Malas prácticas. La agricultura intensiva lleva a cultivar enormes cantidades de vegetales en un espacio reducido. A diferencia de los métodos tradicionales, que respetaban los ciclos naturales y confiaban en el barbecho para recuperar nutrientes, ahora se confía en aplicar fertilizantes artificiales, que en muchas ocasiones no logra absorber la tierra y que terminan contaminando acuíferos. Los vegetales necesitan un número de oligominerales para poder fabricar las vitaminas que luego aprovecharemos nosotros.

Los seres humanos necesitamos, al menos, 13 vitaminas y hasta 60 minerales. Sin embargo, las carencias en los suelos debido a la mala gestión agrícola hará que, con el tiempo, sea necesario tomar suplementos vitamínicos artificiales. Si la alimentación es deficiente, se pueden producir enfermedades. En el pasado, era común que los marineros desarrollaran el escorbuto por carencias de vitamina C. En los barcos, apenas se podían consumir alimentos frescos y, para combatir la enfermedad, se optó por portar zumo de lima, que no se estropea sin refrigeración.

LAS CARENCIAS Y LAS ENFERMEDADES

>> Selenio y cáncer. Los suelos tienen suficientes cantidades de selenio pero poco a poco se están agotando. El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos ha revelado que la deficiencia de selenio en la dieta es responsable del incremento de cáncer de próstata, pulmón o estómago.

>> Cobre y corazón. Las carnes tienen cobre, esencial para nuestro organismo en la síntesis del colágeno y las paredes de venas y arterias. Sin embargo, la alimentación basada en piensos ha causado una deficiencia en los niveles de cobre, que afectan al ser humano en un corazón más débil.

>> Los pequeños minerales. El ser humano necesita otros elementos menos conocidos pero igual de necesarios. Sin cobalto no tendríamos vitamina B-12, el cromo permite a las células aprovechar la glucosa y el molibdeno y manganeso son importantes para que funcionen los sistemas enzimáticos.