisos y amenazas y a apañar partidos (de fútbol). La maleta de las transfusiones de sangre enriquecida se cruza con los sobres gordos color beige y el brazo incorrupto de Rajoy, que solo admite "alguna cosa".


Conspicuos extractores apoquinan para juntar los 8,1 millonazos. Hay jaleo y bailes goyescos con toneladas de confeti que sobró del cumple.


A una ministra de Merkel le han sacado los colores por plagiar su tesis doctoral. Le echarán la culpa a Google.


Se acerca el miércoles de ceniza y Twitter necesita un chivo expiatorio para picotearle la cresta. Ni la SuperBowl con apagón ni los oscars superan la agenda española.