Blog - Tinta de Hemeroteca

por Mariano García

El botijero de la plaza del Pilar

Botijo
Botijo


Hoy toca personaje típico. Me ha sorprendido mucho comprobar que en fecha más o menos reciente (1972) todavía recorría las calles zaragozanas un botijero con su burro vendiendo mercancía. Esta es la entrevista que le hacía Alfonso Zapater al personaje:

Recorre nuestras calles con su borrico, pregonando la mercancía. La estampa del botijero es clásica. El botijero es, además, pregonero del buen tiempo. Llega aliado con el calor, envuelto en soles abrasadores. El fuego y el sol han sido, primero, aliados de la arcilla. Pero sucede que el botijero -todo evoluciona- se dedica también a vender jarrones.

-Todavía traigo botijos, de los que hacen el agua fresca. Pero los jarrones tienen más venta.

-¿Quieres decir que el típico botijo español está en decadencia?

-No, pero con eso de los frigoríficos...

Son jarrones de formas artísticas y distintas tamaños. Jarrones decorados llamativamente, de manera que su sola presencia sirva para atraer a los clientes. El botijero, Francisco Benítez Pérez, ha venido de Extremadura. Nos muestra las maravillas que salen de la reseca tierra extremeña.

-Soy de la provincia de Badajoz.

-¿De qué pueblo?

-De Salvatierra de los Barros. Allí todos vivimos de esto.

Salvatierra de las Barros. Bien le cuadra el nombre. El botijero nos mira sonriente.

-Todo esto se hace en mi pueblo -dice- .

-¿Quieres decir que todo el pueblo vive de las botijeros?

-Pongamos que el 80 por ciento.

-¿Cuántos habitantes tiene Salvatierra de los Barros?

-Cinco mil.

Francisco Benítez Pérez nos explica que, llegando esta época del año, casi todos los jóvenes del pueblo emigran temporalmente a distintas capitales españolas para vender los botijos y los jarrones. Lo clásico es transportar la mercancía a lomos de borricos.

-El burro también es de allí.

Vino en el camión, con la mercancía.

-¿Cómo se lleva a cabo la distribución, a lo largo de la temporada?

-Montamos un pequeño almacén en una ciudad. Cuando terminamos la mercancía, viene el camión y nos deja más. Por esta zona hemos venido cinco botijeros. Por la parte de Valencia van muchos más.

-¿Cuánto vale un botijo?

-Depende.

-Pongamos el más barato y el más caro.

-Los precios oscilan entre las treinta y cinco y las sesenta pesetas.

-¿Y los jarrones?

-De cuarenta a trescientas pesetas.

-¿Tú has trabajado también como alfarero?

-No, pero todo esto lo hace mi familia. Trabajan en los tornos. Luego decoran las piezas y las meten en el fuego.

Es una industria artesana propia de Salvatierra de los Barros. Parece que un pueblo así, con este nombre, nació ya predestinado a la actividad alfarera.


Y mañana...

La calle que nunca ha cambiado de nombre

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