Barcelona ha vivido una gran fiesta de independencia virtual. Lo virtual es lo real. El lema "Catalunya, nuevo Estado de Europa" (Catalunya, nou Estat d'Europa), sirve para dar aire a Europa justo cuando ya no existe.

La propia UE se ha apresurado a advertir a Catalunya que si se sale de España tendrá que solicitar el ingreso en la UE. Con la pachorra que se gasta Bruselas, diez años de papeleo.

Europa está encantada de que alguien la nombre y le conceda vigencia cuando sabemos que la única que manda es la señora Merkel. Sin esta invocación catalana, Europa ya se habría desvanecido en la nada, como el reino de Fantasia.

Esta gran manifestación beneficia a todos, empezando por Europa y siguiendo por España (Rajoy se ha apresurado a enviar el furgón del dinero, el anticipo del rescate; no lo ha hecho por transferencia por ahorrar -a España- la comisión).

España pasa un mal momentazo eterno. Nada nuevo, por otra parte: la típica recaída  entre siglos, solo que esta vez, con Twitter, el mundo lo comenta más.

España agoniza de nuevo. Por eso Catalunya ha acudido en su auxilio con esta magnífica movida global. Catalunya es más Española que Torrelodones, pero a su manera, en su espléndida diversidad casi ya multicultural.

Tras la magna representación de este martes onceseptembrino el mundo comprenderá que tiene que echar una mano a España (al 1%) y la señora Merkel, antes de permitir que se arme un estrapalucio, tendrá que aflojar (la UME obligará a Vicente del Bosque a cenar con ella).

El Bundesbank no puede permitir que España se desmembre y que Catalunya abra el melón. Hay que explicar a los merkelios vía Financial Times que si cayera Cataluña Andalucía se independizaría enseguida, y entonces Al Qaeda se apoderaría de media España sin bajarse del caballo como hizo la otra vez.

Es lo que tiene la geoestrategia bien llevada. La mani es un temazo (¡contenido propio, por fin, agenda!). Catalunya recibe a primera hora el furgón del anticipo, Europa prolonga su existir y España gana un mes de despilfarro.

Además, Pep Guardiola de president quedaría guay.

E Iniesta de conseller en cap.

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Actualización: el Financial Times, según La Vanguardia, "vaticina una crisis constitucional en España". Todo va según lo previsto.