Las cuentas están abiertas en canal, como una res. Y no salen.

Recortan más servicios, pero la parte gorda no la tocan.

La parte gorda son ellos mismos, atrincherados en sus cargos de seis o siete administraciones. que ya solo compiten a machetazos por sobrevivir. Más las sociedades y empresas públicas adheridas.

Tenemos al enemigo dentro.

En los últimos días, como la situación es ya insostenible, debaten tímidamente entre ellos a ver quiénes han de sacrificarse primero. La respuesta es fácil: nadie.

Se lanzan indirectas preventivas, pero están en el mismo bloque: el Estado se hundirá con todos ellos perterchados en la bodega, cobrando hasta el último día.

Hay que repretar las tuercas del pacto tácito y seguir arrojando gente de la periferia. Si es que queda.