Blog - Los desastres de la guerra

por Gervasio Sánchez

TE RECUERDO VICTOR JARA

CHILE-JARA-FUNERAL
CHILE-JARA-FUNERAL

El hombre del que vamos a hablar fue detenido el 12 de septiembre de 1973 por militares en la Universidad Técnica del Estado, trasladado al Estadio Nacional de Chile, torturado salvajemente y ejecutado “al margen de todo proceso” dos días después a las siete de la mañana.


Su cuerpo, acribillado a balazos, fue encontrado en las cercanías del Cementerio Metropolitano de Santiago y llevado al Servicio Médico Legal. Sino hubiese sido reconocido por un admirador, probablemente su nombre formaría parte de una larga lista de desaparecidos.




Se le practicó la autopsia el 18 de septiembre de 1973 a las diez de la mañana. Tres horas y media después, a las 13,30 el cortejo fúnebre formado por su viuda, que reconoció su cuerpo, y un par de acompañantes, se dirigió al cementerio para proceder a una inhumación casi clandestina. Hacia una semana que un sangriento golpe de Estado, liderado por un general cobarde, mediocre y ladrón llamado Augusto Pinochet, había acabado con el gobierno constitucional de Salvador Allende.


Se llamaba Víctor Lidio Jara Martínez, tenía 40 años de edad, medía 167 centímetros, pesaba 66 kilos, estaba casado con Joan Turner y era padre de Amanda. Era uno de los mejores cantautores de América Latina. Su nombre artístico era Víctor Jara.


La detención de uno de sus posibles asesinos a principio de este año obligó a exhumar sus restos el pasado 4 de junio. Existe un escueto pero muy gráfico informe de la autopsia de 1973. En él se determinó que la muerte se debió a “múltiples heridas de  bala”. Pero la frialdad del perito forense difícilmente puede esconder la brutalidad de los asesinos.


Dos balas le atravesaron la cabeza. La región torácica estaba sembrada por 16 orificios de entrada de bala y 12 orificios de salida de diferentes tamaños. El abdomen quedó destrozado por seis balazos. En la extremidad superior derecha hay dos heridas de bala y en las extremidades inferiores otros 18 orificios de entrada de bala y 14 de salida. La cuenta sangrienta se resume en 44 heridas de entrada y 32 de salida.   


Los restos exhumados hace seis meses “se encontraban esqueletizados, en buen estado de conservación, articulados, completos, con evidentes traumas en diversos sectores del cuerpo y un conjunto de prendas de vestir asociadas”, según explica el informe pericial antropológico. La segunda autopsia confirma que los restos “presentan múltiples fracturas óseas compatibles con traumas perimortem, ubicadas en el cráneo, columna vertebral, costillas, cintura pélvica, cintura escapular y extremidades superiores e inferiores consistentes con lesiones provocadas por acción de proyectiles de arma de fuego”.


Se identificaron una camisa, un pantalón, un calzoncillo tipo slip, un par de calcetines de media caña, un par de zapatos y una chaqueta de lana. “La materia prima, el tipo y el modelo de las prendas de las prendas masculinas se inscriben en el período décadas del '60 y 70', concordando éste con la fecha del fallecimiento de la víctima”, dice el informe. También se encontraron cinco proyectiles blindados de arma de fuego así como fragmentos de otros.


El equipo interdisciplinario de peritos conformado por arqueólogo, antropólogo, odontólogo, médico legista y genetista concluyó que los restos corresponden con un 99,9999% de probabilidad de identificación a Víctor Jara.


El autor de maravillosas canciones como Te recuerdo, Amanda fue ultimado en un vestuario de minúsculas dimensiones, de 235 cm de largo por 230 cm de ancho, al que se accede por una puerta de 84 cm desde un amplio pasillo en el Estadio Nacional, hoy rebautizado como Estadio Víctor Jara.


Los forenses plantean varias hipótesis para explicar el asesinato. Si la víctima se encontraba frente al victimario “resulta imposible de justificar todas las lesiones”. Si, en caso contrario, estaba de espaldas a él, “es posible justificar la lesión craneal que se habría producido en rangos de corta distancia teniendo en cuenta el reducido espacio de la escena y las características de la herida de entrada en la región occipital media (parte posterior del cráneo)”.


Tampoco está claro el orden de los disparos. Es posible que se hubiera producido “el disparo en la cabeza y luego todos los demás ya con la víctima en el suelo” o tampoco es descartable que “todos los disparos fueran realizados con la víctima en el suelo”.


“Creo que le dispararon a corta distancia en la parte de atrás de la cabeza y murió en el acto. Más tarde, y probablemente en otro lugar, lo ametrallaron en un intento de aparentar un enfrentamiento con la policía o por ensañamiento u odio a su persona”, me explica, de forma extraoficial, uno de los forenses participantes en el estudio de las osamentas.


Se dijo que los torturadores quebraron e incluso cortaron las manos al cantante. “No hemos encontrado lesiones en las manos. Pero hay traumas que no se justifican por impactos de bala”, aclara el forense. Pudieron golpeárselas con algún utensilio contundente durante las sesiones de tortura.


Los asesinos impidieron un funeral digno en 1973. Durante la dictadura militar algunos autores populares cantaban sus canciones más emblemáticas en los autobuses de línea de Santiago. El silencio siempre era estremecedor y puedo asegurar que nunca escuché quejarse a un solo pasajero en mis múltiples viajes a Chile desde noviembre de 1986. En su tumba siempre se renovaban las flores colocadas por manos anónimas.


Desde el jueves sus restos, guardados en el mismo ataúd en que fue enterrado hace 36 años y que ha sido restaurado por su hija Amanda, han sido velados por decenas de miles de chilenos. Esta ceremonia "no es un funeral normal", sino "un acto de amor y duelo por todos nuestros muertos y también la celebración de la vida de Víctor", reflexionó su viuda Joan Turner. Muy emocionada, dijo que sentía que el artista "vive en el corazón de su pueblo".


Víctor Jara será enterrado de nuevo hoy sábado. Pero esta vez la viuda y sus dos hijas serán acompañadas por miles de chilenos. Los responsables de su brutal asesinato no han impedido que su legado esté más vivo que nunca.

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