Blog - Al Alba

por Mariano Gistaín

Hollande tiene diez minutos

La microvictoria de Hollande abre una rendija de esperanza. Las bolsas han abierto a la baja, pero eso es lo habitual. Lo bueno es que Europa aprovecha este cambio para nombrar otras palabras: crecimiento, infraestructuras, acuerdos, dinero.


Al menos se renueva el lenguaje.


Podría ser que los mismos gobernantes estuvieran ya un poco hartos de ser guardianes de la misma cantinela. Que tampoco está dando resultados.


El cambio en Francia podría estimular a los gobiernos a ser menos dóciles con los poderes financieros. Un punto menos de servidumbre ya sería un avance.


Tanta monserga con que hay que innovar, pero los gobiernos no se atreven.


Los únicos que innovan son los mercados financieros, que cada día inventan un nuevo algoritmo para apostar.


El mundo es un casino veloz. Clic clic clic.


Es enternecedor ver al magnate de Las Vegas recorriendo los eriales de Alcorcón para abrir sus casinos fisicos (¡de ladrillo!), una especie de parque arqueológico del juego, cuando el juego ya es universal y se celebra en las tripas de la máquina.


Pronto podremos ver con las gafas de Google qué hace el dinero en tiempo real.


Sin esa película hiperrealista no hay forma de entender nada. Esa panorámica del dinero en 3D es un requisito para afrontar el caos.


El nuevo presi francés tiene diez minutos para hacer algo.


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Pd1:


Hemos tenido a Andy Warhol en Zaragoza Ibercaja. Él dijo que en el futuro todo el mundo tendría derecho a quince minutos de fama. Aquel futuro ya pasó. Habría que actualizarlo a los presidentes de las naciones: hoy día cualquier presidente tiene derecho a diez minutos de atención. Quizá cinco.


La forma de prolongar este periodo es hacer algo nuevo. Solo con decir no es suficiente.