Las calles siguen, quizá nubladas. Europa se ha reiniciado. Reset. Es porque empieza el Tour.

Esta es una línea autolvidada: ni ella misma se acuerda de usted leyéndola.

Los sábados el Gobierno permite la variación, la espontaneidad, el caos (ordenado en filas y en columnas). Quedan horas para la declaración de renta.

Toda creatividad ha sido laminada. Laminera. No es por nada, son cosas del duro azar. Eau de Azar. Para estas navidades.

Lo de Transportes Ochoa ha sido casi sistémico: afectivamente sistémico. Era parte del paisaje, las letras de los camiones. Un shock.

Europa descansa en sí por primera vez en mucho tiempo. Es algo, a la fuerza, algo distinto. Dos noqueados ya en la lona se abrazan y resurgen de las cenizas. El bailout de los malditos. Hay oxígeno para los pigs. Lo que queda de ellos y de nosotros.

La policía buscando dinero por las aduanas.

Ha bastado con que Monti y Rajoy chapurrearan algo juntos, en el límite del cao. Han hecho piña, aunque sea colada.

Merkelinder debe de estar rabiando. Algo trama en su búnker.

A ver si pasamos el verano. Se dicen R & M. Han llegado a la final de Kiev.

Ya se lo merecía Rajoy, que ha afrontado esos periplos de más vale pedir que robar. En el barco aquel de Chicago, ninguneado por los plenipotenciarios y los ujieres, voceado como el presidente de las islas Salomón sin serlo. Le hemos visto sudar la camiseta con esos idiomas de chasquidos. Donde Aznar puso las botas camperas no se ponía casi el sol.

Así que ahora, juntándose con este Monti, y echando un ordaguico en Europa, han arrancado la final de Kiev y los créditos de pago no preferente (no senior). Uf.

Es un gran finde italohispánico. Hasta De Guindos afloja el rictus, la supercomisura.

Venga, que arrancamos. Merkel. Europa tensa la goma.