El temido golpe de calor

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Más peligroso aún que el cierzo es el viento de bochorno, que ha soplado esta semana en el valle del Ebro. Árboles, setos y ornamentales pueden morir en menos de 24 horas si no disponen de humedad en el suelo


Se habla mucho del cierzo y de cómo estropea terrazas y balcones cuando se torna furo, pero hay un viento mucho más peligroso y letal que está soplando precisamente estos días: el de bochorno, que llega de este y sureste.


El viento afecta a las plantas de manera visible e invisible. A simple vista, vemos los daños que produce, pero aún son peores los que no se perciben: a mayor intensidad de las rachas, más evaporación habrá en las hojas, con lo que la planta necesitará tomar más agua del suelo para sustituir la que pierde por vía aérea. Si la tierra está húmeda, no habrá problema, pero si está seca y el calor es agobiante, habrá un problema.


Precisamente, estos días ha habido alerta por altas temperaturas en el valle del Ebro y otras comarcas aragonesas, y se ha sentido el viento de bochorno: aquellos jardineros que no hayan sido previsores, se encontrarán con que algunas de sus plantas han sufrido un golpe de calor, es decir, habrán perdido la humedad en las hojas porque la evaporación fue excesiva y al no encontrar agua en el subsuelo acabaron por morir. El golpe de calo es fatal en la mayoría de ocasiones y por muchos riegos posteriores que se hagan resulta muy difícil recuperar la planta.


Siempre, proteger


Si el calor llega cuando estamos pendientes, bastará con hacer un riego extra por la noche para asegurar que el suelo conserva la humedad. ¿Qué ocurre, sin embargo, si esta situación se da cuando estamos de vacaciones y no hay nadie para ocuparse del jardín o de la terraza? En ese caso, más vale prevenir que curar, mediante sencillos cuidados previos que evitarán muchos disgustos. Lo más importante es evitar que la tierra esté desnuda y expuesta a los rayos del sol del verano. Es un error quitar todas las malas hierbas hasta el punto de dejar la superficie limpia. En caso de que no queramos que plantas adventicias crezcan junto a arbustos o árboles, lo mejor es acolchar el espacio con paja o cortezas, para crear un ambiente protegido que permita al suelo conservar la humedad. Lo mismo ocurre con el césped: jamás hay que dejarlo excesivamente corto en los meses de julio y agosto, sino mantenerlo más o menos largo para que la tierra siempre tenga sombra y no reciba los rayos de sol directamente.


¿Y si ya ha ocurrido?


En caso de que lleguemos a casa y nos encontremos a las plantas con las hojas caídas y pidiendo desesperadamente agua, se pueden hacer labores de reanimación para evitar que mueran. Después de regar muy abundamenente (cuanto más mejor), es bueno pulverizar agua con una manguera, para aumentar la humedad de su entorno. Es importante hacer una poda de la planta, para que el vegetal no tenga que hacer uso de todas sus fuerzas para conservar el conjunto al completo. Se podan las partes más mustias, siempre empezando por el exterior, hacia el interior.

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