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por Mariano García

El incendio de los pasos del Santo Entierro

incendio
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La Semana Santa que marcó un antes y un después en la historia de Zaragoza fue la de 1935. El advenimiento de la República había hecho que se suspendieran las procesiones tres años antes, y en ese 1935 se decidió volver a la tradición. No fue fácil, hubo todo tipo de problemas, incluso huelgas. Diez días antes del Viernes Santo, el 9 de abril...

Anoche, a las diez y cuarto, se recibió un aviso telefónico en el Parque de Bomberos, por el que se conoció que se había declarado un incendio en un local de la calle del Asalto, donde se hallan depositados los pasos de la procesión del Santo Entierro. Inmediatamente salió para el lugar del siniestro una sección, con el material correspondiente y un tanque.

Dicho local tiene su entrada por el callejón donde estaba la puerta de socios del antiguo campo de fútbol del Zaragoza. Cuando llegaron los bomberos se encontraron con que la puerta del almacén se encontraba entornada y las llamas amenazaban propagarse a la techumbre. Una vez dentro del local, vieron que uno de los pasos estaba ardiendo y que los otros se hallaban en peligro inminente de ser pasto del fuego. Los bomberos comenzaron a actuar para evitar que el incendio alcanzara mayores proporciones y, con grave riesgo de sus vidas y a costa de grandes esfuerzos, lograron apartar los pasos que se hallaban más próximos al siniestrado, al mismo tiempo que arrojaban sobre éste gran cantidad de agua.

Después de media hora de activos trabajos, consiguieron sofocar el fuego. A pesar de la rapidez con que actuaron, no pudieron evitar que uno de los pasos quedara completamente destruido y otro con desperfectos de alguna consideración. 

El incendio fue advertido por unos empleados de la fábrica de regaliz, que tienen su vivienda en la parte del edificio que da a dicho callejón. Inmediatamente avisaron por teléfono al Parque de Bomberos y a la Comisaría de Vigilancia, de donde salieron varios agentes y una patrulla de guardias  de Asalto. Los guardias dieron una batida por aquellos alrededores y practicaron algunos registros domiciliarlos, pero sin resultado satisfactorio.

Los agentes interrogaron a los vecinos de las casas inmediatas y a una familia de gitanos que se hallaba acampada en la carretera, para saber si habían visto salir del callejón a alguna persona, pero

sus manifestaciones carecieron de interés. De las investigaciones practicadas por las autoridades, se deduce que el incendio fue provocado intencionadamente. Uno de los detalles que más dicen en favor de esta suposición, es el que la puerta del almacén la encontraran abierta los bomberos. Como en ella no aparecen señales de violencia, es evidente que los autores del atentado la abrieron con una

llave falsa. Esto demuestra que el hecho estaba preparado desde hace algún tiempo. El siniestro fue advertido a las diez de la noche y, por el incremento que había alcanzado el fuego cuando llegaron los

bomberos, se deduce que los autores lo provocaron momentos antes pues, de no ser así, su importancia hubiera sido mucho mayor, ya que todos los pasos son de madera y además estaban recién pintados.

Además, cuando los bomberos entraron en el local había un fuerte olor a gasolina. El propósito de los autores fue, sin duda, evitar la salida de la procesión del Santo Entierro. Como es sabido, los pasos de la procesión del Santo Entierro son propiedad de la Hermandad de la Sangre de Cristo. Una vez sofocado el incendio, las autoridades avisaron de lo ocurrido al hermano mayor de la Hermandad, don José María García Belenguer, quien se personó a los pocos momentos en aquel lugar. El señor García Belenguer recorrió el almacén para apreciar los daños causados por el fuego, y vio que el paso destruido era el que representaba la entrada de Jesús en Jerusalén. También presentaba desperfectos de alguna consideración el del Calvario. Los demás pasos no fueron alcanzados por las llamas, pero su decoración sufrió importantes deterioros a consecuencia del agua que arrojaron sobre ellos los bomberos.

Según manifestó el señor García Belenguer, en el almacén se hallaban depositados seis pasos, pues los otros diez fueron sacados en días anteriores para prepararlos. 

El paso de la Entrada en Jerusalén fue construido hace cuarenta años y era obra del escultor señor Palau. Constaba de siete figuras perfectamente realizadas. La Hermandad adquirió la obra por cuarenta

mil pesetas. Era uno de los mejores pasos de la procesión del Santo Entierro. Su valor artístico y monumental sólo es comparable a los del Descendimiento y el Calvario. En los primeros años este paso era llevado en la procesión por veintiún hombres, pero en vista de su volumen y peso y de las dificultades que ofrecía el sacarlo, la Hermandad acordó posteriormente instalarlo sobre un chasis con ruedas.

La Policía comenzó anoche a practicar investigaciones para descubrir a los autores del atentado. Fueron realizados algunos registros domiciliarios, aunque con resultado negativo. El comisarlo jefe, don Geminiano Díez, manifestó a los periodistas que estaba suficientemente demostrado que se trataba de un incendio intencionado. Los autores -añadió- lo tenían perfectamente organizado, como lo demuestra el que tuvieran una llave del local. El señor Díez terminó diciendo que los agentes a sus órdenes trabajan activamente para detener a los autores. El suceso produjo gran indignación entre el público.

La noticia de este lamentable suceso circuló rápidamente por la ciudad, y fue muy comentada en casinos y cafés. El público reaccionó inmediatamente ante el atentado y lo condenó de manera muy enérgica. 

Con verdadera satisfacción consignamos que los bomberos actuaron en el incendio de anoche de una manera admirable y digna de los mayores elogios.  Gracias a la oportuna intervención de estos abnegados servidores de la ciudad, no fueron destruidos por el fuego los siete pasos de la procesión del Santo Entierro que se hallaban depositados en el local de la calle del Asalto. A la primera llamada acudieron con toda diligencia al lugar del siniestro y con su heroica actuación impidieron que el fuego se propagara a los otros pasos. En elogio de estos hombres sólo hay que decir que un incendio de tales proporciones lo sofocaron en media hora.

¿Qué consecuencias tendrá el siniestro? Anoche conversamos breves momentos con don José María García Belenguer, destacado miembro de la Hermandad de la Sangre de Cristo, a quien preguntamos

si tendría consecuencias el incendio en relación con la salida de la procesión del Santo Entierro. El señor García Belenguer eludió contestarnos de una manera categórica, a causa de no saber exactamente los deterioros que habían sufrido los cinco pasos que no fueron destruidos por el fuego. El señor García Belenguer dijo también que su impresión es que se trata de un incendio intencionado. Ayer, por la tarde -añadió- estuvo en el local un pintor, que es persona de toda nuestra confianza, el cual cerró la puerta al marcharse. El que la puerta estuviese abierta cuando llegaron los bomberos y la forma en que ocurrió el incendio, demuestra de manera rotunda que el hecho no fue casual.


Y mañana...

Huelga de terceroles en la procesión del Santo Entierro

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