Blog - Al Alba

por Mariano Gistaín

Como tras un terremoto

Habrá que habilitar los polideportivos y otras instalaciones para poder vivir. Una nueva versión de los campos de refugiados en las ciudades. Dado que cada día hay más gente que lo ha perdido todo urge habilitar espacios públicos de acogida y supervivencia.


Habrá que hacerlo sin reproducir los defectos del sistema de gobierno vigente. Con democracia diaria y transparencia. Tendrán que disponer de todos los servicios a los que estábamos acostumbrados y que cada día más se van haciendo de pago: cada cual aportará según sus conocimientos, experiencia y posibilidades. Atención sanitaria, escuela, universidad.


Las iniciativas locales para socorrer a los expulsados del sistema tardan mucho en arrancar. Bastaría con que habilitaran los espacios públicos adecuados y aportaran el agua, la luz, la conexión y la energía mínimas para empezar a funcionar.


Estos minibarrios podrán exportar productos y servicios a sus ciudades y al exterior. El primer valor exportable puede ser su propia experiencia, cómo se organizan, cómo reinventan otras vidas tras una catástrofe. Es posible que para habilitar estos espacios físicos y mentales sea necesario decretar zonas catastróficas, como se hace tras un huracán o un terremoto. Lo que está pasando no es muy diferente: gente sin casa, sin recursos, sin comida...